Sergio Ramos y el Sevilla, dos mundos paralelos

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Altanero y orgulloso de su paso por el Sevilla, deja la herida que quería sanar sólo cerrada a medias y, para algunos, hasta supurante

El club de Nervión retoma la vida sin Sergio Ramos, que no dejó claro por qué abandona el club: “He cumplido los dos objetivos que tenía”

Las razones de Sergio Ramos: "Me voy con la conciencia tranquila" 

Sergio Ramos abandona la sala de prensa del Ramón Sánchez-Pizjuán tras su despedida. / Juan Carlos Vázquez

La larguísima despedida de Sergio Ramos no aclaró nada. La duda queda en el aire y se abre el periodo de especulaciones sobre cuál es la razón verdadera para que el camero, tras haber declarado su lealtad al Sevilla y haber reiterado que en ningún caso es por dinero, no continúe en Nervión.

“Es una decisión personal, una decisión familiar”, dio por única respuesta una y otra vez. La prensa intentó meterle los dedos por un costado y por otro, pero no hubo manera de sonsacarle alguna pista. Lo único que quedó claro es que alguna razón encriptada hay para que, salvo el año de su redención, las líneas de Sergio Ramos y el Sevilla sigan paralelas hasta el infinito.

El efímero encuentro de estos dos mundos paralelos volvió a separarse una vez que el camero cumplió con lo que se había propuesto:“Llegué con dos objetivos muy claros: homenajear a Puerta, a Reyes y a mi abuelo, y también a mi padre. El otro era demostrar mi sevillismo dentro del terreno de juego con compromiso y profesionalidad. Creo que se han cumplido de manera notable, siempre se puede dar más, pero me voy con la cabeza alta y la conciencia tranquila”. En más de una ocasión dijo que se va con la conciencia tranquila: “Antes de firmar aquí nos reunimos en mi finca y en ningún momento hablamos de dinero. Y a día de hoy, lo mismo, en ningún momento hemos hablado de dinero. Ha sido una decisión personal, a nivel familiar. Me voy de aquí sin haber hablado de dinero, ni a la hora de llegar ni a la de irme”.

Antes de atender a la prensa, José María del Nido Carrasco habló en primer lugar para agradecer a Sergio Ramos los servicios prestados en el año en el que el camero cerró su herida –que queda abierta e incluso supurante para muchos tras su marcha inexplicada– y saldó lo que entendía como una deuda con el Sevilla y el sevillismo.

“Gracias por tu profesionalidad, por tus 37 partidos, tus siete goles, por tu liderazgo, por tirar del carro en una temporada tan complicada. Gracias por rechazar una oferta once veces superior a lo que cobraste este año en el Sevilla”, le dijo el presidente blanquirrojo, que se dio un abrazo con el camero entre los aplausos de la concurrencia, una sala de prensa preñadísima de periodistas y también de personas del club y allegadas al camero: su padre, su hermano, los representantes de la cantera Pablo Blanco y Agustín López, el vicepresidente primero José Castro, el director deportivo Víctor Orta... 

El central aseguró que aún le queda fútbol. La razón no es un presunto bajón de rendimiento. “Me siento bien, me siento sano para seguir y no sé si seguiré jugando un año, dos o tres”. Tampoco tiene cerrado nada con ningún club, ni estadounidense ni árabe ni de ningún otro lado del orbe, según dijo:“Hay opciones de cosas afortunadamente, pero no hay ningún compromiso y después de esto ya veremos qué decisión tomamos”. 

Y aseguró que está dispuesto a ayudar desde fuera, “con compromisos de publicidad, con lo que sea”. “Soy sevillista y sea de forma directa o indirecta, intentaremos ayudar. Independientemente de lo profesional, también hay relaciones de amistad”, dijo, antes de zanjar que “termina una etapa maravillosa”.

“He sentido cosas que no sentía desde mis primeros años”, dijo. Pero una vez sentidas esas emociones “maravillosas”, después de la puntual conexión tangencial de las dos líneas paralelas, los mundos de Sergio Ramos y el Sevilla se vuelven a separar.

El camero cumplió con lo que se propuso. Tenía claro que quería saldar esa deuda que él sentía que tenía con el sevillismo y con sus seres queridos, sus compañeros fallecidos y su abuelo también fallecido. Cumplido ese compromiso, se acabó. El Sevilla de ahora se le queda chico, minúsculo, parece. “Y el que ponga en duda mi sevillismo es que se ha perdido este año de mi vida”, dijo altanero. Puro Sergio Ramos.

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