La Iglesia denuncia la "cultura de la muerte" de la "ideología de género"
El portavoz de la Conferencia Episcopal afirma que la "insólita" definición legal del matrimonio excluye toda referencia a la diferencia entre hombre y mujer
La Conferencia Episcopal Española (CEE) denunció ayer que la "ideología de género" ha supuesto la "deshumanización" del ser humano, la devaluación del matrimonio y la desprotección de la familia, imponiendo una "cultura de la muerte" a través de leyes que ponen de manifiesto que la actual es un "sociedad enferma".
Por ello, pidió una "revisión" de todas las políticas aprobadas en los últimos años y un "reenfoque" legislativo y de políticas de apoyo a la familia, que es un "capital social más importante que las finanzas".
Así se expresó el portavoz de la CEE, José Antonio Martínez Camino, en una conferencia de prensa en la que presentó el documento La verdad del amor humano. Orientaciones sobre el amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiar.
Éste denuncia que la "ideología de género" ha supuesto la "deshumanización" del ser humano, la devaluación de matrimonio y la desprotección de la familia, imponiendo una "cultura de la muerte" a través de leyes que ponen de manifiesto que la actual es una "sociedad enferma". En él, los obispos defienden el amor conyugal, el matrimonio y la familia como los únicos ámbitos en los que el ser humano se desarrolla en plenitud.
A su juicio, se establece una "insólita definición legal del matrimonio", que consideran inspirada por la ideología de género, con exclusión de toda referencia a la diferencia entre el varón y la mujer. Al tiempo, destacan que desaparecen los términos marido y mujer, esposo y esposa, padre y madre.
También advirtieron sobre las consecuencias sociales de una "cultura anclada en la llamada revolución sexual, influida por la ideología de género, presentada jurídicamente como nuevos derechos y difundida a través de la educación en los centros escolares".
Así, la CEE destacó la presencia en la legislación española de presupuestos que devalúan el matrimonio, causan la desprotección de la familia y llevan a una cultura que califican de "cultura de la muerte".
Los obispos advirtieron contra la "ideología de género", que diferencia entre sexo y género, lo que resulta en que "cada uno puede optar en cada una de las situaciones de su vida por el género que desee, independientemente de su corporeidad", una filosofía que "deriva hacia el permisivismo más radical y en última instancia hacia el nihilismo más absoluto".
Para contrarrestar los efectos de esta "ideología tan contraria a la dignidad de las personas" la Iglesia propone que los matrimonios den "testimonio de un amor humano verdadero vivido en una sexualidad integrada", e hizo una llamada a los poderes públicos, docentes, educadores y medios de comunicación para que "se recupere un lenguaje que sepa distinguir realidades, que por ser diferentes nunca pueden equipararse", como en el caso del matrimonio.
Así, pidió a los gobernantes que "no se dejen guiar por la voluntad subjetiva de grupos de presión sino que busquen el bien común de la sociedad" y que reconozcan el "papel insustituible" de los padres en la educación de sus hijos.
A preguntas de los periodistas sobre los homosexuales, Martínez Camino subrayó que este documento "no va en contra de ninguna persona ni grupo social, va en contra de ideas equivocadas".
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