Despertar del oscuro sueño de la depresión
La apatía, el insomnio, la irritabilidad o la desesperanza definen el trastorno mental que será en 2020 la segunda enfermedad incapacitante del mundo, según la OMS
José Olivares debe mucho al ajedrez por eso decidió hacerse monitor en el 2006. Este hombre de voz tranquila, casi iluminada, tiene 66 años y en su partida de vida cuenta con 14 años sumido en la depresión. En esos años sólo la distracción del jaque mate le permitía salir del pensamiento cíclico negativo. Depresión viene del latín depressio que significa hundimiento. Un término apropiado para una enfermedad mental que en el año 2000 era la cuarta causa de incapacidad en el mundo, y de la que se espera sea en el año 2020 la segunda según la OMS. Para entonces, la incapacidad de este trastorno mental sólo estará detrás de las enfermedades isquémicas como los infartos, la insuficiencia coronaria o el accidente cerebro vascular.
Los síntomas que caracterizan a este hundimiento son "la inhibición psicomotriz, el ánimo triste o la incapacidad de disfrutar entre otros", explica el psiquiatra Manuel Conde, coordinador de la Unidad de Salud Mental Comunitaria Sur de Sevilla y responsable del grupo de implantación del proceso Ansiedad, Depresión y Somatizaciones en el área del Hospital Universitario Virgen del Rocío. En este sentido, el recuperado Olivares explica que "tus hábitos van cambiando y no te das cuenta. Las cosas de las que disfrutabas ya no te interesan. Te resulta muy difícil relacionarte porque no te apetece estar con nadie. Es como si se produjera un bloqueo total de tu vida parecido a los que se producen en un ordenador". En este contexto, Olivares define la afectación en tres sentidos, "la depresión entendida: primero, como una pérdida del sentido de la vida; segundo, como la desesperanza; y tercera, como la enfermedad del alma". Definiciones que bien comprende José Luengo de 62 años y afectado de depresión desde su juventud. "Es una enfermedad que sólo la puede entender quien la padece. Es muy dolorosa e inexplicable. Por eso, en contra de lo que se piensa cuando una persona llega a un acto tan radical como el suicidio no es por cobardía si no porque quiere acabar de una vez por todas con ese grado de desesperación".
Las causas que conllevan a una enfermedad tan existencial como ésta, donde el espíritu parece que esté chillando en silencio, pueden ser endógenas o exógenas. Las primeras tienen que ver con factores constitucionales genéticos o de la primera etapa de la vida donde se construye la personalidad. Mientras que las causas exógenas son reacciones a una situación vital de una pérdida importante como la muerte de un ser querido o el desempleo. El psiquiatra Manuel Conde, apunta que "aunque ambos factores siempre están en cualquier cuadro depresivo, por lo general las causas endógenas son más influyentes en la depresión crónica o mayor, y las exógenas en la distimia (depresión más leve en tiempo y duración con sintomas clínicos durante al menos dos años)".
En las causas exógenas que pueden conducir al trastorno hay un fuerte papel de la sociedad, como la influencia del estrés o las cuestiones de género. Sobre este último aspecto, Asunción Luque, psicóloga clínica de la Unidad de Salud Mental Comunitaria Sur del Área Virgen del Roció y profesora del curso Género y Salud Mental, explica que "mientras la depresión mayor aparece por igual en hombres y mujeres, en la distimia el porcentaje es del doble para las mujeres". Según la psicóloga esta tendencia estaría motivada porque "durante siglos a la mujer se le ha enseñado conductas basadas en la inhibición como sumisión, entrega, perfección... y al hombre conductas más expresivas". Charo Venilla tiene 65 años y hace años que padece la patología. Por lo que más sufre es por el insomnio. "Cuando tenía 16 años trabajaba toda la noche haciendo las cuentas de una oficina. Era muy buena, la que más destacaba del grupo y sobre la que delegaban más responsabilidad. Pero desde entonces no puedo dormir bien", explica Charo. A esta mujer le encanta bailar e intenta distraer su pensamiento preocupado ocupándose con amigos, ejercicio o un paseo, "es importante no quedarse en casa encerrado pues aumenta la ansiedad".
Según el Plan Andaluz de Salud Mental de Andalucía (Pisma) en el 2006 aumentó un 7,36% las personas atendidas y diagnosticadas de trastornos del humor (incluye los trastornos depresivos y el trastorno bipolar) en las unidades de salud mental comunitarias respecto a los datos de los años anteriores 2003-2006. Sin embargo, los especialistas se muestran optimistas con la remisión de los cuadros depresivos, "los abordamos con tratamientos multidisciplinares que recogen no sólo el aspecto farmacológico, si no también psicoterapéutico y social", explica Conde. Todo sea porque el paciente de depresión cure, resucite como el ave fénix de entre las cenizas: más fuerte.
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