España gasta 5 millones al año en controlar la cubierta vegetal foránea
Un estudio del CSIC cuantifica el gasto de las comunidades autónomas en la gestión de las plantas exóticas · Andalucía es la región que más fondos destina al control y reducción de las poblaciones
La presencia de variedades invasoras en los ecosistemas españoles es una realidad aborrecida por muchos profesionales del medio ambiente por el impacto que causan sobre las poblaciones autóctonas. Su control forma parte de los objetivos de los gobiernos de las diferentes regiones. En la última década, el coste de la gestión de las plantas invasoras en el país ha ascendido a 50.487.637 euros, destinados en la mayoría de los casos a su reducción. Así lo afirman Montserrat Vilà, investigadora de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), y Jara Andreu, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona, en su estudio Análisis de la gestión de plantas exóticas en los espacios naturales españoles.
La Junta de Andalucía es la administración autonómica que más fondos ha invertido en la lucha contra las invasoras (29.479.527 de euros) y dispone para ello de un plan de control específico de especies exóticas, centrado en atajar la entrada de nuevas variedades y eliminar las que se han asentado en los hábitats nativos. Después se encuentran Extremadura (6.700.000 euros), Canarias (6.336.343) y Valencia (5.085.343). La Rioja, Castilla y León, Madrid, Melilla y Navarra no registran ninguna inversión para estos asuntos.
Los procedimientos más recurrentes para el control y la erradicación de plantas alóctonas son de carácter mecánico (71%). En algunas ocasiones se combinan con herbicidas (25%) o se aplican alternativas químicas (4%).
La uña de león (especies Carpobrotus), el eucalipto (Eucaliptus) y la acacia (Acacia) son las especies más perseguidas en el territorio español. Su introducción en los ecosistemas autóctonos, mediante su uso ornamental en jardinería, restauraciones o instalaciones de acuicultura, es intencionada.
La presencia de estas plantas en los hábitats del país es perjudicial para las variedades endémicas, pero su impacto no se restringe al plano medioambiental, también tiene repercusiones en la salud humana (alergias, pinchazos o eritemas), la sociedad y la economía. No obstante, el 24% de los técnicos de los parques naturales y nacionales encuestados para la realización de este informe consideran beneficiosa su presencia. Entre las ventajas más valoradas está la ornamental que ofrecen algunas variedades foráneas como el árbol de los dioses o la hierba de la pampa; la fijación de taludes, que se consigue con la plantación de uñas de león o acacias, y la posible acción depuradora del jacinto de agua común.
Vilà y Andreu establecen en su estudio los pasos que deben tomar las administraciones para minimizar el impacto de las especies invasoras. En primer lugar, prevenir su establecimiento y posterior dispersión a través de educación ambiental, sensibilización ciudadana y control efectivo en puertos y aeropuertos. La segunda opción consiste en la detección precoz y el desarrollo de medidas legales estrictas. Para las autoras de este informe "sólo en los casos donde la prevención no es una opción, el control y la erradicación serían adecuados".
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