Un Sevilla de alta tensión o el chiste del dedo roto

La ruptura de relaciones con el Betis “por intentar hacer daño deportivo” fuera del “contexto de un derbi” se une a muchas más polémicas de una directiva al límite

Del Nido Carrasco: "No se han comportado para tener la calificación de buenos sevillanos"

José María del Nido Carrasco atiende a la prensa a la salida del Hospital Infantil.
José María del Nido Carrasco atiende a la prensa a la salida del Hospital Infantil. / Antonio Pizarro

La ruptura de relaciones con la directiva del Betis, con especial hincapié al “respeto absoluto al Real Betis Balompié y a su afición”, viene a ser otro capítulo más del continuo desasosiego que vive la directiva del Sevilla en los últimos años. Y no se trata de un simple capítulo más. Puede estar cargado de razones José María del Nido Carrasco con su invectiva hacia Ángel Haro y la forma en la que denunció la famosa banderita con el escudo tachado tras el último derbi. Pero da para una reflexión profunda.

Cosas de “niños”. “Si les hubieran tirado un traje de flamenca se lo habrían puesto y habrían bailado sevillanas. Y si les hubieran tirado un capote habrían toreado”, dijo el presidente del Sevilla para intentar contextualizar el hecho y descontextualizar la denuncia. ¿Por qué no le dijo nada Haro cuando lo llamó para pedirle disculpas por la salida de tono de Joaquín Caparrós? Esa pregunta se la hizo el públicamente y él se respondió. “Porque quería hacer daño deportivo”. Y otra pregunta que no se hizo fue por qué no rompió relaciones con el Betis una vez supo que había denunciado el gesto.

Son demasiadas preguntas. Demasiadas incertidumbres. Demasiados procesos abiertos. Judiciales, sancionadores, institucionales... La ruptura con el Barcelona, ahora con el Betis, los ataques -seguramente también con razón- al Real Madrid y su postura egoísta frente a LaLiga... Cuando son tantos y tantos frentes extradeportivos, alejados del fútbol stricto sensu, cabe recordar el chiste del paciente que acude al doctor porque le duele en todos lados del cuerpo cuando se aprieta con el dedo... ¿No estará roto el dedo?

Del Nido Carrasco va a hacer un año de presidente y su estancia en el sillón de Ramón Sánchez-Pizjuán ha estado siempre llena de chinchetas. Era una herencia envenenada y la oposición visceral y furibunda de su padre ha afilado las puntas como si estuviera sentado en un acerico pero con todos los alfileres al revés. Un juego de tronos regicida, tal cual la serie televisiva.

El dirigente blanquirrojo expuso sus razones. Y, a diferencia de su homólogo en el Betis, sí distinguió lo institucional de lo social y no vinculó la ruptura de relaciones a una potencial consecuencia en forma de incitación a la violencia. El bético de piel fina pensará que Haro tiene razón cuando dice que los símbolos no se tocan. Pero hasta los Supporters le recordaron en su día -justo cuando debió romper relaciones el Sevilla- al presidente verdiblanco que esos gestos son fruto de la rivalidad sevillana. “¿Qué va a ser lo próximo, denunciar si un niño dice ‘Sevilla bueno y Betis caca’?”, dijo irónico el dirigente sevillista.

Hizo bien Del Nido Carrasco en distinguir los ámbitos de actuación. No es lo mismo acudir a Antiviolencia por un gigantesco mosaico -o tifo en neologismo italianizante- que tiene que contar sí o sí con el beneplácito del club y es premeditado que hacerlo por una bandera lanzada desde la grada al Comité de Disciplina de la Federación, cuya arma punitiva más acerada es la sanción deportiva... por un hecho extradeportivo. Pero hizo mal en elegir el momento. Era el día de la Esperanza, el día elegido para una agenda preñada de actos solidarios. Primero la apertura de la IV Jornada de Fomento del Empleo en el Polígono Sur en el estadio. Y luego la visita del Sevilla al Hospital Infantil.

A Del Nido Carrasco se le calentó la pluma de firmar comunicados y el pico con las excusas de Haro la noche anterior, cuando fue preguntado el dirigente verdiblanco por los hechos al salir de la Junta de Accionistas del Betis. Ahí estuvo la espoleta. Pero al Sevilla le ha faltado sincronía y el momento elegido no es el idóneo: debió hacerlo en su momento o dejarlo pasar. ¿Y si la Federación no hubiera atendido la denuncia del Betis?

De camino, deja la despedida de Jesús Navas con otra incertidumbre, la de si Manuel Pellegrini y Joaquín aceptarán la invitación que les ha realizado el palaciego para que estén presentes en el homenaje del próximo 30. Se ve ensuciado así un acto de suma generosidad. Al igual que hizo con su padre, suspendiendo la retirada del carné hasta después del adiós a Navas, podría haber dejado pasar Nochevieja y no meterse en este berenjenal justo cuando va a cumplir un año de presidente. Razones no le faltan a Del Nido Carrasco. Templanza tampoco le sobra. Aunque es difícil mantenerla en un mandato tan contaminado.

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