En 'su' Liga no tiene tanta ventaja (0-0)
Sevilla-Villarreal | Crónica
El Sevilla no es capaz de prolongar ante el Villarreal su buen momento en un litigio muy equilibrado
Los anfitriones pudieron ganar en el arreón final, pero también se salvaron de caer antes por las actuaciones de Vaclik
Sevilla/El Sevilla se queda a medias en la primera ocasión en la que tiene que medir de verdad su nivel, en ese calibre llamado Villarreal que puede ser considerado como uno de los equipos que viven en la misma Liga en la que participa la escuadra de Pablo Machín. Enfrente no estaba esta vez ni el Ujpest, ni el Zalgiris, tampoco el Sigma Olomouc y hasta ese Rayo que estuvo a punto de empatar en el Wanda Metropolitano contra el Atlético, por ello la cita con los amarillos era tan interesante como test. Y el resultado del mismo es un empate en la quiniela que puede dar lugar a todo tipo de análisis dependiendo de cómo se quiera ver la botella, si medio llena o si medio vacía.
Porque el conjunto sevillista tuvo opciones para ganar, incluso dos extraordinarias oportunidades de Andre Silva y Ben Yedder cuando el tiempo estaba casi cumplido, una de ellas saldada con un disparo al poste del francés. Incluso Aleix Vidal tuvo otra más, pero no tuvo muy claro que el disparo saliendo hacia su pierna buena hubiera sido lo mejor. Pero sería tremendamente injusto centrar el análisis exclusivamente en esas tres llegadas finales, también el Villarreal tuvo algunas clarísimas para haberse llevado todo lo que estaba en juego y si no lo hizo fue sencillamente por la nueva demostración de fiabilidad que protagonizó Vaclik tanto ante Bacca como antes cuando tuvo que medirse en uno contra uno con Toko Ekambi.
Todo ello no puede conducir a otra cosa que a unas sensaciones contradictorias. Por una parte, el Sevilla dejó claro que es capaz de pelear con quienes están más o menos en su mismo nivel, pero como cada argumento siempre tiene su contraargumento, pues igual de nítido quedó para todos que tampoco su superioridad es rotunda y que bien haría en abrochar su plantilla en estos días que restan hasta el final del mercado si quiere moverse con aspiraciones ciertas de éxito entre los que son de su misma condición balompédica.
Se empieza por esas conclusiones finales, aunque la realidad es que el litigio tuvo mucho que diseccionar a lo largo del mismo. Para empezar, Pablo Machín, dentro de su libreto que apenas admite ligeras variaciones, apostó por refrescar a su equipo con el ingreso masivo de futbolistas que no jugaron en Olomouc contra el Sigma. Sólo repetían Vaclik, Banega y Sarabia, es decir, ocho de los diez futbolistas de campo no debían tener cargadas las piernas más de la cuenta. Sabia decisión, sin duda, porque el fortísimo calor tenía que influir muchísimo en el desarrollo del juego.
Y con semejante armamento se dispuso el Sevilla a acabar con un Villarreal siempre ortodoxo en su manera de entender el fútbol, un conjunto que prácticamente renuncia a las bandas a la hora de atacar y que acumula todos los peones por dentro, incluidos Cazorla y Pablo Fornals, que eran los teóricos ocupantes de las bandas pero que prácticamente apenas aparecieron por allí, algo más el veterano internacional repescado para el fútbol.
Los locales trataron de aprovechar esa aparente debilidad con las continuas sacudidas que protagonizaba Jesús Navas por el costado derecho desde el pitido inicial, donde lo sufría Pedraza. En esa primera fase del juego, el Sevilla pudo ponerse por delante en el marcador, pero Asenjo se lució en una acción de estrategia en un saque de esquina que acabó con un disparo de Roque Mesa y una interesante maniobra de Andre Silva se fue fuera por muy poquito.
El Sevilla no había sido capaz de anotar durante su mejor fase de fútbol y se fue diluyendo conforme Franco Vázquez, particularmente desacertado en esta ocasión, y Banega iban perdiendo más balones de la cuenta en todas las salidas desde atrás. El Villarreal robaba en zonas demasiados arriesgadas para el conjunto de Machín y suerte para los anfitriones que el nivel de Vaclik fue elevado en un par de acciones con Toko Ekambi, sobre todo una de ellas, y en otro disparo de Pablo Fornals.
Que no hubiera sido justo que el Villarreal se fuera al descanso con ventaja, pues probablemente, pero exactamente igual que tampoco lo habría sido que sucediese al revés. El pulso no podía ser más equilibrado entre ambos y todo siguió más o menos igual después del intermedio. Una vez era Kjaer quien tapaba de forma providencial un intento de Pablo Fornals, en la siguiente era Sarabia quien aparecía por sorpresa e incluso Undiano Mallenco se desentendía absolutamente de una mano de Pedraza que en directo parecía completamente involuntaria y que cuando ponían una repetición de esa especie de juez supremo llamado VAR dejaba un millón de dudas sobre la intencionalidad del lateral visitante...
Pero todo quedaba aparcado hasta una recta final enloquecida. Se habían producido cuatro sustituciones prácticamente de golpe cuando Gerard Moreno, un portento en los pases definitivos, puso de gol a Bacca y éste se topó con una excepcional salida de Vaclik. Fue la opción más clara antes de que el Sevilla se lanzara a tumba abierta tras la fea lesión de Escudero, acción de la que Raba, por cierto, debería reflexionar sobre la posibilidad de hacerle daño a un compañero de profesión.
Salió Ben Yedder por el lateral, allí fue Aleix Vidal y el Sevilla fue un torbellino al final. Tanto que tuvo hasta tres ocasiones claras a través de Andre Silva, el disparo al poste de Ben Yedder y otra de Aleix Vidal. Eso, por supuesto, es lo que comentaban todos los aficionados cuando abandonaban el estadio y tenían toda la razón, pero ya más sosegado más de uno pensaría que al Sevilla, de momento, no le da con su plantilla actual para que mande en su Liga. Una semana le queda para mejorar lo que tiene.
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