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MADRID/Científicas de la Universidad de California en Riverside (Estados Unidos) están estudiando cómo funcionan a nivel molecular las populares dietas cetogénica, o keto, y de ayuno intermitente, y si ambos sexos se benefician de ellas por igual.
La idea que subyace a la dieta keto es que unos niveles bajos de hidratos de carbono y unos niveles muy altos de grasas y proteínas obligan al cuerpo a utilizar la grasa como combustible, lo que se traduce en una pérdida de peso.
El ayuno intermitente funciona según un principio similar, restringiendo la alimentación a un pequeño espacio de tiempo durante el día. Durante las horas sin comida, el cuerpo agota sus reservas de azúcar y pasa a quemar grasa. La grasa se convierte en cuerpos cetónicos que el cerebro puede utilizar como combustible.
A pesar de su popularidad, los científicos aún no han identificado los genes o proteínas que permiten que estas dietas funcionen, si es que lo hacen.
"El cambio metabólico entre el azúcar y la grasa es increíble que aún no lo entendamos. Pero si lo hacemos, podremos decir si la ceto es adecuada para usted", detalla la doctora Sarah Radi.
A través de una subvención de casi dos millones de euros de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos permitirá a Radi y a la profesora de biología celular Frances Sladek investigar ese cambio. Creen que ya tienen una idea de cómo podría funcionar.
La clave es probablemente una proteína llamada HNF4 que se encuentra en altos niveles en el hígado. Se trata de un factor de transcripción, que convierte el ADN en ARN, que luego se convierte en nuevas proteínas, y se presenta en dos formas, P1 o P2.
El equipo investigó originalmente la P2 como proteína pro-cáncer. No encontraron una relación con el cáncer, pero sí observaron que los ratones con altos niveles de P2 en sus hígados también tenían diferentes genes para el metabolismo.
También se dieron cuenta de que la P2 aparece en mayor cantidad a última hora del día, lo que podría explicar por qué los ratones no ganaban tanto peso si se restringía la hora de comer, incluso si los ratones comían demasiado.
Radi sospecha que una enzima que detecta la energía podría causar el cambio entre P1 y P2, lo que podría permitir el proceso de quemar grasa para obtener energía. "Eso es lo que intentamos demostrar", explica.
En este estudio se prestará especial atención a la forma en que los ratones machos y hembras responden a las dietas ceto y de ayuno intermitente. Algunas investigaciones sugieren que hay diferencias.
"La dieta keto no parece funcionar tan bien para las mujeres, porque metabolizamos la grasa de manera diferente y tenemos diferentes genes que se activan y desactivan en respuesta al ayuno. Pero realmente no sabemos por qué es así ni cómo sucede; eso es lo que esperamos aprender", apunta Sladek.
Independientemente de que la dieta sea eficaz para cualquier sexo, los investigadores advierten de que no hay que llevar ninguna dieta al extremo. No está claro si toda la grasa se metaboliza en una dieta cetogénica o de ayuno, o si mucha de ella simplemente se acumula en el cuerpo.
Las dietas japonesas estándar contienen un 20 por ciento de grasa, las americanas un 35 por ciento de media y las keto pueden contener hasta un 70 u 80 por ciento, lo que probablemente sea una cantidad insostenible.
"Si comes mucha grasa, a la larga te hará engordar. Si comes demasiado de cualquier cosa, te hará engordar, incluidas las zanahorias. En última instancia, lo más importante es la cantidad que comes, lo que comes y la hora del día en que comes", afirma Sladek.
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