Artrosis, el signo de envejecimiento que no se puede curar pero sí retrasar

No hay todavía remedio para el desgaste de las articulaciones, pero diversas terapias físicas y nutricionales ayudan a ralentizar su aparición y su impacto en la calidad de vida

Desde la traumatología y la fisioterapia se trata de introducir la cultura del cuidado articular.
Desde la traumatología y la fisioterapia se trata de introducir la cultura del cuidado articular.
Ainhoa Iriberri Madrid

17 de enero 2015 - 01:00

Encontrar el remedio para la artrosis sería algo parecido a hallar la fuente de la eterna juventud. El desgaste de las articulaciones es uno de los signos más claros del envejecimiento y uno de los que más impactan a la calidad de vida. En la actualidad, traumatólogos y fisioterapeutas tratan de introducir la cultural del cuidado articular. El mensaje: aunque no se puede prevenir ni curar, la artrosis puede retrasarse y tener menos impacto en la calidad de vida con una serie de medidas.

Ángel Villamor, director médico de la Clínica iQtra Medicina, explica que actualmente se es más consciente de que "se puede de alguna manera retrasar o mejorar este proceso para hacerlo más cómodo y llevadero" y de ahí la apuesta de su centro con la creación de la nueva Unidad de Medicina Preservadora de las Articulaciones.

Sin embargo, las medidas para conseguirlo no pasan necesariamente por visitar al especialista. "Nuestro reto actualmente está enfocado a poder educar a todo el que por ello se interese para que, por iniciativa propia, pueda tomar medidas efectivas para este propósito. Lo más importante es conocer tu cuerpo", explica el prestigioso traumatólogo.

Los hábitos personales que pueden dilatar esta "consecuencia inevitable" del envejecimiento de las articulaciones son válidos para mantener también a raya a otras dolencias. El primero, mantener el peso corporal adecuado, pero no basta que esto se debe a la genética o a una correcta alimentación: el ejercicio también juega un papel clave en el retraso de la artrosis. Se trata de llevar a cabo "actividad física no violenta o agresiva y estiramientos, así como dietas con elementos necesarios para la nutrición articular". Esto incluiría suplementos nutricionales o vitaminas específicas que, eso sí, han de ser recetadas por un especialista.

Otras medidas conservadoras para retrasar la aparición de la artrosis consisten en la administración de medicación condoprotectora, aplicar métodos de corrección postural y, en casos en que ya se empieza a manifesta el desgaste articular, herramientas como las infiltraciones intra-articulares de medicación o bajo control radiológico y/o ecoguiadas), las infiltraciones intra-articulares de plasma rico en factores de crecimiento y un protocolo específico y personalizado de fisioterapia, así como el estudio y corrección de la marcha biomecánica o la práctica de gimnasia en el agua.

Aunque la artrosis se asocia al envejecimiento, Villamor advierte de que comienza mucho antes. En torno a los 40 años, hay que empezar a estar alerta. "Creemos que aún es necesario consultar especialistas que nos puedan asesorar antes de comenzar a notar síntomas de dolor articular o de limitación funcional. El momento en que debemos solicitar ayuda depende de la actividad física que desarrollemos en la vida y la carga genética en cuanto a tendencia familiar a la artrosis pero, por lo general, en torno a los cuarenta es cuando deberíamos comenzar a ocuparnos", resume el traumatólogo.

En la mayoría de las ocasiones, la solución final de la artrosis pasará por la sustitución de la articulación afectada por una prótesis pero, como señala el experto, existen alternativas quirúrgicas que también pueden retrasar el paso por el quirófano.

stats