Algunas claves sobre la pobreza y el hambre y cómo luchar contra ellos
Pobreza y Alimentación
El Día Mundial de la Alimentación (16 de octubre) y el Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza (17 de octubre) son correlativos y sus objetivos van en la misma línea
Los días 16 y 17 de octubre se celebran el Día Mundial de la Alimentación y el Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza. Se trata de dos días íntimamente relacionados y que poseen un objetivo común: concienciar sobre la verdadera situación a la que se enfrentan millones de personas diariamente que viven sin alimentos, en la indigencia, sin lo más mínimo para poder dar de comer a sus familias, etc.
De hecho, de entre los 17 objetivos marcados por la ONU para transformar nuestro mundo, los dos primeros hacen referencia a la pobreza ("poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo") y a la alimentación ("poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible").
Se trata de dos jornadas para remarcar y sensibilizar a la población de la grave situación que viven las personas que están viviendo bajo una pobreza total y absoluta, donde el hambre es el principal mal.
La enorme paradoja es que en la tierra se producen alimentos de sobra para mantener a toda la población, pero el problema es el reparto. "En un mundo caracterizado por un nivel sin precedentes de desarrollo económico, medios tecnológicos y recursos financieros, es un escándalo moral que millones de personas vivan en la extrema pobreza", tal y como se asegura en el prefacio sobre Los Principios Rectores sobre la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos de la ONU.
Según datos de la ONU, de los 6.400 millones de personas que existen hoy en día, una sexta parte (1.020 millones) pasa hambre. Cuesta creer que en la actualidad, en este mundo tan tecnológico y globalizado en que vivimos, exista una cifra de pobreza tan elevada. De hecho, se trata de una cifra similar a la de 1970, por lo que poco hemos avanzado.
Algunos datos para reflexionar
Por primera vez en la historia de la humanidad, podemos acabar con la pobreza. Solo falta la voluntad y las acciones concretas para hacerlo.
- 2.800 millones de personas, es decir, cerca de la mitad de la población mundial, viven con menos de 2 euros al día.
- 180 millones de niños en el mundo sufren desnutrición crónica. Muchos de ellos ayer comieron, en todo el día, una sopa de mijo o un cuenco de arroz, quizás igual que el día anterior, y el anterior y el anterior…
- 20 millones de niños en el mundo padecen desnutrición aguda grave. Algunos de ellos ayer no comieron y su vida está en riesgo.
- Cada año 6 millones de niños menores de 5 años mueren de desnutrición. Y cada día 30.000 niños mueren de enfermedades que hubieran podido ser evitadas
- Si en su casa llegan más de 30.000 euros al año, se encuentra en el 1% más rico de la población mundial.
Algunos gobiernos hacen esfuerzos y crean estrategias de desarrollo para garantizar que todos los hombres y mujeres tengan los mismos derechos en términos económicos. Naciones Unidas planea para 2030 fomentar la resiliencia de personas en situación de pobreza extrema y reducir su vulnerabilidad a fenómenos externos, así como implementar sistemas y medidas de protección social para todos, entre otras metas.
Si no se actúa con contundencia, el objetivo del Milenio de acabar con el hambre en el mundo y con la pobreza extrema, propuesto por la Organización de las Naciones Unidas, está muy lejos de cumplirse.
Posibles soluciones
La mayoría de la pobreza mundial se concentra en dos grandes zonas: África subsahariana y Asia meridional. Actuar localmente en el desarrollo de estas regiones supondría un gran impulso contra la pobreza.
Sin embargo, generalmente el incremento de la riqueza de un país se traduce en un incremento de la desigualdad (los ricos se hacen más ricos y el pobre más pobre). Para reducir la pobreza se requiere inversión en un área a la que se le suele prestar atención en este tipo de países: la educación. Elevar los niveles de educación de la población provocará a largo plazo una mayor igualdad y reducción de la pobreza de todo un país.
Asimismo, es fundamental que las personas tengan acceso al crédito y a otros servicios financieros o poseer propiedades como la vivienda o la tierra.
Además, hay que intentar mejoras políticas y condiciones mejores para los países más pobres y débiles y abrirles la puerta al mercado internacional.
Y en España...
Evidentemente, en nuestro país no podemos hablar de pobreza extrema, tal y como la conocemos. El acceso a la alimentación, la educación y la sanidad están prácticamente garantizados.
Sin embargo, como señala Angela Lusigi, Asesora Estratégica del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en todos los países hay desigualdades que es necesario combatir independientemente de su tamaño y su riqueza. "Muchos vivimos en países donde es posible encontrar un empleo, obtener buena educación e ir a hospitales de calidad. Sin embargo, todos los países, independientemente de su tamaño, presentan disparidades socioeconómicas y geográficas", señala Lusigi.
Tanto es así, que los datos demuestran que solamente el 1% de la población española acapara la cuarta parte de la riqueza nacional, según Oxfam Intermon, que sitúa a España como el tercer país más desigual de toda la Unión Europea y donde más ha crecido la desigualdad desde 2007.
A pesar de que la crisis ya pasó y de que la productividad ha aumentado un 6%, los salarios no se acercan a los de 2009. El sistema fiscal es también uno de los responsables de esta disparidad. Son los asalariados los que soportan el sistema: mientras que el 83% de la recaudación fiscal en 2016 provino del IVA, el IRPF y otros impuestos pagados por familias, el de sociedades aportó el 12% de la recaudación.
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