Educación plantea una enseñanza con menos contenidos y memorización
Reforma educativa
El Gobierno pretende alinearse con otros modelos educativos más innovadores de países como Finlandia, Escocia o Portugal
Su puesta en marcha no será antes del curso 2022-2023
Después de la aprobación de la ley Celaá, el Ministerio de Educación ha iniciado ahora la reforma del currículo académico, una pieza central del sistema educativo que abarca aquello que los alumnos estudian en la escuela y cómo debe ser evaluado. El Gobierno quiere cambiar la forma en que se aprende en la escuela y entre sus prioridades están modificar los contenidos que se enseñan en la educación obligatoria, tratando de eliminar el exceso de contenidos y la memorización, y apostar por el trabajo interdisciplinar y la creación de nuevas competencias.
El nuevo currículo pretende sustituir el modelo enciclopédico de la ‘ley Wert’ por otro basado en aplicar los conocimientos, algo que ya han hecho Portugal, Finlandia o Escocia. De este modo, todos los alumnos que acaben la educación básica en España no solo deberán conocer los conceptos y hechos de cada materia sino también saber aplicarlos para resolver problemas de la vida real.
Las propuestas de desarrollo curricular, que avanzó este martes El País, serán discutidas esta semana en una reunión entre el Ministerio de Isabel Celaá y las comunidades autónomas, competentes en educación.
El nuevo currículo descarga la excesiva cantidad de contenidos de las leyes anteriores y se centra en los aprendizajes esenciales, que de no alcanzarse sitúan a un estudiante en riesgo de exclusión social. No obstante, sigue incluyendo todos los saberes culturales relevantes, aunque no lo hace desde un enfoque meramente descriptivo y memorístico.
Ocho nuevas competencias
La propuesta describe las competencias que todo estudiante, sin excepción, debe adquirir para su desarrollo personal, empleabilidad e integración social al término de sus estudios obligatorios. Una de las grandes novedades que plantea Educación es que, frente a las asignaturas tradicionales, aparezcan ocho nuevas competencias que tendrán que ser superadas por los estudiantes, basadas en las Competencias Clave definidas por la Unión Europea y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Entre ellas están comunicación lingüística, con la que se pretende que el alumnado sepa detectar noticias falsas, y otras competencias, como la digital, la matemática, la ciudadana o la emprendedora.
Los conocimientos se componen de hechos y cifras, conceptos, ideas y teorías que apoyan la comprensión de un tema; las destrezas se definen como la habilidad para realizar procesos y usar los conocimientos existentes para obtener resultados; y las actitudes es la mentalidad y disposición para actuar o reaccionar ante las ideas, personas o las situaciones.
No obstante, el documento explica que se sigue incluyendo todos los "saberes culturales relevantes". La diferencia es que se enseñan haciendo entender la funcionalidad que han tenido "para hacer avanzar a la humanidad y el sentido que tienen para el proyecto vital y profesional de todo estudiante", evitando tener simplemente un enfoque descriptivo y memorístico.
Para lograr los objetivos, Educación apuesta también por trabajar de forma interdisciplinar, es decir, que un mismo contenido se aborde a través de varias asignaturas o materias, lo que favorece a su vez la co-docencia y el trabajo colaborativo del alumnado.
Por otro lado, en el documento sobre la estructura y componentes curriculares, el Ministerio apuesta por promover la autonomía curricular de los centros escolares, que tendrán además un tiempo del horario escolar para organizar los aprendizajes que consideren más adecuados para su alumnado.
Así, podrán adoptar "experimentaciones, innovaciones pedagógicas, programas educativos, planes de trabajo, formas de organización, normas de convivencia o ampliación del calendario escolar o del horario lectivo de ámbitos, áreas o materias, en los términos que establezcan las Administraciones educativas".
Detalla asimismo la exigencia de que las enseñanzas mínimas "requerirán el 50% de los horarios escolares para las comunidades autónomas que tengan lengua cooficial y el 60% para aquellas que no la tengan".
El borrador, en fase de consulta, pretende estar listo en verano y su puesta en marcha sería no antes del curso 2022-2023 para dar tiempo a las editoriales a adaptarse a los cambios.
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