Opinión
Eduardo Florido
El estancamiento retórico de García Pimienta
Todo salió en Nervión. El día en el que el Sevilla selló su permanencia matemáticamente, el equipo de Quique Sánchez Flores se olvidó de los demonios y fantasmas de una decepcionante temporada y dio rienda suelta a la libertad ofensiva.
Con un cambio de sistema cada vez que recuperaba el balón, dando más alas a las bandas gracias a Lucas Ocampos y Kike Salas, y mediante un clínic de Lucien Agoumé, los nervionenses superaron con muchas creces a un Granada con muchas dificultades para meterse en el partido.
En definitiva, un juego más alegre que, esta vez sí, le devolvió la sonrisa al sevillismo.
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