El traje de Quique se volvió negro en Madrid

Sevilla FC

Los buenos deseos del madrileño se descarnaron con inquietante crudeza una vez cruzó Despeñaperros

Quique Sánchez Flores, con terno oscuro, saluda durante su último partido en el Sevilla.
Quique Sánchez Flores, con terno oscuro, saluda durante su último partido en el Sevilla. / Afp7 / Europa Press

Entre risas y complicidad, Quique Sánchez Flores tuvo que aclarar en su última rueda de prensa en Nervión que el traje que, saltándose el hábito de usar ropa más deportiva, lució en el Sevilla-Barcelona no era negro. “Es gris”, dijo con media sonrisa, aceptada por la prensa presente en el Ramón Sánchez-Pizjuán. La pregunta de un veterano periodista radiofónico tenía cierta guasa por ser el negro el color elegido por Biris Norte para expresar su protesta contra la gestión del club. Pero la gama de los paños es muy amplia y, según qué prisma, ese gris podía ser muy oscuro o lindar ya con el azabache.

Si quedaba alguna duda sobre el tono del elegante traje que vistió el madrileño para su adiós del Sevilla y el sevillismo, una vez cruzó Despeñaperros quedó claro: el traje era negro. Negro zaíno. Quique mostró su discurso más descarnado sobre la realidad del Sevilla desde el confort de las complacientes tribunas de la capital de España, donde no es la primera vez que algún entrenador de allende Sierra Morena defiende su figura frente a la discutida, o discutible, gestión de los dirigentes andaluces. El madrileño se liberó en los estudios de la cadena Cope y dejó un titular que ha añadido leña al fuego donde se cuece la desesperación sevillista.

Fue al ser preguntado por la continuidad en Nervión de Sergio Ramos cuando Quique dejó ese titular tan crudo, incluso realista y fidedigno para quien vea el momento del club desde el pesimismo, es decir, la inmensa mayoría. “No tengo claro que vaya a seguir. Él quiere mucho al Sevilla, creo que hay una parte de su cuerpo que le pide seguir y su cabeza también, pero creo que no quiere ser parte de un escenario catastrófico. Por lo tanto o él intuye que las cosas se harán muy bien, o si no intuye eso tengo la sensación... Tiene que intuir que las cosas van a ir bien”, dijo durante la entrevista en El partidazo, en la que, ahí sí, lució un polo gris marengo, sin confusión posible con el negro.

Quique, lógicamente, defendió su labor en el Sevilla en su ciudad natal. “Me voy muy ligero, con el deber cumplido y con la sensación de que me he quitado mucho peso”, reiteró en la capital de España, donde se le hizo la pregunta que aterra al sevillismo. ¿Cree que el Sevilla está en riesgo de bajar a Segunda? “Los clubes, cuando tienen una cornada como la de este año, al final estás sobre aviso”. Y tanto. Por si no fuera así, Quique ya se encargó de recordárselo a los confiados optimistas. El escenario es “catastrófico”. Del gris al negro, concretamente.

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