La carta del Papa no satisface a las víctimas irlandesas de abusos
Las asociaciones de víctimas esperaban que Benedicto XVI se disculpase por el ocultamiento de los delitos o por el hecho de que sacerdotes declarados culpables no fueran entregados a la policía, sino trasladados a otra comunidad.
Dublín/Se ha convertido en una disculpa de gran envergadura, pero desde el punto de vista de las víctimas es insuficiente: al menos eso opina Maeve Lewis de la carta pastoral del papa Benedicto XVI sobre el escándalo de abusos en la Iglesia católica de su país, Irlanda.
"Las víctimas esperaban que admitiera la humillante manera en la que fueron tratadas cuando intentaron sacar a la luz sus experiencias de abuso ante altos funcionarios eclesiásticos". Sin embargo, subrayó Lewis, apenas se ha escrito nada acerca de cómo la Iglesia católica de Irlanda ha ocultado durante décadas los abusos de miles de niños. Lewis preside la organización One in Four, una de las más importantes asociaciones de víctimas que se ocupa de investigar los casos de abusos en la Iglesia irlandesa.
Desde que a mediados de los 90 las víctimas se pronunciaron por primera vez, se abrió un abismo cada vez mayor: varios miles de niños fueron durante años víctimas de maltratos, abusos sexuales y humillaciones en Iglesias, hogares de acogida y otras instituciones. La carta del Papa se esperaba como una especie de liberación. Sin embargo, mientras los altos representantes de la Iglesia y también muchos cristianos veían en la misiva un "nuevo comienzo", otros miembros de la comunidad se sintieron decepcionados.
"La disculpa no es por el ocultamiento, sino por el abuso", dijo Andrew Madden, que en 1995 fue una de las primeras víctimas que contó a la opinión pública su caso y que procedió legalmente contra la Iglesia. "A mí nadie me tiene que decir que el abuso en la Iglesia es un delito y un pecado". Madden esperaba que el Papa se disculpase por el ocultamiento de los delitos o por el hecho de que sacerdotes declarados culpables no fueran entregados a la policía, sino trasladados a otra comunidad.
El segundo hombre más importante en la Iglesia católica irlandesa, el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, no comparte esa opinión. "El Papa reconoce el fracaso de las autoridades eclesiásticas en la forma en que lidiaron con los vergonzosos y delictivos actos", dijo. En los próximos meses la Iglesia irlandesa podría tomar algunas decisiones de peso. El Papa ha anunciado que enviará a altos representantes del Vaticano a la isla para investigar el escándalo.
Además las miradas de los creyentes están puestas en el hombre más importante de su Iglesia, el cardenal Sean Brady, que por lo visto estuvo implicado personalmente en el sistema de ocultación. Él fue supuestamente testigo de cómo dos niños víctimas de abusos fueron obligados a hacer un voto de silencio. Muchos exigen por ello desde hace semanas su retirada, mientras que otros lo aplauden en misa y consideran que su culpa ha expiado.
En cualquier caso hay mucho por discutir. La mayoría de católicos está de acuerdo con que tras la publicación de la carta del Papa las investigaciones deben continuar, sobre todo para proteger a los niños en el futuro. En una liturgia Brady dijo: "Recemos por que éste sea el comienzo de una gran época de renacimiento de la Iglesia irlandesa".
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