La ventana
Luis Carlos Peris
Reventa y colas para la traca final
Día Mundial del Párkinson
El párkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa con mayor incidencia a nivel mundial. Más de 7 millones de personas la padecen, 150.000 en España, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), tal y como ha recordado este 11 de abril por el Día Mundial del Párkinson, jornada en la que las instituciones se están volcando con actos de sensibilización.
Miles de investigadores trabajan diariamente en avanzar en diferentes estudios que ayuden a prevenir el párkinson, así como en mejorar la calidad de vida de los pacientes. Algunas personas, como el cantante Patricio, han podido retomar su vida con mayor normalidad, rasgando la guitarra como antaño, gracias a una avanzada intervención.
Los médicos aseguran que la colaboración de los pacientes es fundamental para impulsar su trabajo, como ocurre con el proyecto 'Diagnóstico precoz del párkinson en lágrimas' en el que participan, además del Hospital las Cruces, el Hospital Donostia, y que está previsto que culmine el próximo año, en 2023.
Elena Vecino, catedrática de Biología Celular de la Universidad del País Vasco, lidera un trabajo que ha sido publicado en la revista Proteomes, y en el que participan más facultativos españoles como el neurólogo Dr. Juan Carlos Gómez, la oftalmóloga Dra. Marta Galdós, del Hospital de Cruces, o la Dra. Arantxa Acera, Investigadora Ikerbasque. En el mismo se utilizan lágrimas de pacientes con párkinson en diferentes estadios de la enfermedad, analizando todas las proteínas que hay en la lágrima y detectando qué grupos de proteínas tienen niveles más elevados en pacientes con párkinson.
La ventaja que tendría este sistema de detección es que se trata de una prueba personalizada en la que sólo serían necesarios 5 microlitros de lágrimas del paciente, que permitiría adelantarse a los primeros síntomas de párkinson.
Entre los objetivos marcados en este evolucionado 'Proyecto Elkartek' está el de servir como método de detección precoz, algo similar a lo que ha ocurrido con los test de covid en el último año y ha logrado poner el freno a la evolución de la pandemia. Una técnica rápida y no invasiva para terminar de convertir el miedo del paciente a caer víctima del párkinson en la esperanza de que ello no derivará irremediablemente en el temblor, la rigidez, la lentitud de los movimientos y las alteraciones de la postura y de la marcha habituales.
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