La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
Sevilla FC
Había sido el gran logro de Quique Sánchez Flores, acabar con la sangría que provocaba el descontrol de los partidos y tener un equipo muy largo –con defensores en su mayoría lentos– que se llevó por delante a varios entrenadores en el momento en que se fueron Koundé y Diego Carlos. Lo sufrió primero Lopetegui y no fueron capaces de arreglarlo Sampaoli, Mendilibar ni por supuesto Diego Alonso.
El sustituto de éste, bajo el modelo de una zaga más arropada con tres centrales y dos laterales en defensa, logró convertir al Sevilla en un equipo más cohesionado que empezó a lograr resultados y a acabar partidos con la portería a cero. Pero llegó la cita en Almería y volvió desprotegerse, algo que no se llegó a entender además teniendo enfrente al colista, un equipo que no había ganado ningún partido y que estuvo a punto de hacerlo por primera vez frente a los nervionenses.
Febrero había sido el mes mágico bajo la base de armar un sistema defensivo con las piezas muy juntas
En la primera parte hubo demasiado ida y vuelta y en el 2-2 la defensa estaba excesivamente basculada
El propio Quique se quejó en la sala de prensa del Power Horse Stadium de que el equipo se había abierto demasiado, en particular en el gol del empate, una jugada que fue un jarro de agua fría para todo el sevillismo después de la gran alegría de la remontada. Y todo llegó cuando, a falta de dos minutos para que se cumplieran los 7 de descuento marcados por De Burgos Bengoetxea, Soumaré hizo una mala entrega a Ocampos imaginando un desmarque que éste no hizo. El balón acabó fuera de banda favorable al Almería en el costado derecho, en el ala que ocupaba el argentino. Y en un ataque no muy rápido, los de Quique permitieron que el rival avanzara, cruzara todo el campo y ejecutara un centro desde el costado opuesto, haciendo que la defensa del Sevilla basculara erróneamente. El primero que se equivocó fue Sergio Ramos, yendo sin control a la zona de lateral izquierdo, donde Sergio Arribas ejecutó un centro que cogió a toda la defensa muy basculada. Ocampos entonó el mea culpa y dijo que podía haber hecho algo más acudiendo antes al centro del área, donde remataba Marezi. “Pensé que estaban los centrales. Es verdad que tengo que cerrar más y el delantero remata bien”, confesó. Por exigirse, es verdad que por su posición de carrilero podía haber estado antes en esa zona que ocupaba sólo Badé, pero no era el principal culpable.
Quique se quejaba de esa jugada. “La defensa no tenía que haberse abierto tanto”, decía en referencia a esa basculación excesiva. En insistía en ello: “Hubo demasiados espacios. El resultado obedece a que jugamos mucho a campo abierto. Hay que dominar los partidos sin abrir tantos espacios ni nuestra defensa. Se corrió mucho y por eso con la presencia de Gudelj minimizamos sus opciones (las del rival)”.
Pero al margen de esa jugada, el Sevilla estuvo muy a merced de las transiciones y eso es lo que tiene que evitar a toda costa. Particularmente en la primera parte, el partido se volvió loco y se convirtió en un correcalles del que el Almería no sacó mayor tajada porque no estuvo acertado. Jonathan Viera se plantó dos veces solo ante Nyland en situaciones que recordaban al Sevilla anterior al mes de febrero que marcó la mejoría de los blancos.
Soumaré, un jugador que está creciendo y que hizo un gran partido con un gran despliegue físico, tampoco demuestra ser el idóneo para jugar solo por delante de la defensa, pues hay veces que deja vacía una zona clave si hay muchos metros entre las piezas del equipo.
Y ahí ya los defensas se ven más vulnerables en los duelos y aparecen los errores en los pases... La clave está en un mayor apoyo de los interiores o que Agoumé se recupere, pueda ayudar en esa faceta y pueda volver el Sevilla sólido.
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