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Frustración total de los aficionados sevillistas al comprobar que su equipo vuelve a recaer de su enfermedad en la presente temporada al caer contra el Celta después de ponerse por delante en el marcador. Además, queda el enfrentamiento publico entre su entrenador, Quique Flores, y su goleador, En-Nesyri, tras la sustitución del marroquí.
Los datos objetivos no siempre son concluyentes en el fútbol, pero hay veces que sí sirven para explicar determinadas situaciones. Uno, En-Nesyri fue el autor del único gol del Sevilla y tuvo menos ocasiones claras que otros compañeros. Dos, es normal que se fuera cabreado justo después de no haber recibido el balón en una acción de tres contra uno. Tres, le pegó una patada a una nevera y otra a una botella de agua por su frustración después de pedirle explicaciones a Quique con los brazos abiertos. Cuatro, el entrenador debió mirar para otro lado y afearle su actitud en el interior del vestuario. Cinco, el Sevilla ganaba 1-0 cuando se fue y perdió 1-2. Seis, el respeto siempre debe ser máximo hacia el compañero que entra en el campo y En-Nesyri no lo tuvo.
El lebrijano volvió a pelearse con todos los defensas del Celta y se generó por sí mismo la mayor parte de las opciones de gol que tuvo, pero no estuvo acertado de nuevo en la suerte suprema y eso, al final, fue decisivo. Lo peor fue su egoísmo en la jugada de tres contra uno. Si no le das el balón al compañero, tiene que acabar en gol sí o sí, no cabe otra que no celebrar el tanto.
Quique Flores lo ha piropeado muchísimo por su aportación al Sevilla, pero en este partido contra el Celta no tuvo su mejor tarde precisamente. En el gol de Carles Pérez lo deja recibir, primero, y tampoco le aprieta para hostigarlo al menos en el disparo; en el de Strand Larsen se despista y se olvida de que el noruego era suyo.
Quique juega con cinco defensas y esta vez también quiso colocar a tres delanteros; de hecho, le indica a Ocampos que el dibujo es un 1-5-3-2. El problema es que el francés, con el calor que hacía, estaba condenado a jugar prácticamente solo en el eje, sólo con Óliver Torres a su alrededor y eso ni es centro del campo ni nada.
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