El señorío de Quique en su adiós
Sevilla FC
El madrileño, que recibió el aplauso de la prensa por su buen trato, se va sin rencor alguno, con la espinita de “no haber llegado al Sevilla en otro momento histórico”
En tono levemente reivindicativo deseó acierto a los dirigentes en el nuevo proyecto: "El club lo va a necesitar"
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Se fue aplaudido y aplaudiendo. Fue su última rueda de prensa en la novísima sala del estadio Jesús Navas, que ya no volverá a pisar como entrenador del Sevilla. Dirigirá su último partido en el banquillo local de Nervión y ayer ya tuvo un prólogo de lo que vivirá. En el entrenamiento recibió una entrañable visita de unos familiares. Y luego recibió el cariño de una prensa entregada a sus buenas maneras, a su exquisito trato, a su paciencia para responder sin torcer jamás el gesto las preguntas de esas comparecencias que ya no tenían sustancia clasificatoria. Lo otro interesa más: cómo se va, con qué se queda, qué consejos deja... Cuál será su sustituto o cuál es su sentimiento en el adiós de un equipo muy especial para él.
Quique deja una huella de poco más de cinco meses en Nervión. Desde el 18 de diciembre de 2023 al 26 de mayo de 2024, entre advocaciones marianas que vienen ad hoc por la espinosísima coyuntura en la que se encontró el Sevilla: del día de la Esperanza a los fastos por María Auxiliadora. Se va sin rencor, repartiendo agradecimientos y consejos, con un puntito reivindicativo por su ardua labor y con una espinita clavada: no haber caído en el Sevilla, ese equipo al que siguió siendo un estudiante del Portaceli como socio, en otro momento: “Me da pena no haber pasado por el Sevilla en otro momento de la historia. Pero la historia continúa”, aseguró.
El madrileño tiene la conciencia tranquila y eso le permitió hablar con calma, con pausa, de forma reflexiva y hasta satisfecha. “Me voy muy feliz de mi etapa en el Sevilla. Espero que me recuerden como una persona trabajadora, buena gente, que se ha dejado la piel y ha aparcado su vida en esta etapa de su vida, porque es lo que he hecho. He arrinconado mi vida para esta tarea. Y que me recuerden como una persona que tuvo el valor de venir a una etapa muy compleja y con muchas dudas”. Y tantas. Había pavor por el posible descenso.
Pero Quique transformó al equipo con sus armas. Con sus limitaciones también, claro, en pro de una permanencia que fue como el segundo aviso a un torero antes de que le manden el toro al corral por su impericia para matarlo. Por eso también dio algunos apuntes, consejos, recomendaciones, para el futuro inminente del Sevilla, tan incierto. Un futuro en el que él ya no se veía en ningún caso: “En lo que yo he vivido no había ningún planteamiento en el que yo pudiera seguir. No me he visto en la situación de poder seguir siendo entrenador del Sevilla. Había que mover mucho las aguas y no me he visto adecuado para hacer eso”.
Porque el madrileño reconoció que su historia en el Sevilla ha sido de un calado enorme por el tremendo peso de responsabilidad que tenía salvaguardar la categoría del club. “Ha sido la realidad más difícil, sí, sí. Quedará en la historia como una de las peores temporadas del Sevilla, pero he pasado por el reto más difícil. Por todo lo que ocurría el peso del entrenador en estos cinco meses... he sentido que tenía que tirar de un carro muy pesado”.
Un tarea que no podía alargar: “Yo no siento la responsabilidad de tener que decir qué necesita el club”. Eso sí, advirtió a los dirigentes que deben acertar. “Ahora vendrán tiempos de apretarse mucho y de mucha responsabilidad por los que rigen el club y ojalá que tomen buenas decisiones, porque el club lo va a necesitar”. ¿Y la afición? “De la afición del Sevilla me llevo el cariño diario, del día a día, lo que te dicen y te cuentan. Ha sido una relación de respeto mutuo. Este episodio lo hemos pasado con el favor de la afición y no en contra”. Mañana se verá en la escenificación de su adiós.
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