Europa respalda reducir el desperdicio de alimentos un 30% en 2030
Un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial se tiran a la basura
La UE estima que el 70% de los desperdicios alimentarios provienen de los hogares y restaurantes
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Europa toma conciencia sobre el desperdicio alimentario de modo que los veintisiete países que forman parte de la Unión Europea han respaldado la propuesta de la Comisión Europea de reducir en 2030 el desperdicio de alimentos un 30% per cápita en restaurantes, supermercados y hogares; y en un 10% en la fabricación y procesado, además de responsabilizar a los productores de textiles de cubrir los costes de gestión de sus residuos.
Se trata de una posición que defenderá el Consejo en sus negociaciones con el Parlamento Europeo para dar forma al texto final, aunque la Eurocámara defendía un objetivo más ambicioso, que perseguía reducir los desperdicios hasta en un 40%.
Se tiran 1.300 toneladas anuales a nivel mundial
Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, que pertenece al Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, se define como desperdicio alimentario aquellos productos agrícolas y alimentarios descartados de la cadena alimentaria que siguen siendo perfectamente comestibles y adecuados para el consumo humano y que, a falta de posibles usos alternativos, terminan desechados como residuo.
En ese sentido, esta práctica se ha convertido en una preocupación a nivel mundial, y se trata de un hábito que sucede en distintas etapas a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde la producción primaria hasta el consumo. Por lo tanto, según este organismo gubernamental, es indispensable abordar el problema actuando en todas esas etapas, tanto en la prevención como en la reutilización de los que se generen de forma inevitable.
A nivel mundial, se estima que se desperdician alrededor de un tercio de los alimentos que se producen, es decir 1.300 toneladas anuales.
Las tasas más altas de desperdicio se sitúan en el 40–50% para tubérculos, frutas y hortalizas; 35% para pescado; 30% para cereales, y 20% para semillas oleaginosas, carne y productos lácteos.
Como medidas de prevención del desperdicio alimentario, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) está trabajando junto con los gobiernos, las organizaciones internacionales, el sector privado y la sociedad civil para crear conciencia sobre los problemas que genera e implementar acciones para abordarlos. Por otro lado, se están desarrollando políticas encaminadas a reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.
A otra escala, en la Unión Europea, se cuantifica que los niveles de desperdicio de alimentos provienen en un 70% de los hogares, los servicios de restauración y los minoristas, mientras que los sectores de producción y procesamiento de alimentos contribuyen con el 30% restante.
En ese sentido, cabe destacar que la Unión Europea, junto a los Veintisiete, tienen como objetivo la reducción del desperdicio en el horizonte 2030, así como reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de la cadenas de suministros.
Los objetivos de reducción de alimentos se calcularán en comparación con la cantidad generada en 2020, ya que fue el primer año en el que se recogieron datos sobre el desperdicio de alimentos según un método armonizado.
No obstante, los Estados miembro han introducido una disposición que les permita utilizar un año de referencia anterior a 2020 si existieran métodos adecuados de recopilación de datos a nivel nacional y ya que los datos de 2020 pueden, en algunos casos, no ser representativos debido a la pandemia de Covid-19.
Los ministros han acordado también que es necesario desarrollar factores de corrección para tener en cuenta las fluctuaciones en el turismo y los niveles de producción en el procesamiento y la fabricación de alimentos en relación con el año de referencia.
Marco nacional
En España, el Gobierno puso en marcha a principios de 2024 el proyecto de ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, que establece medidas de buenas prácticas, tanto para la administración como los distintos eslabones de la cadena, para evitar el desperdicio de alimentos.
Por ejemplo, que los establecimientos comerciales dispongan de líneas de venta de productos considerados feos, imperfectos o poco estéticos, o promover el consumo de productos de temporada, de proximidad o ecológicos.
Además, la norma anima a incentivar la venta de productos con la fecha de consumo preferente o de caducidad próxima, de acuerdo con la jerarquía de prioridades de uso. El Gobierno adoptará políticas y medidas para fomentar la adecuación de las fechas de consumo preferente a la prevención del desperdicio, para lo que se llevarán a cabo acciones formativas y divulgativas sobre la correcta interpretación de las fechas de caducidad y consumo preferente.
Por su parte, el Gobierno deberá elaborar un Plan Estratégico para la prevención y reducción de pérdidas y desperdicio alimentario. Este plan, que se revisará cada cuatro años, definirá la estrategia general contra el desperdicio alimentario, así como las orientaciones y estructura que deberán seguir las comunidades autónomas en sus actuaciones en este ámbito.
Además, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en consulta con otros ministerios relacionados con la materia, deberá elaborar un Plan Nacional de control de las pérdidas y desperdicio alimentario, que contendrá objetivos generales y prioridades para las tareas de control
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