La Iglesia, en busca de la vocación perdida
JMJ
Congregaciones, movimientos y asociaciones compiten por captar a los jóvenes asistentes a las JMJ.
Congregaciones, movimientos y asociaciones de fieles compiten por atraer a los miles de jóvenes que han acudido a la Feria de las vocaciones que se celebra en el Parque del Retiro con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud.
Instalados en las mismas casetas de la feria del libro, sacerdotes, monjas, misioneros y seglares pugnan por atraer la atención de los grupos de peregrinos que avanzan entre los 68 puestos montados a lo largo del Paseo de Coches. Todos reparten folletos y hojas informativas. Muchos ofrecen rosarios, caramelos o estampas. Pero sólo a algunos se les ha ocurrido regalar sombreros de paja o colocar frente a su stand la figura de una monja en tamaño natural con la cara recortada para poder hacerse a la idea y una foto de recuerdo.
"Es todo de regalo, pulserita, piruleta y un poco de información", proclama Manuel Lolo Cordero en la caseta de la Orden de San Agustín. Los que también quieran el sombrero con la insignia de los agustinos tienen que participar en un juego con las frases de los textos más conocidos del fundador. Cordero, malagueño de 26 años que prepara su proyecto de fin de carrera de Ingeniería Industrial y es monitor de la rama laica de los agustinos, explica que se trata de una "apuesta bastante fuerte por la juventud", pero una juventud "cristiana y que se quiera divertir".
Así, vende las virtudes de este nuevo movimiento que combina la oración con las actividades lúdicas y de voluntariado, que "crece a toda velocidad" y que es "bastante menos conservador" que movimientos como el Opus Dei o "los kikos" de Camino Neocatecumenal.
Un poco más allá, las Hermanas de la Caridad, reparten cientos de estampas de la Madre Teresa de Calcuta y de medallitas de la Virgen, y animan a los paseantes a trabajar como voluntarios en las casas de la orden o a participar en un "come and see" (ven y verás) un periodo de prueba para las posibles vocaciones. "La feria funciona, no sólo nos damos a conocer y la gente se interesa por nuestro trabajo, también hemos hablado con un par de chicas que buscaban su camino", explica una de las hermanas que no quiere dar su nombre.
Otro puesto está ocupado por miembros del Instituto Hesed, una orden nueva de espiritualidad carmelita creada en Brasil y que ya cuenta con un centenar de miembros, en su mayoría gente de menos de 30 años que pueden optar entre una vida contemplativa o misionera. En su puesto se venden los CD grabados por una de las fundadoras que, a golpe de pop-rock "busca atraer a gente que no está en la Iglesia y a la que le aburre la música religiosa de siempre", explica la hermana Cristiane. Esta brasileña de 45 años, que antes de ingresar en la orden trabajaba como guía turístico en Londres y Madrid y ganaba "un saco de dinero", advierte de que el grupo musical de la congregación experto en street dancing tiene previstas varias actuaciones en el escenario montado en Madrid Río con motivo de la JMJ.
Más sobrio y silencioso es el stand de Notre Dame de la Vie, un "instituto secular del carmelo" en que los miembros "viven y trabajan en el mundo real y actúan como la levadura en la masa dando fe y testimonio", explica Maite Bergasse, miembro del movimiento y directora del colegio San Luis de los Franceses, de Madrid. Bergasse atrae a los paseantes hacia su caseta gracias a una cesta llena de papelitos enrollados que contienen una frase de los escritos del fundador del movimiento como si fueran galletas de la fortuna de un restaurante chino y que "dejan muy impresionado a quienes los leen".
Entre los paseantes que van de puesto en puesto recabando información están Sofía Rodríguez y Alejandra Pomalía, estudiante de tercero de la ESO en Málaga, que por ahora no quieren ser monjas, pero andan "buscando dónde servir, dónde hacer un voluntariado bonito y con sentido", explica Sofía que ya lleva una bolsa llena de folletos.
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