"¿Quién se ha quedado con mis acciones"?

Sevilla FC

Miguel Ángel Rodríguez denuncia que no consta como accionista, aunque José María Cruz le envió el boletín de suscripción en el que sí figura que las adquirió en 1998

Miguel Ángel Rodríguez, con la copia del Boletín de Suscripción de Acciones  a su nombre.
Miguel Ángel Rodríguez, con la copia del Boletín de Suscripción de Acciones a su nombre. / José Ángel García

En diciembre de 2018, el sevillano Miguel Ángel Rodríguez, de 55 años de edad y socio del Sevilla FC desde mediados de los setenta, se acercó a las oficinas de la entidad. Pretendía vender las dos acciones que, el 10 de marzo de 1998, había adquirido al precio de 10.000 pesetas cada una. Llevaba años sin la evidencia de que los títulos eran suyos, pese a solicitarlo al club de forma reiterada. Así que cercana la Navidad de 2018 apeló a la Ley de Protección de Datos y en las tripas del club saltó la liebre: “Aunque el 3 de enero de 2019 el club me facilitó el Boletín de Suscripciones de Acciones de marzo de 1998, en el que figura mi nombre como comprador de dos títulos con su numeración, luego en el Libro de Accionistas no consta mi nombre. Mis acciones están a nombre de otra persona y por tanto, el club no me considera accionista”.

El director general del Sevilla, José María Cruz, le aclara en una carta con fecha 27 de marzo de 2019 que “no disponemos de ninguna evidencia de que usted es accionista”.

Miguel Ángel adquirió esas acciones a través de El Monte. Durante estas dos décadas desde la compra de los títulos, había conservado el resguardo de la compra, pero jamás le llegó “el diploma”. “Cuando renovaba mi carnet de socio me pasaba por la oficina del club a preguntar por las acciones y obtenía siempre la misma respuesta, primero llamaban a un responsable, éste me atendía y después me decía que en esos momentos no podían comprobarlo, que les dejara mi nombre y número de teléfono para informarme, así un montón de años”.

Sospechas e intercambio de emails

“Yo no le daba importancia (prosigue el denunciante), ya que entendía que la compra se había realizado a través de una entidad financiera (El Monte) y además, cuando iba a comprar a la tienda oficial y decía que era accionista, me pedían mi carnet de socio y me hacían el descuento correspondiente, por lo que yo no veía ningún problema”.

El problema surge cuando Miguel Ángel quiere disponer por fin de los títulos en papel. “Ya una vez que hablo con un amigo y me comenta que él tiene un cuadro con las acciones del Sevillla, es cuando me intereso por tener yo físicamente mis acciones. Me paso por las oficinas del club y como me dan largas otra vez, empiezo a hacer las consultas por escrito, para que haya constancia”.

El 13 de noviembre de 2017, envía al club un e-mail “solicitándole ayuda para saber de mis acciones”. El club le contesta el día siguiente que contacte, vía e-mail, con el negociado para los accionistas.

El mismo día 14, el afectado escribe el e-mail a la dirección que le facilitan. El Departamento Jurídico del club le contesta el día 15 que “en el Libro Registro de Acciones Nominativas del SFC no existen acciones que respondan al titular Miguel Ángel Rodríguez Vázquez, y que sólo se consideran accionistas del Club aquellas personas que rezan inscritas como tales en el LRAN”.

Siguen entrecruzándose correos, Miguel Ángel aporta su DNI, insiste en que pagó por sus acciones y pregunta por “la forma de proceder para obtener mis acciones”, pero el negociado para los accionistas se reafirma en su postura. "Me dicen que si estoy tan seguro de haberlas suscrito en su día, tendría que acreditarlo documentalmente”.

“¿Quién se ha quedado con mis acciones? ¿Se ha quedado el banco con mi dinero?”, le pregunta el socio al Departamento Jurídico en otro mail del 16 de noviembre de 2017. “Discúlpenos pero esta Entidad no sabe contestar a esas preguntas, tendrá que investigar Vd. como interesado y demostrar que Vd. suscribió acciones del Sevilla FC (…)”, revela que le contestan.

“Con la respuesta de este e-mail, es cuando empiezo a preocuparme de verdad por mis acciones y, lo peor de todo, siento un gran desengaño por el trato indigno a un socio de la entidad, por el poco interés en saber qué ha podido pasar”, manifiesta con evidente indignación el socio.

Después de varios meses investigando, unos amigos abogados le aconsejaron que apelara a la Ley de Protección de Datos para que el club le facilitara la información. “El día 12 de Diciembre de 2018 solicito en las oficinas del Sevilla FC todos mis datos que el Sevilla tenga registrado”.

La indignación de un socio

El 3 de enero se reunió con dos responsables del Departamento Jurídico, que le dicen que “no hay solución, aunque lo estudiaría el gabinete jurídico del club”. Le aportan la documentación solicitada, firmada por el director general del club, José María Cruz: el Boletín de Suscripción de Acciones que refleja que Miguel Ángel Rodríguez adquirió dos acciones el 10 de marzo de 1998 por 10.000 pesetas cada una.

Los días 18 y 25 de febrero de 2019, el solicitante pregunta en sendos correos por la investigación del gabinete jurídico sobre sus dos acciones. El 4 de marzo, le dicen que ya lo están estudiando y, ya en la referida carta del 27 de marzo, el director general José María Cruz le contesta que “no tenemos ninguna evidencia de que Vd. Sea titular de acciones de esta entidad, lamentamos no poder ofrecer una respuesta satisfactoria a sus intereses”.

“Con fecha 16 de septiembre de 2019 solicito que por favor me aclaren si mis datos aparecen en la escritura de compra de acciones, o soy accionista o existe un documento de venta por mi parte de esas acciones”, insistió el afectado. Y el Sevilla sorprende el pasado 11 de diciembre: “Me contesta que tiene conocimiento de otros casos idénticos y que no me puede dar una explicación”.

La conclusión de Miguel Ángel es clara: “Alguien se ha quedado por la cara con mis acciones, pero lo peor es que desde el club se está encubriendo al que sea, ya que el club no ha puesto el mínimo empeño en solucionar esto, pues no puedo acceder a la identidad del que posee esas dos acciones numeradas en el Libro Registro”. También me dirigí a Accionistas Unidos, que querían tener un 5% de representación. Al ver que yo no tenía las acciones en mi poder, ya dejó de interesarles mi situación”.

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