Jesús Alba
Cuando el reloj se pare
Entre el 23 y el 27 de octubre el Sevilla dio con un nuevo director de marketing y un nuevo director general. Aquel miércoles previo al último triunfo del equipo de García Pimienta, en Cornellá la jornada undécima, el club anunció la contratación del ex ejecutivo del Milan Lorenzo Aldobrandini. Y el domingo después correspondió el anuncio del relevo de José María Cruz en la dirección general.
José González-Dans (La Coruña, 1971) ha desembarcado en el club con el auspicio de LaLiga y gracias a la buena relación que José María del Nido Carrasco mantiene con Javier Tebas. De hecho, el alto ejecutivo gallego fue miembro de la Comisión Delegada de la Liga y ayudó al plan de reflotación financiera del Deportivo de la Coruña cuando éste tuvo un tremendo bache tras su éxito de finales del siglo XX y principios del XXI. El paralelismo entre Sevilla y Deportivo de la Coruña puede parecer obvio y en Nervión trabajan para que no tenga las mismas consecuencias que en Riazor esa abrupta bajada de escalón competitivo.
Para ello, entre otras cosas, ha llegado González-Dans, quien este martes explicó su plan estratégico y su política ejecutiva en un desayuno informativo con la prensa, un encuentro informal dado que no ha tenido presentación oficial como nuevo director general.
El desembarco de ambos ejecutivos, de momento, ha tenido una positiva consecuencia. Después de dos años con la camiseta inmaculada -algo que agradecían los románticos-, frente al Rayo Vallecano el Sevilla ya lucirá en el pecho la publicidad de su patrocinador principal, Midea, empresa de climatización e instalaciones. Tras ese primer gran paso, deudo del ejecutivo transalpino Aldobrandini, González-Dans está acometiendo un proceso urgente de climatización a su nuevo hábitat, en el que quiere imponer una de sus máximas que trae de su tierra natal: el sentidiño.
El sentidiño es un concepto del gallego que tiene difícil traducción al castellano, aunque sucintamente puede definirse como sentido común, el menos común de los sentidos en el aforismo popular y algo que en el Sevilla se viene echando en falta en los últimos años.
González-Dans, durante su presentación informal ante la prensa habló de la sensación que lo invade como edecán de Tebas en el Sevilla. “Tengo por delante años de ilusión”, dijo. “Ilusión por conocer Sevilla y por sentirme partícipe de un club que para mí es muy grande, uno de los cinco clubes más importantes de este país y yo lo clasificaría también entre los 20 clubes más importantes de Europa”, dijo de inicio.
González-Dans ha llegado como un nutricionista para curar a un club que, tras lograr lo que otros muchos clubes no logran, convertir en logros objetivables su ciclo de mayor éxito (11 títulos en sus vitrinas, 19 clasificaciones europeas y 10 de ellas de Champions en este siglo), ha sufrido una “indigestión” de plata. Algo parecido a lo que sufrió aquel Deportivo que ganó la Liga y la Copa.
El nuevo director general explicó que el fútbol no funciona como una empresa normal. Cuando un club baja un escalón lo hace de forma mucho más abrupta. Y el Sevilla está al filo de bajar otro escalón que ya sería peligrosísimo... Un abismo sin fondo. Ay, el paralelismo con el Deportivo. También puso el ejemplo del Oporto, otro club con un claro modelo vendedor exitoso que consiguió triunfos objetivables, los títulos de la UEFA 2004 y la Champions 2005 con José Mourinho y que ahora ha sufrido otra indigestión...
El gallego, con la máxima del sentidiño, hacer las cosas bien con la lógica por bandera, afronta la dirección general desde tres pilares: tener liquidez y responder a los pagos, algo que se garantiza el Sevilla con el crédito suscrito de 108 millones de euros con Goldman Sachs -y el plácet de Tebas-; la necesaria reestructuración en la que anda un club que ha vivido por encima de sus posibilidades; y un tercer pilar que ya es como un lema del Sevilla de Del Nido Carrasco: recuperar el ADN sevillista, “ese que permitió los triunfos” desde “la sostenibilidad”. Una sostenibilidad que pasa por acertar en los fichajes y cantar gol, claro...
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