Una vieja rencilla a la que no faltó Osasuna
Sevilla-Alavés
La rivalidad con el Alavés del primer año en Primera motivó que la afición de El Sadar celebrara una derrota ante los vitorianos que dejó al Sevilla fuera de Europa.
Caparrós y Gallardo, protagonistas directos de aquellas ‘guerras’.
El Alavés, que mañana visita el Sánchez-Pizjuán como un rival directo de los sevillistas, no ha vuelto a Europa desde entonces. Dejó de ser un adversario para un club que creció y creció hasta llenar las vitrinas de plata continental. El vitoriano, de hecho, bajó a Segunda la temporada siguiente y se metió en una oscura espiral de inversiones extranjeras, con Piterman como uno de los experimentos pioneros de la que le costó años salir.
Pero ahora el Alavés vuelve a amenazar la plaza europea que quiere el Sevilla de Caparrós y ello trae al recuerdo las viejas rencillas que ambos clubes protagonizaron a principios del siglo XX, con su cénit en la temporada 01-02, la del regreso del Sevilla a la élite con Roberto Alés en la presidencia, Monchi iniciando su espectacular carrera en los despachos y el racial entrenador utrerano en el banquillo. Y surgió una rivalidad tan grande que hizo que aquel Sevilla del primer año de Javi Navarro, de Gallardo y de un emergente José Antonio Reyes se quedara fuera de la Copa de la UEFA por un punto y por el hermanamiento que Osasuna y Alavés protagonizaron en la última jornada, en la que el conjunto de José Manuel Esnal, Mané, necesitaba un triunfo para superar por un punto en la tabla al Sevilla y clasificarse como séptimo. Osasuna, otro gran enemigo en aquella época en la que el Sevilla acababa de salir de los avernos, había logrado la permanencia semanas antes y no se jugaba nada, facilitó el triunfo de sus vecinos norteños en un estadio El Sadar que incluso coreaba los pases de los jugadores visitantes.
“El Sadar vitorea al Alavés europeo”, titulaba el diario El País aquel 12 de mayo de 2002 en una crónica que reflejaba fielmente lo ocurrido: “El público de Pamplona se inclinó mayoritariamente por el Alavés en sus preferencias para el puesto que quedaba vacante en la Copa de la UEFA, y llegó a silbar a sus jugadores cuando se acercaban al gol”. El único tanto de aquel encuentro ganado por el Alavés por 0-1 fue obra de Carmona en el minuto 36. Durante la semana ya se había especulado con tal posibilidad debido a la gran animadversión que el equipo sevillista levantó en la afición y el cuadro rojillo. La misma crónica de El País recordaba que Miguel Ántel Lotina, técnico local, había aclarado para evitar suspicacias que su equipo tenía una prima de cinco millones de pesetas por ganar al Alavés.
La rivalidad con Osasuna fue si cabe más encarnizada. Se vivieron esos años momentos muy tensos, con dos entrenadores, Caparrós y Javier Aguirre, picados en la banda, con una eliminatoria de Copa en la nieve célebre y un duelo en el Sánchez-Pizjuán en el que hubo de todo entre Pablo Alfaro y Webo y en el que un gol de Baptista iniciaba el primer camino a Europa.
Todo ello a la afición sevillista que tanto ha disfrutado después le suena a prehistoria, pero puso la primera piedra de los títulos que posteriormente vinieron.
Curiosamente, el Alavés con ello cerraba su sueño europeo. La afición vitoriana acababa de vivir la proeza de llegar la temporada anterior a la final de la UEFA, un duelo histórico con el Liverpool que acabó con un 5-4 para los ingleses en la prórroga. La clasificación europea que logró con aquel enjuague en Pamplona supone la última presencia continental de los blanquiazules. En su idea de dar un paso más, fichó ese verano a Dutruel, a Abelardo (ahora su entrenador) y a Luis Helguera, pero la temporada fue un fracaso. En la UEFA fue eliminado en segunda ronda por el Besiktas turco y al final cayó a Segunda División, lo que muchos sevillistas tildaron de “un castigo” por la afrenta y las guerras protagonizadas en contra del Sevilla.
Porque no sólo fue ese partido en El Sadar. Sevilla y Alavés libraron batallas que no olvidarán jugadores como Paco Gallardo, hoy en el cuerpo técnico de Caparrós. La visita aquella Liga 01-02 a Mendizorroza fue productiva en el resultado, ya que los aquel día de rojo vencieron con un gol de Casquero. Pero el partido fue muy duro, con Coloccini y Llorens especialmente agresivos con Gallardo, quien acabó llorando en el césped y sacado como un fardo fuera del terreno de juego por el meta Martín Herrera, imagen que acompaña este texto.
Han pasado muchos años y las tornas han cambiado, pues la gloria europea se la llevó el Sevilla, con cinco títulos, uno más con la Supercopa y participaciones en la Champions, pero lo que sí vuelve a ser igual que hace 17 años es que el Alavés se ha convertido en un rival directo.
Las lágrimas de Gallardo y el plantillazo por detrás de Coloccini
Si un jugador sufrió en sus carnes la dureza de aquel Alavés en las batallas en que se convertían los enfrentamientos con los nervionenses fue Paco Gallardo. Este año mano derecha de Caparrós, primero en los despachos y luego en el cuerpo técnico, el de Bellavista fue objeto de entradas muy duras en la visita a Mendizorroza el 16 de diciembre de 2002. Recibió un fortísimo plantillazo por detrás de Coloccini (aún hoy juega en San Lorenzo de Almagro), que le clavó los tacos en el tendón de Aquiles, y más de una entrada fea también de Llorens. En una de ellas quedó tendido en el suelo y fue cogido en volandas por Martín Herrera para sacarlo del campo, una escena con el jugador llorando que ilustraba la impotencia del Sevilla. A todo esto, Caparrós se desesperaba en la banda también con las decisiones del extremo.
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