Sevilla-Rayo Vallecano: Sin excusas, esa máxima
García Pimienta debe convertir la coletilla de su discurso en una realidad tangible en forma de triunfo sobre el incómodo Rayo, más allá de los las bajas y la falta de gol
El equipo que 'echó' a Mendilibar
Sin excusas se ha convertido en una coletilla de García Pimienta cada vez que desliza o insinúa en su discurso ante la prensa alguna excusa. Lo volvió a hacer este viernes, cuando se le preguntó por cómo llegaba al equipo tras el parón. “Hemos ido recuperando jugadores, pero trabajar, como tal, han sido los dos o tres últimos días”. Suena a excusa, ¿a que sí? “No hay excusas”, se apremió a decir inmediatamente para que nadie lo malinterpretase. Lo hizo de nuevo cuando fue preguntado por quién será el ocupante de la vacía banda izquierda, cuyo propietario natural, Ejuke, sigue lesionado. “Podemos adaptarnos a jugar de forma diferente en función de quién juegue. No vamos a poner excusas”, aseguró reiterando su máxima. Pues llega el Rayo Vallecano y la hora de ganar... sin excusas.
El equipo vallecano es un huésped incómodo. Uno de esos equipos que no incita a la comunión ni a la conjura entre equipo y afición, que llega enseñando la patita enharinada de su humilde condición y la realidad de su clasificación liguera -por delante de este Sevilla- y que ya se cargó el año pasado nada menos que a José Luis Mendilibar. Bueno, en realidad al entrenador vizcaíno se lo cargó un cúmulo de circunstancias que requiere un análisis aparte.
Íñigo Pérez, otro neófito enfrente
García Pimienta se encargó en su comparecencia previa de recordar el peligro escondido que trae al Ramón Sánchez-Pizjuán este Rayo de otro neófito, Íñigo Pérez, como lo es el último entrenador que hizo hincar la rodilla al Sevilla, Borja Jiménez. Bueno, el técnico navarro del Rayo, a diferencia del entrenador del Leganés, en realidad lleva ya casi una temporada en la Liga, pues relevó a Francisco en febrero de este año, después de que debutara en los banquillos en 2022 como segundo de Andoni Iraola en Vallecas. Es sólo un poco menos experto en Primera que García Pimienta, quien sí tiene una trayectoria mucho más vasta como técnico de cantera. Pero esto no es cantera.
Y la prueba de que no es cantera es que el barcelonés empieza a verse en un brete de verdad... en un equipo de Primera División como el Sevilla actual, que tiene como adenda extradeportiva una situación de guerra civil que lo contamina absolutamente todo. Y ya no tiene la excusa de que su equipo está creciendo desde el ideario de un nuevo cuerpo técnico; o de que Iheanacho llegó tarde y por eso aún no se ha adaptado; o de que por mala suerte o por lo que sea, por mucho seguimiento monitorizado por GPS que haya de los futbolistas, siga habiendo bajas por lesiones musculares.
El Sevilla de García Pimienta, con su dilatada trayectoria como entrenador de La Masía y su año y pico en Primera, debe ganar a este Rayo de Íñigo Pérez, un recién llegado que antier aún estaba calzándose las botas de futbolista.
La presión de un contrato renovado
En el Sevilla de la regeneración no hay tiempo para esperar a nadie y quizá eso precipitó la decisión de José María del Nido Carrasco de ampliarle el contrato al barcelonés por una temporada más. Fue su forma de aumentar la resistencia de la coraza que debe soportar la presión externa, que aumenta día a día y que tiene picos agudos que amenazan con romper el frágil caparazón que protege al técnico. Porque las dos derrotas seguidas frente a la Real Sociedad y al Leganés hicieron daño. Y la conjura del derbi queda demasiado lejos ya como para que el sevillismo encienda per se la mecha de nuevo.
Para ayudar a que la yesca dé chispas de nuevo, el Sevilla debe solucionar sus graves problemas en la generación de juego ofensivo. No puede ser uno de los equipos que más remata y al mismo tiempo uno de los que menos daño hace, por la candidez o la impericia de sus remates. Ahora mismo, el equipo depende casi exclusivamente de la inspiración de Lukébakio. Y encima el sistema defensivo no tiene el mínimo hilo de continuidad, entre sanciones y bajas, como para hacerse sólido.
Regresa Badé, el defensa más serio, pero no Nianzou: García Pimienta recupera sólo la mitad del dúo de centrales que más garantías estaba dando. Gudelj debe volver al eje de la medular ante la baja de Agoumé, expulsado en Butarque, y la otra gran incógnita es quién será el extremo izquierdo. Da igual, ya lo dijo García Pimienta. No hay excusas.
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