El Sevilla, camino de un "entre todos lo mataron y él solito se murió" (1-2)
La crónica
El conjunto nervionense sufre otra derrota tras adelantarse el marcador en su tercer partido seguido sin sumar
Los locales jugaron una primera mitad aceptable ante el Atlético y su caída de juego coincidió en el tiempo con el parón por la protesta de los suyos
Así le hemos contado el Sevilla-Atlético de Madrid

Sevilla/Nueva derrota de un Sevilla camino del despeñadero. Los blancos sumaron su tercer partido consecutivo sin sumar ni un solo punto y comienzan a acercarse de manera peligrosa a la zona de los nervios de la que después es muy complicado salir. Esta vez, como en el reciente derbi, volvieron a sufrir una remontada del rival, en este caso el Atlético, que marcó el gol definitivo en el tiempo de prolongación, cuando ya los sevillistas eran un auténtico desastre en el plano táctico y también en el físico, con muchos hombres cayendo por esa última circunstancia.
Se acababa de ir al banquillo Agoumé, uno de los medios centro, y justo antes del definitivo gol de Pablo Barrios también pareció romperse Sow, otro de los que ocupaban el eje del terreno en la parcela sevillista. La consecuencia fue que el internacional sub 21 rojiblanco recibiera la pelota casi en su propio campo y que avanzara todos los metros del mundo sin que nadie llegara siquiera a estorbarle en su camino antes de disparar. Tampoco Saúl Ñíguez, que era quien estaba más cerca y no llegó ni a entrarle. Lo hizo con la pierna izquierda, con tantas facilidades que lo agradeció y puso la pelota junto al palo derecho de la portería de Nyland.
Gol del Atlético, nueva decepción para todos los sevillistas y otra vez la puerta abierta a la protesta de todos los suyos. Aunque también convendría precisar que ése sí era el momento más oportuno para que los dirigentes, sobre todos y particularmente José María del Nido Carrasco, sintieran que nadie los quiere dentro de este Sevilla en el que, cierto es, mandan los capitales.
Protesta en torno al minuto 60
Más difícil de comprender fue lo que aconteció entre el minuto 55 y el 60 aproximadamente del partido. Con el 1-1 en el marcador y con un fútbol más o menos aceptable de los suyos todo se tuvo que interrumpir durante algún tiempo. Las cartulinas amarillas con el programado, tal vez con toda la razón, “Júnior, vete ya” comenzaron a caer de forma masiva en la portería en la que estaba el portero visitante, Jan Oblak. El parón fue aprovechado por toda la grada, casi de forma unánime, para pronunciarse y que eso fuera recogido por todas las televisiones del mundo que estaban emitiendo el encuentro.
El “Júnior, vete ya” fue atronador y, casualidades del destino, a partir de ese momento, más o menos, el dominio ya fue constante para el Atlético. ¿Fue consecuencia una cosa de la otra? Seguramente, no, pero sí es cierto que este Sevilla, que está muy cogidito con alfileres en el césped, entre otras cosas por la pésima gestión de sus dirigentes y también de su director deportivo, Víctor Orta, fue desde ahí un verdadero flan y que se desordenó de manera absoluta.
Hasta ese momento, después de un primer periodo que luego será desmenuzado en profundidad, Akor Adams no había llegado a un centro de Kike Salas entre protestas por un agarrón de Lenglet (47’) y Kike Salas había disparado en solitario tras un gran pase de Ejuke en profundidad (48’). También es verdad que Nyland se había lucido en una internada de Giuliano (50’).
A partir de esa protesta de la grada, insisto casualidad o causalidad, que cualquiera sabe qué sería, ya fue la nada y sólo un cabezazo de Badé en un córner (79’) pudo asustar a Oblak. El resto eran llegadas del Atlético que se quedaban en nada, principalmente por los cortes providenciales de Gudelj al tapar sendos tiros de Riquelme (71’) y Sorloth (77’), además de una parada de Nyland a Julián Álvarez en un disparo desde el borde del área (89’).
El Sevilla cada vez estaba más arrugado y a nadie le extrañó ese gol final de Pablo Barrios a pesar de que el partido había estado bastante equilibrado en el primer periodo y que incluso los locales llegaron a jugar uno de los mejores primeros tiempos desde hace mucho.
