La velocidad, un don poco aprovechado
Con la incógnita de con qué armas irá al derbi, el Sevilla tiene jugadores para hacer más daño al contraataque de lo que lo ha hecho hasta ahora
Rakitic y Koundé, el reencuentro de dos iconos sevillistas en Split

De alguna manera la forma en la que García Pimienta plantee su estrategia de partido en el derbi del próximo 30 de marzo es una de las incógnitas de la imagen que pueda dar el Sevilla en su comparecencia en el Benito Villamarín, ya que los nervionenses en sus salidas han sido capaces de lo mejor y también de lo peor en la presente temporada.
¿Será el conjunto sevillista un equipo rápido y vertical como lo fue en el Reale Arena, donde esa velocidad al contraataque la combinó con una excelente solidez del bloque en defensa? ¿O aparecerá por el contrario esa versión del Sevilla que quiere la pelota, que la arriesga en la zona de iniciación con mucho toque entre Nyland y los centrales y que al final muere en zona de tres cuartos sin automatismos con los que sorprender?
El Sevilla tiene como una de sus virtudes la velocidad de sus hombres de ataque y en principio cabe esperar que un rival como el Betis, que parte como favorito por sus últimos resultados y por la calidad de sus hombres, tenga la iniciativa y se lance al ataque a encerrar a los sevillistas en su área. Ello querrá decir que aparecerán espacios en terreno verdiblanco que los de García Pimienta podrían aprovechar cuando recuperen el balón si son capaces de llevarlo rápido a campo abierto.
El entrenador barcelonés es reacio, por su ideario de fútbol, a ese concepto del juego. Supondría para él traicionar su modelo, pero la obligación de un director de equipo es sacar el máximo partido de los futbolistas con los que cuenta. Y el Sevilla García Pimienta tiene mucha chispa del centro del campo hacia delante, como pudo verse en el partido ante la Real Sociedad que decidió precisamente una contra resuelta por Ejuke tras un robo de Isaac y una prolongación de Saúl. Además, este Sevilla cuenta con un lanzador de lujo para estas jugadas, el meta Nyland, un gran asistente con su excelente golpeo en largo con ambas piernas. Quique Sánchez Flores supo explotarlo la temporada pasada. Pimienta no tanto.
Jugadores como Lukébakio, el propio Isaac, que irrumpió en la élite con dos grandes especialidades en su juego, el trabajo incansable en la presión y su inteligencia en tirar los desmarques; las apariciones de Juanlu desde atrás, tanto por dentro como por fuera; las subidas por la izquierda de Pedrosa, que es más un extremo que un lateral... o el mismo Akor Adams, del que todavía nada se sabe futbolísticamente en clave sevillista pero que en Noruega y en Francia se destacó por su potencia en carrera por zancada y resistencia. ¿Ejuke? También, está claro. El nigeriano es un extremo veloz, aunque está más a gusto rompiendo en estático para aprovechar su arrancada desde parado, lo que pocos defensas pueden contrarrestar. Después es verdad que no lee bien el juego desde la colectividad. Aun así, debe ser más válido si se plantean este tipo de partidos que Rubén Vargas para la verticalidad y el contraataque, en el que destaca otro de los elementos que han irrumpido este año, el joven belga Stanis Idumbo, que se bautizó con aquella carrera eléctrica y excelente definición en Montjuïc ante el Barcelona en el gol del honor (5-1).
Contrario al ideario de García Pimieta
La plantilla del Sevilla forma un equipo que tiene velocidad, un don que quizá no ha sabido explotar todo lo necesario. Quizá haya sido por el modelo que prefiere García Pimienta, con más toque y elaboración, o quizá es la naturaleza de los centrocampistas, que no han sabido (tampoco los entrena el cuerpo técnico para ello) hacer correr la pelota rápido a los hombres de ataque cuando recuperan y así aprovechar el factor sorpresa en las transiciones.
El Sevilla necesita hacer olvidar la imagen que dejó en su último partido antes del parón frente al Athletic –además ante su público– y la sensación positiva más cercana en el tiempo es esa exhibición de juego pragmático, simple y a la vez vertical que, de repente, cuando pocos lo esperaban, apareció en San Sebastián.
García Pimienta tiene un ramillete de jugadores capacitados para jugar al contraataque y explotar los espacios. La diferencia entre lo bien y lo mal hecho es saber combinarlos de manera que le den al equipo opciones de un triunfo que sería sonado.
También te puede interesar
Lo último