Bergoglio señala la senda de la austeridad

El Papa argentino imprime su estilo personal desde el primer momento: renuncia al coche oficial y paga la cuenta de la residencia en la que se hospedó en los días previos al cónclave para sorpresa de la recepción.

Foto: EFE
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Carlos Navarro Antolín (Enviado Especial)

14 de marzo 2013 - 17:43

SIN lujos, sin comodidades extra y sin la más mínima ostentación. Jorge Mario Bergoglio se levantó Papa en una Roma sin lluvia, se fue en un coche de la gendarmería vaticana a rezar a la basílica de Santa María la Mayor, saludó a los niños de un colegio que le vieron por la calle y, antes de regresar al Vaticano, acudió personalmente a la residencia donde se hospedaba en los días previos al cónclave (la Casa Internacional del Clero) para recoger sus pertenencias y pagar la cuenta.

El Papa pagó ante la sorpresa de los responsables de la recepción. La noche anterior telefoneó al Papa emérito, Benedicto XVI, y después cenó con los cardenales a los que dirigió unas palabras con un remate singular: "Dios les perdone por lo que han hecho". El argentino que ha llegado a Papa imprimió su estilo personal al cargo desde el primer minuto, renunciando al coche oficial que tiene asignado con el número uno de matrícula en el parque móvil de la Santa Sede como declinó desplazarse de la basílica de San Pedro a la Casa de Santa Marta en su coche para hacerlo en el autobús en el que llegó con los demás cardenales, o como quiso aparecer sin oropeles en el balcón principal de San Pedro: solo con la sotana blanca y la esclavina blanca.

Tal es su estilo que el portavoz oficial, padre Lombardi, ya ha admitido que los servicios de seguridad tendrán que adaptarse a su forma de ejercer el ministerio.

Todo apunta a un Papa del estilo de Juan Pablo II, al que citó el portavoz; como todo apunta a un Papa viajero, como presagia el cardenal Amigo. Un Papa de estilo directo y sin sofisticaciones, que ayer quiso saludar a todo el cabildo de la basílica, al personal de su residencia y a los trabajadores del Vaticano. Unas primeras horas en la que ha dejado marcado su estilo personal: la austeridad absoluta como sello y el alejamiento de la ostentación como norma. Un Papa austero para un mundo en crisis.

Quiso Bergoglio hacer su primera salida de Ciudad del Vaticano para rezar ante la Virgen en la Basílica de Santa María la Mayor, la que está en El Esquilino, al final de la vía Sixtina, una de las cinco basílicas romanas que son cita obligada para los peregrinos, donde está enterrado Bernini y donde existe una estatua de Felipe IV. Allí llegó el Papa, se arrodilló, oró diez minutos de rodillas y depositó flores a los pies de la Madonna. Fue recibido y estuvo acompañado en todo momento por el arcipreste del templo, el cardenal español Santos Abril. En este templo ofició su primera misa del Gallo nada menos que San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, y está enterrado San Pío V.

Nadie aclara si la elección del nombre es por San Francisco Javier, por San Francisco de Asís (la opción más segura) o incluso por San Francisco de Borja. "Es un nombre de gran sabor evangélico", sin más precisiones. Sí ha quedado claro que es Francisco sin necesidad del ordinal. El padre Lombardi quiso sacar punta al retorno de Bergoglio a su residencia para recoger el equipaje: "Es la prueba de que tenía pensado el regreso, no quedarse en Roma. Y ha pagado la cuenta para dar ejemplo".

No harán falta muchos preparativos para que el Papa habite pronto en los apartamentos pontificios, pues se encuentran en muy buen estado de conservación. La estancia en la Casa de Santa Marta se presume muy breve. Para hoy está prevista una audiencia en la Sala Clementina con el colegio cardenalicio al completo, tanto los 114 electores como los mayores de 80 años. "Será todo en un ambiente muy familiar", anunció Lombardi. Y el sábado será el encuentro con los periodistas en el colosal Aula Pablo VI . El domingo rezar el primer Ángelus, el martes será la misa solemne de entronización y el miércoles mantendrá una audiencia con los delegados de otras confesiones cristianas, por lo que la primera audiencia general tendrá que esperar.

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