La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Una noche también amenazada por el confort
La cercanía del fin de confinamiento total frente a la expansión del coronavirus ha llevado al Gobierno y las autoridades sanitarias a diseñar una desescalada que anticipan será dura y complicada, porque requerirá del esfuerzo de todos para mantener el "distanciamiento social" necesario para evitar nuevos brotes.
Relajar ahora las medidas de precaución podría ser una equivocación, ya que aún estamos en una fase "dura" del combate a la enfermedad, que ha entrado en un escenario de estabilización gracias a las duras restricciones impuestas en el estado de alarma, pero que aún se debe consolidar en los próximos días.
Así lo ha subrayado este miércoles en el Congreso el ministro de Sanidad, Salvador Illa, que ha reconocido que el diseño de las fases futuras es "muy complejo" al afectar a muchos vectores de la vida de los ciudadanos, como la economía y la salud, y no existen certezas sobre "qué hay que hacer ni cuándo hay que hacerlo".
Su compañero de gabinete, José Luis Ábalos, ha asegurado que el Ejecutivo irá "viendo sobre la marcha" la entrada en la nueva fase en función de los datos del estado de la pandemia en España, que hoy ha arrojado la cifra de 14.555 muertos y 146.690 contagiados.
En el horizonte está el 26 de abril, cuando finalizará la prórroga que mañana se pedirá en el Congreso, pero, según ha recalcado el ministro de Transporte, no implicará una "vuelta a la normalidad".
Lo ha hecho después de que la titular de Hacienda, María Jesús Montero, haya insistido en que "en este momento no podemos dar por hecho nada más que la prórroga, que se ha solicitado hasta el 26 de abril".
"A partir de ahí, se va a desarrollar lo que los técnicos llaman la desescalada, la forma en la que progresivamente, de forma ordenada, los ciudadanos podrán ir recuperando su vida normal, la ocupación de las calles, de las plazas, de forma muy controlada para que no haya picos inesperados de vuelta a los contagios de la enfermedad", ha explicado la portavoz.
Pero, de momento, estamos terminando la fase de confinamiento total, que es "dura" pero también "la más fácil", porque "la única circunstancia que hay que respetar es quedarse en casa y no salir de ella", ha dicho el director del Centro de Coordinación de Emergencias y Alertas Sanitarias, Fernando Simón.
Lo más "difícil" viene ahora, porque "va a ser más complicado el conseguir que mantenga la tensión y las normas de distanciamiento adecuadas". "Tenemos que ser mucho mas conscientes de cada uno de nuestros actos en esta segunda fase para evitar un repunte de la epidemia" e impedir que nuestro sistema sanitario vuelva a estar bajo la presión de estas últimas semanas, ha avisado.
Comunidades como la del País Vasco han elaborado ya su propio plan para volver a la normalidad con medidas en los ámbitos sanitario, educativo, económico, social y cultural, después de que el programa nacional de recuperación propugne que se deben tener en cuenta las especificidades de las autonomías.
En Cataluña y Castilla y León apuestan por ampliar el confinamiento total, y el Govern ha llegado a sugerir una espera de 14 días de caída sostenida de contagios y muertes; mientras, el Gobierno valenciano buscará, si esta semana los datos son favorables, el inicio de la transición que no tiene por qué ser homogéneo.
Baleares quiere que el Gobierno estudie "posibilidades de desconfinamiento diferentes" para las islas dada la baja incidencia de la pandemia, y Canarias aboga por su propio plan de desescalada, adaptado a sus peculiaridades territoriales.
Desde el Gobierno extremeño quieren una relajación escalonada de las medidas del estado de alarma, pero siempre atendiendo a los criterios epidemiológicos para evitar "pasos atrás", y lo mismo opina Asturias, donde son partidarios de retomar cierta actividad económica, pero siempre garantizando la seguridad de los trabajadores.
Temas relacionados
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios