Ese sevillismo que ya no quiere escuchar a su presidente

Sevilla FC

El acto de ‘Fieles de Nervión’ deparó imágenes dolorosas y tristes con la afición dando la espalda a Castro mientras éste pronunciaba su discurso con la Europa League presente

Fieles, pero también críticos

Discurso de Castro en 'Fieles de Nervión'. / Juan Carlos Muñoz
Jesús Alba

29 de junio 2023 - 12:37

Doloroso, triste, preocupante… sin entrar en otros calificativos de mayor carga peyorativa, la imagen que dejó parte del sevillismo este miércoles en la Plaza de España en un acto que debía ser motivo de alegría y que nació con esa premisa como es el llamado ‘Fieles de Nervión’ resultó, aparte de lo ya calificado, revelador e ilustrativo sobre el momento de descomposición que vive la sociedad. Descomposición, sí. Lo nieguen o no lo nieguen.

José Castro se temía lo peor y era reacio a celebrar este año un acto que se viene organizando desde hace 15 años (desde diciembre de 2008). El presidente así se lo había hecho saber a sus más estrechos colaboradores, pero hubiera sido, sin duda, más evidente el proceso.

Por alguna razón (o decisión) el acto no era ofrecido por los medios oficiales del club. La televisión pasaba mientras partidos históricos, la gloria de la eliminatoria con el Schalke 04 y el zurdazo de Puerta, al que aludía curiosamente el presidente en su discurso. Por la radio, un inacabable audio con los cánticos de la grada de Nervión. Pelos de punta.

Pero en la era del 5G y las redes sociales, ese sevillismo descontento sacó su arma más mortífera e imparable, sus Smartphones.

El resultado fue poder ver vídeos y vídeos con la imagen de muchos sevillistas, no ya que pitaron y abuchearon al presidente (algo hasta cierto punto normal y una situación que ya se ha repetido), sino que tomaron la iniciativa de abandonar el acto dando la espalda al máximo mandatario de su entidad mientras éste pronunciaba su discurso. Y no fueron ni uno ni dos, sino en diversas zonas de la Plaza de España verdaderas desbandadas de personas las que desfilaron hacia los bares que había dispuestos en el incomparable marco elegido por el Sevilla previa petición de permiso a la Delegación del Gobierno, lógicamente tratándose de la Plaza de España.

El actual Sevilla precisa una revisión del modelo, pero no sólo el deportivo, como Castro anunciaba en la Plaza de España mientras parte del sevillismo se negaba a escucharlo, sino el institucional. Con las cuentas y la gestión del último ejercicio aún sin aprobar por los accionistas, con una Junta Extraordinaria en puertas, con causas todas las semanas en los juzgados, con el director deportivo y factótum de todos los éxitos en Birmingham después de haber puesto los puntos sobre las íes, y con un presidente que ya no es querido por la afición y que prepara un relevo que ésta tampoco comparte para nombrar su sucesor a una persona al que el máximo accionista revocó los poderes de sus títulos mientras los jueces mantienen a éste fuera del consejo. Lo que se dice un modelo de sociedad anónima deportiva.

Bueno, pues así y todo, se entretiene en ganar títulos, unos títulos que la afición se niega a disfrutar. Explíquenmelo porque yo no lo entiendo.

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