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Arte y estrés postraumático

salud mental

El Hospital Universitario Valle de Hebrón de Barcelona y el Museo Nacional de Arte de Cataluña presentan una iniciativa pionera

Las terapias intentan que el análisis de una obra sirva de estímulo para favorecer la expresión emocional / M. G.
Javier Granda Revilla

16 de febrero 2019 - 02:35

¿Cómo puede ayudar el arte en el tratamiento y en la curación de algunas enfermedades? El Hospital Universitario Valle de Hebrón de Barcelona y el Museo Nacional de Arte de Cataluña han presentado esta semana una iniciativa pionera que explorará este campo.

"Abrimos las puertas del hospital y nos vamos con los pacientes a hacer tratamientos al museo", ha resumido el doctor Josep Antoni Ramos-Quiroga, jefe del servicio de Psiquiatría del centro. En una primera tanda, se hará un estudio con 15 mujeres de diferentes orígenes culturales -algunas refugiadas- que hayan sufrido factores traumáticos complejos y, que, en la actualidad, estén sufriendo trastorno por estrés post-traumático. El objetivo es conseguir datos que confirmen que este enfoque es útil.

"Abrimos las puertas del hospital y nos vamos con los pacientes al museo"

"Hemos ideado un tipo de tratamiento grupal con dos psicólogos de nuestro equipo y con educadores del museo. Las terapias se hacen alrededor de una obra de arte, intentando que la obra sirva de estímulo: al comentarla, se extraen las emociones y se hace una mejor narrativa de todo lo que implica tanto el estrés post-traumático, como el trauma que han sufrido las mujeres", explica el experto, que también es profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Además, la intención es socializar a las mujeres entre ellas y no se aíslen "y que acudan a un museo, un lugar que representa uno de los mayores bienes de una sociedad. Esperamos que las mujeres ganen en resiliencia y en capacidad para llevar el día a día".

En la actualidad, se están seleccionando las obras que se van a comentar. La idea es que sean obras de arte "neutras" para que las pacientes se sientan confortables "y tengan la percepción del museo como el de un lugar de recogimiento y de tranquilidad". Posteriormente, se les mostrarán obras que intenten provocar emociones.

"Sabemos que hay experiencias previas similares que usan los museos para mejorar la calidad de vida o los síntomas de pacientes con depresión o con enfermedad de Alzheimer. También muchos museos se han adaptado a las características de los pacientes, para que cuando ellos los visiten sean muchos más confortables. Pero faltan muchas evidencias científicas, con estudios clínicos aleatorizados respecto a los beneficios de incluir el arte en la terapia", subraya el experto.

Por este motivo, se pondrá en marcha en estudio que comparará dos grupos de mujeres: uno de 15, que realizará el tratamiento habitual en el hospital, y otro de otras 15 que acudirá al museo y recibirá tratamiento psicológico. En total, analizarán 10 cuadros, uno por semana, en sesiones de dos horas de duración. Las visitas comenzarán a finales del mes de abril o primeros de mayo.

En cuanto al origen de la metodología que se va a utilizar, parte de los tratamientos psicológicos de estrés post-traumático que recibían los veteranos de guerra estadounidenses. El enfoque ha sido adaptado a la realidad española, con el análisis y el comentario de los cuadros. "El arte sirve para que surjan mejor las emociones, se puedan tratar mejor y se pueda hacer una mejor narrativa del trauma que existe", resume.

Ramos Quiroga explica que la dirección del Museo Nacional de Arte de Cataluña quiere impulsar la función social de la pinacoteca. "Pueden tener una función social, integradora, con personas que han sufrido traumas complejos. Y que nos ayuden a manejar mejor las situaciones que tienen las personas. De hecho, queremos que a posteriori el museo sirva de espacio para que cualquiera pueda manejar su ansiedad y encontrar descanso; intentaremos generar ese vínculo. Y, con los resultados que obtengamos en el estudio, queremos generar evidencia que nos permita ampliarlo a otros museos y otros espacios comunitarios. Y a otros trastornos como el autismo o el TDAH", concluye.

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