¿Con qué ruta me estreno en el Camino de Santiago?

Una indicación da ánimos a los peregrinos a la salida de Tuy / Emilio J. De Los Santos

Una pregunta interesante y puede que muy personal también. Los motivos que mueven a los peregrinos son muy variados: hay quien va por pura devoción y está dispuesto a sufrir; unos sólo pretenden hacer turismo y pasarlos bien; otros prefieren disfrutar de unos días de desconexión y meditar; también los hay que consideran esto un reto deportivo... La preparación de cada senderista y el tiempo del que disponen son importantes también a la hora de decidir cómo estrenarse en el Camino de Santiago.

Partiremos de la idea de que la persona interesada nunca ha acometido una aventura similar y que tiene una preparación física dentro de la media. Además, vamos a considerar también que cuenta con un máximo de dos semanas de vacaciones para esto.

1. Camino Francés desde Ponferrada

El monasterio de Samos. / Emilio J. de los Santos

En total, son unas ocho jornadas con una distancia de unos 190 kilómetros. La razón de recomendarla en primer lugar es porque da una idea bastante fiel de lo que es el Camino de Santiago Francés: permitirá al interesado conocer la hospitalidad leonesa antes de entrar en Galicia y, hasta cierto punto, disfrutar de un par de jornadas sin excesiva masificación.

Ponferrada es una ciudad con muchos servicios y bastantes posibilidades de hospedaje. Si el enorme albergue principal, el de San Nicolás de Flüe, llena sus 142 plazas, siempre hay más alternativas en la ciudad.

Castillo de Ponferrada / Emilio J. de los Santos

La primera etapa entre Ponferrada y Villafranca del Bierzo es muy asequible. Realmente se trata de una jornada de respiro para los peregrinos que acaban de bajar desde Foncebadón. Para el que comienza es un calentamiento. Tiene un trazado de unos 24 kilómetros con pocos repechos y bastante urbana. No faltarán los servicios. Villafranca es otra localidad con muchas camas y con bastantes actividades donde distraerse. Tiene hasta una playa fluvial.

El reto comienza realmente en el segundo día: Villafranca del Bierzo-O Cebreiro. Con sus 27 kilómetros es una etapa larga y exigente con un final muy duro: la Cuesta de La Faba. Un obstáculo que puede que a muchos se le atragante. El truco está en dividirla en dos tramos o en alargar algo más la etapa del día previo. Con todo, la experiencia tiene una recompensa inolvidable. La aldea de O Cebrero es una maravilla y completar este reto de subir hasta ella motivará al peregrino.

Ganado junto a la bajada a Triacastela. / Emilio J. de los Santos

Tras subir, toca bajar. Pasado el repecho del Alto del Poio, comienza un largo descenso por una paisaje muy bucólico hasta Triacastela. Pasada esta localidad se le da al peregrino dos alternativas: San Xil o Samos. Recomendamos que se tome la bifurcación a la segunda opción para admirar su bonito monasterio.

Sarria marca más o menos límite de los 100 kilómetros exigidos para recibir la Compostela. A partir de aquí, la afluencia de romeros es importante y puede que hasta chocante al que se haya acostumbrado a la relativa tranquilidad previa. Ahora el Camino avanza por etapas típicas gallegas con muchas aldeas y detalles curiosos. Los perfiles serán muy ondulados con los famosos tramos rompepiernas (subidas y bajadas abruptas pero cortas) o sus corredoiras (senderos serpenteantes y rápidos enclavados dentro de una densa vegetación y delimitados por muretes).

Quien complete esta propuesta se irá a casa con la sensación de haber superado un reto y de haber conocido bastante del Camino de Santiago. Puede que algunos le cojan manía a esto, pero seguro que la mayoría repite.

2. Camino Inglés desde Ferrol

La ría de Ferrol. / Marta Vázquez

Se trata de una opción aún más asequible que la anterior. Son 112 kilómetros por un recorrido que viene a ser una demo de lo que son los otros caminos mayores. Tiene de todo: costa, bosque, alguna que otra subida que quita el aliento o tramos en arcenes.

Cuenta con un patrimonio muy interesante, con localidades tan bonitas como Betanzos, Pontedeume o Miño.

El caso es que en cinco jornadas se puede completar sin mayores contratiempos. Uno de los aspectos más destacados es que no comparte tramos con el Camino Francés, por lo que suele estar más tranquilo. Además cuenta con muchos servicios y su señalización es muy buena.

Hermosas playas entre Muxía y Finisterre. / Emilio J. de los Santos

No recomendamos partir de La Coruña porque desde esta ciudad la distancia es de 72 kilómetros y no alcanza el mínimo de 100 para recibir la Compostela. De todas formas, es una opción más si el certificado da igual.

¿Te has quedado con ganas de más? Si te ha sabido a poco (cosa que suele pasar), siempre se puede recurrir al epílogo de Santiago a Finisterre y Muxía. Sumarían al total unas cuatro jornadas más y la llegada a ambas localidades merece la pena.

3. Camino Portugués desde Tuy

Puente sobre la Ría de Vigo / Emilio J. de los Santos

Es el segundo trayecto más transitado después del Francés. Tuy es un punto de partida ideal, ya que tiene alojamientos de sobra y oferta turística abundante. Esta ruta tiene una distancia de unos 118 kilómetros en unas seis etapas.

El Camino Portugués comienza acompañando las Rías Bajas de Vigo y Pontevedra, brindado unos paisajes realmente espectaculares. Se irá cerca del agua, pero nunca se alcanzará la costa, salvo que el peregrino invierta un día más y decida tomar la Variante Espiritual. En este caso se aproximará a la Ría de Arousa.

Catedral de Santa María de Tuy / Emilio J. de los Santos

El camino tradicional pasa por Caldas de Reis, con sus aguas termales en alguna fuente de la localidad, o Padrón, un municipio cargado de historia y tradición jacobea.

Antes de llegar a Caldas de Reis, merece la pena tomar un pequeño desvío y visitar la cascadas de Barosa. A pocos kilómetros del trazado, brindarán unas bellas estampas.

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