Internet influye en el uso de genéricos
Tecnologías
Un estudio analiza el uso de la red y la percepción social de los fármacos en la opinión pública.
En España se consumen menos medicamentos genéricos que en el resto de Europa. En concreto, y según el Informe Anual sobre la Evolución de los Medicamentos Genéricos en España, solo 36 de cada 100 medicamentos que se venden en el país son de este tipo, frente a un 60% en Europa. Según la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (AESEG), el uso de estos fármacos puede reducir de forma efectiva el coste de los medicamentos entre un 40% y un 60%. La Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios de julio 2006 (LGURMPS) define un genérico como "todo medicamento que tenga la misma composición cualitativa y cuantitativa en principios activos y la misma forma farmacéutica, y cuya bioequivalencia con el medicamento de referencia haya sido demostrada por estudios adecuados de biodisponibilidad".
Estos datos, sumados al contexto de crisis económica que vive al país, harían lógico pensar en un mayor uso de fármacos sin marca, que únicamente son autorizados cuando expira la patente del medicamento fabricado en primer lugar. Sin embargo, algo falla en España para que estos porcentajes no se disparen, ni siquiera tras numerosos cambios legislativos para fomentar su uso.
Un estudio español publicado en la última edición de la revista Qualitative Social Work ofrece ahora una posible explicación a este hecho. La imagen social de los fármacos genéricos en Internet no es positiva, sino más bien todo lo contrario. "Al analizar la imagen social de los medicamentos genéricos en la Red hemos detectado una estrategia de comunicación explícita con un objetivo muy claro: generar percepciones de riesgo a su alrededor para frenar su aceptabilidad social", explica el autor principal del trabajo, Miguel del Fresno, profesor de Trabajo Social en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
Los investigadores analizaron referencias publicadas entre 2009 y 2012 en cualquier canal de internet, incluyendo medios de comunicación, blogs, foros o agregadores de noticias. Para encontrarlas usaron las siguientes palabras clave: "genéricos", "medicamentos genéricos", "fármacos genéricos", "medicamento EFG (Equivalente Farmacéutico Genérico)", "EFG" y "EFGs".
Tras un filtrado inicial, los autores se quedaron con 551 referencias en las que identificaron más de 3.500 opiniones sobre este tipo de medicamentos. Entre las falsedades que predominaban, del Fresno y el otro coautor, Antonio López, destacan "numerosas publicaciones" referidas a sus potenciales efectos nocivos sobre la salud, así como a la falta de eficacia terapéutica.
También se percibieron discriminaciones más sutiles, como el hecho de utilizar "fármacos innovadores" para denominar a los de marca, en clara oposición a los genéricos. Esta discriminación era utilizada incluso por los propios laboratorios de genéricos y los profesionales médicos, señala el estudio.
Para los autores, aunque hay un consenso claro entre la comunidad científica sobre la efectividad, equivalencia y seguridad de los genéricos tanto para su uso individual como colectivo, este consenso no es igual en la esfera social, lo que ha llevado a la normalización de una seudocontroversia. La sociología, opinan, es la que puede dar las claves de este fenómeno y ayudar a acabar con él. Así, concluyen el artículo con ciertas sugerencias para mejorar este escenario, entre las que destaca la definición de una estrategia para "mejorar la literatura científica y tecnológica e identificar los límites aceptables de la información manejable", así como conseguir que esta esté disponible en un formato inteligible que pueda ser introducido gradualmente en el grupo de referencia.
Por todo ello, los investigadores han denunciado que, a pesar de que existe un consenso "claro" en la comunidad científica en lo que se refiere a la seguridad, calidad, eficacia y bioequivalencia de estos medicamentos, no existe "unanimidad" en la esfera social, lo que permite que se esté dando una "guerra cultural basada en un seudodebate".
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