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Este Año Europeo del Envejecimiento Activo y la Solidaridad Intergeneracional confirma la vitalidad de los mayores españoles: el 53% inicia nuevas actividades después de los 65 y sólo el 14% tiene mala salud.

El ejercicio combate la pasividad y el aislamiento, ligados a la depresión.
Manu Mediavilla

12 de enero 2012 - 01:00

Este 2012 arranca con el sello de Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional, un doble concepto que refuerza la idea de vitalidad, capacidad y 'rentabilidad social' de las personas mayores de 65 años, que en España (ocho millones, el 17% de la población) superan ya en número a los menores de 15. Y la celebración está más que justificada, porque el empeño en "dar vida a los años" y no solo "años a la vida" está dando sus frutos, tanto en materia de salud como de participación social.

Los datos del Libro Blanco del Envejecimiento Activo, publicado hace apenas un par de meses por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), no dejan lugar a dudas sobre la pujanza de un colectivo que está aparcando la palabra vejez en el diccionario de términos en desuso. Así, superan ya el 53% quienes inician nuevas actividades después de los 65 años (en 1993 no pasaban del 9,5%), mientras el 43% expresa su deseo de participar activa e integralmente en nuestra sociedad. De hecho, un 28% pertenece a alguna organización, entre las que ocupan un papel relevante (8%) las dedicadas al voluntariado. Y a todo ello se suma su aportación clave en las tareas familiares de cuidado, reflejadas en el 70% de participación en la atención a sus nietas y nietos; todo un símbolo de solidaridad intergeneracional.

La apuesta de las personas mayores en España por unas relaciones familiares intensas (el 89% las tiene) convive con una clara determinación de mantener su autonomía (el 87% desea vivir en su casa el mayor tiempo posible). Y a esta aspiración contribuye su creciente interés por llevar una vida saludable, que se ha visto apoyado en los últimos años por las políticas públicas de sanidad y bienestar social, pero también por iniciativas no gubernamentales y del Tercer Sector no lucrativo. El resultado salta a la vista: el 45,5% declara gozar de buena salud (37% en 1993), y solo el 14,5% (24% en 1993) reconoce tener mala salud.

En ese contexto, el ejercicio físico es importante. Y también el ejercicio de la mente, y muy especialmente la formación, una actividad emergente entre las personas mayores que está compensando antiguos déficits. Aunque el 86% no pasó de los estudios primarios, al menos un 10% participa ahora en actividades educativas, y otro 14% continúa su formación de modo autodidacta. Como dato simbólico del progreso en el ámbito educativo, baste citar el alumnado de los programas universitarios para mayores, más de 30.000 personas (la edad mínima habitual suele rondar los 55 años) que peinan canas de aprendizaje, pero también de 'sabiduría vital', en medio centenar de centros de enseñanza superior.

La relación entre vida saludable, mente activa y envejecimiento activo está cada vez más avalada científicamente, y un estudio publicado el mes pasado confirma que la capacidad cognitiva de las personas mayores es mejor allí donde son más altos los niveles de educación, nutrición y salud. La investigación del Instituto Internacional para Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA, con sede en Austria) ofrece mejores resultados en ese capítulo en el norte de Europa y Estados Unidos que en México, India y China. La diferencia se atribuye a las mejores condiciones vitales desde la infancia en esas zonas más desarrolladas: mejor nutrición, más duración y calidad educativas, menos enfermedades y mayor actividad física y social.

Otros estudios con personas de edad muy avanzada, más de 90 años, también ratifican que la actividad intelectual es un factor protector del declive cognitivo. Y, a la inversa, el aislamiento y la pasividad son factores de riesgo que pueden desembocar en apatía, trastornos depresivos e incluso desnutrición.

Frente a ello, crece la conciencia social sobre la necesidad de promover el envejecimiento activo, un objetivo en el que la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología destaca el ejercicio físico, que beneficia la salud mental a la vez que la física. De ahí su programa Tu salud en marcha, en el que colabora la Obra Social Caja Madrid, que trabaja desde hace años en la misma dirección con su proyecto "Saber envejecer, prevenir la dependencia", que incluye una colección de 21 títulos.

En el ámbito andaluz, Granada será escenario el próximo lunes 16 de una Jornada sobre Envejecimiento Activo que pretende crear una Red Ciudadana para promoverlo en esa ciudad.

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