Pese a que arrancó con el balón de centro de Akor Adams directo a Nyland para que éste fuera el que jugase en largo, el Sevilla sí se acercó varias veces hasta Oblak e incluso llegó a marcar un buen gol en un disparo duro de Agoumé con el interior del pie desde el borde del área. Llegarían algunas opciones más como una internada de Ejuke hasta la raya de gol con un pase atrás que no encontró rematador (19’).
Lo que sí subiría al marcador, sin embargo, fue el regalo de Badé en un absurdo penalti a Gallagher que fue transformado por Julián Álvarez. Pero ni siquiera ahí se descompuso este Sevilla tan cogidito con alfileres. Mantuvo el pulso en todo lo alto y rozó el 2-1 en un remate de Akor Adams tras otro gran pase de Agoumé en el que los seguidores locales reclamaron un penalti por derribo de Oblak al delantero nigeriano.
Sow tuvo otro buen disparo desde el borde del área poco antes de que se llegara al intermedio (41’) y de que fuera sustituido Pedrosa por Gudelj para recomponer todo el sistema defensivo. No influyó inicialmente en el Sevilla, que, mal que bien, siguió manteniendo el control hasta que se fue hundiendo con los cambios, sobre todo con Isaac como extremo izquierdo sin llegar casi nunca a tapar las internadas de Marcos Llorente y compañía y también, por qué no decirlo, del ausente Saúl Ñíguez, el teórico líder de Víctor Orta que volvía a partir desde el banquillo y se encargaba de darle la razón a García Pimienta con su rendimiento ya en el campo.
En fin, el Sevilla parecía lejos de la zona más peligrosa, todavía lo está más o menos, pero la tendencia tanto en el juego como en las circunstancias de todo tipo que lo rodean invitan a pensar que va directo a despeñarse. Tal vez sea una apreciación algo exagerada, pero eso será el tiempo el que lo dictamine. De momento, pierde, pierde y vuelve a perder por tercera vez entre los errores de todos, absolutamente de todos. El refranero es sabio y dictamina en sus sentencias que “entre todos lo mataron y él solito se murió”.
Ficha técnica
1 Sevilla FC: Nyland; José Ángel, Badé, Kike Salas, Pedrosa (Gudelj, 46'); Agoumé (Idumbo, 90'), Sow, Lokonga (Saúl Ñíguez, 69'); Lukébakio, Rubén Vargas (Ejuke, 10') (Isaac, 69'); y Akor Adams.
2 Atlético de Madrid: Oblak; Nahuel Molina (Javi Galán, 46'), Le Normand, Lenglet, Azpilicueta (Koke, 55'); Giuliano (Riquelme, 68'), Llorente, Pablo Barrios, Gallagher (Lemar, 78'); Griezmann (Sorloth, 55') y Julián Álvarez.
Goles: 1-0 (7’) Agoumé remata con el interior del pie derecho desde el borde del área un centro de Pedrosa rechazado por el Atlético. 1-1 (25’) Julián Álvarez transforma con la derecha un penalti regalado de Badé a Gallagher. 1-2 (93’) Pablo Barrios arranca en solitario por el sector derecho y marca con un zurdazo desde el borde del área sin que nadie lo estorbe.
Árbitro: César Soto Grado (Comité Castellano-Leonés). Giuliano (51’), Lenglet (57’), Kike Salas (96’), Sorloth (96').
Incidencias: Partido de la trigésima jornada de LaLiga EA Sports disputado en el Ramón Sánchez-Pizjuán 34.505 espectadores, entre ellos cerca de medio millar de hinchas del conjunto visitante. Antes del encuentro, en los aledaños del estadio, centenares de aficionados se concentraron para protestar por la gestión de los dirigentes del Sevilla, de los que también se acordaron desde las gradas en el transcurso del choque, como a los 58 minutos, en el que incluso tuvo que detenerse el juego durante unos tres minutos, hasta el 61, al lanzarse desde la grada de Gol Norte bolas de papel sobre el área que defendía el meta del Atlético, Jan Oblak.
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