Un Fuenteovejuna, incluido Del Nido, en pos de una leyenda
El aplazamiento de la sanción de Del Nido, gesto loable para ayudar a la conjura de equipo y afición en pos de un tributo a Jesús Navas en forma de triunfo en su último partido en Nervión
Medida de 'gracia' con Del Nido: El Sevilla aplaza su sanción tras el homenaje a Jesús Navas
Se acerca de forma inapelable, con premura de inminencia, la fecha del último partido como futbolista profesional de Jesús Navas González. El futbolista que atesora todos los hitos y registros, todos inimaginables, que han jalonado su impresionante trayectoria como figura del Sevilla jugará por última vez ante su afición este sábado 14 de diciembre. El Ramón Sánchez-Pizjuán debe vestir las mejores galas para despedir de forma oficial a su leyenda, al mito Jesús Navas, que aún tendrá otro partido de alto copete para colgar definitivamente sus botas, el domingo 22 en en el Santiago Bernabéu. Luego llegará el acto de homenaje y despedida en este mismo escenario, el 30 de diciembre, pero el mejor tributo debe ser un baño de masas con la tensión de los puntos en juego y la celebración final de un triunfo. No merece menos.
Es lo que pretenderá el Sevilla en su concepción más global: el club, el equipo profesional y la afición. Todos quieren remar hacia la misma dirección en una especie de conjura para despedir como se merece el futbolista que más títulos ha logrado con esta camiseta, ocho nada menos, y el que más gloria le ha dado al Sevilla también como su mejor representante internacional, con sus cuatro títulos con la selección española incluido el Mundial 2010, en cuya decantación fue clave gracias a ese eslalon inolvidable previo al gol de Iniesta en Johannesburgo.
Todos quieren la comunión que se vivió en el Sánchez-Pizjuán, por ejemplo, cuando jugó su último derbi. Jesús Navas terminó con lágrimas en los ojos aquel postrero partido de rivalidad a hombros de Nyland en una imagen ya icónica e histórica, enarbolando el asta del banderín de córner con su camiseta como bandera. Una camiseta y un dorsal que dejarán una huella tremenda y un hueco, en este Sevilla tan precario, difícil de llenar.
Al margen debe quedar todo. La trayectoria deportiva del equipo, tan irregular y necesitada, también ha de quedar aparcada. Se trata de una especie de final. El ocaso de toda una era requiere el tratamiento de partido sin retorno. Y para ello se conjurarán los futbolistas del Sevilla sin que deba quedar sombra alguna de la durísima resaca que provocó la forma en que sufrió la remontada en el Metropolitano tras desperdiciar una ventaja de dos goles. Tampoco debe influir que el equipo no logre alejarse de los puestos de descenso y que esa espada de Damocles siga pendiendo sobre su cerviz como una tácita amenaza imposible de conjurar. Todo debe estar enfocado al tributo debido.
Y el club también ha aparcado sus cuitas institucionales. La amenaza de sanción sobre José María del Nido Benavente con la prohibición de que acceda al estadio por un largo tiempo también ha quedado suspendida. Los consejeros delegados deben firmar y hacer ejecutivo el durísimo castigo de 36 partidos de retirada del carné. Lo podrían haber hecho ya, y no lo han hecho ni se ha presentado ante el consejo la sanción aún. Todo se aplaza no sólo hasta después del partido contra el Celta, sino hasta que el homenaje previsto el 30 de diciembre en Nervión sea historia. Nada debe emborronar la despedida del futbolista con más partidos en la historia del club, un hombre que si juega contra el Celta y el Real Madrid se retirará con la inalcanzable cifra de 705 partidos con la camiseta del Sevilla. Un guarismo estratosférico.
Todo lo que no hubiera sido esa medida de gracia con Del Nido por el altercado del derbi -y ahí acierta el club sin entrar a valorar si la sanción es proporcionada o no- habría sido darles sombra a las dos últimas semanas de Jesús Navas en el Sevilla, las que van desde el último partido en casa a su despedida en su hogar. Es una final a lo Fuenteovejuna: todos a una.
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