Jesús Alba
Cuando el reloj se pare
Es a la misma vez –como diría un recordado personaje en la historia futbolística de la ciudad– la consecuencia y la causa. En el Sevilla se pudren hasta los tiradores de las puertas. Mientras amarillean en el vestuario los posters con las fotos de los títulos, el proceso de desnaturalización es aceleradamente galopante y, por momentos, hasta insultante.
Si cierto sector de la afición criticó –tremendamente respetable– que el Sevilla le diera el brazalete de capitán a Sergio Ramos entonces junto a Jesús Navas, Rakitc y Fernando, muchos sevillistas se echaban las manos a la cabeza cuando ante el Girona quien ejercía ese privilegio era un futbolista que sólo hace un mes, en julio, era un jugador –dicho por el propio club– apartado de la dinámica competitiva del equipo de García Pimienta, un descartado en la misma situación que Joan Jordán, a los que el club les había comunicado “tanto a ellos como a sus agentes” –Víctor Orta dixit– que debían buscarse equipo.
Marcao protagonizó ante el Girona un caso insólito en el mundo del fútbol, pero totalmente creíble tal y como es el rumbo que lleva el Sevilla. No tiene por qué ser un drama, pero ilustra el proceso de desnaturalización que vive la entidad. El brasileño, del que se avisaba cuando tuvo que jugar sus primeros amistosos que “su situación” no había cambiado y sólo obedecía a la falta de efectivos en la defensa, lucía el brazalete de capitán con un cortísimo bagaje como futbolista del Sevilla, también es cierto que debido a sus problemas con las lesiones.
Marcao no llega ni siquiera a 25 partidos oficiales disputados con la camiseta del Sevilla, de los cuales tan sólo 15 han sido como titular, 8 de ellos en LaLiga (el resto están repartidos en 3 de Champions, 2 de Europa League y 2 de Copa del Rey). Evidentemente, de los once era quien más tiempo lleva en la plantilla y es de suponer que ha sido una elección dentro del vestuario y que ha tenido que ver su peso dentro del mismo, pero da una muestra de dónde está llegando una plantilla que hace poco era una referencia en Europa. Ocampos, quien estaba llamado junto a Gudelj a coger el testigo de los capitanes, tiene un pie fuera.
Claro que la figura de Jesús Navas sigue ahí. Pero en el tema del palaciego sorprende –desde fuera, ojo– que pueda disputar completo un partido del máximo nivel como unas semifinales de la Eurocopa con España y no ser titular en ninguno de los cuatro primeros partidos de Liga de este Sevilla. Si García Pimienta quiere convencerlo, como ha dicho, de que siga a partir de enero, le está dando argumentos para su negativa rotunda.
Mención aparte, siguiendo con los galones, merece el detalle de que Valentín Barco, un chaval de 19 años recién llegado, asumiese el rol de lanzar todas las faltas en su primer partido, incluso las de un diestro, sin que nadie hiciera siquiera el ademán de discutirle tal rol. Cosas del nuevo Sevilla.
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