Saúl y el Sevilla: un liderazgo por cumplimentar

El medio centro desea empezar a ejercer de veras el rol para el que vino al Sevilla y reconoce su frustración: “Mentalmente lo he pasado mal”

Una estadística a romper: seis partidos sin ganar al Osasuna

Saúl ensaya el disparo a puerta durante el calentamiento de un partido.
Saúl ensaya el disparo a puerta durante el calentamiento de un partido. / AFP7 / Europa Press

Demasiadas veces en el fútbol se obvia o se olvida el factor humano, pero éste existe. En las dos últimas décadas se hizo costumbre en las primeras plantillas de los equipos profesionales la implantación de la psicología como apoyo a los cuerpos técnicos. En eso fue pionero el Sevilla de principios de este siglo y ahora sigue contando con un psicólogo que vigila los altibajos emocionales de los futbolistas. Aun así, a veces no es suficiente y Saúl ha reconocido que la lesión que sufrió el pasado 24 de septiembre frente al Valladolid, frenando la posibilidad de erigirse en uno de los referentes del equipo, le pasó factura psicológica. “Mentalmente lo pasé mal”, dijo en la comparecencia que protagonizó este viernes.

Saúl fue el elegido por el departamento de comunicación para dar la rueda de prensa intersemanal, en el ecuador de los entrenamientos previos al partido del lunes contra el Osasuna, aprovechando que ya se ha incorporado a pleno rendimiento con el grupo. Lo hizo la semana pasada e incluso ya fue convocado. Pero aún tiene que retomar el ritmo competitivo que perdió hace más de dos meses ya con la lesión más grave que ha sufrido en su ya dilatada carrera. Nunca había estado tanto tiempo sin ejercitarse ni jugar. 

La necesidad de coger ritmo competitivo

“Lo más prudente es ir cogiendo ya ritmo de partido, sensaciones y poder volver a encontrarme tras una lesión larga. Tengo ganas de devolver ese cariño porque el inicio ha sido complicado con la expulsión y la lesión”, reconoció ayer. “A pesar de ello estoy muy contento y quiero devolver ese cariño en el terreno de juego”, añadió el mediocampista de 30 años.

El único episodio feo de enfermería que tiene como precedente fue en 2015. Pero ni siquiera cuando sufrió aquel rodillazo en la visita europea del Atlético de Madrid al Bayer en Leverkusen en 2015 y que le hizo sangrar orina y quedarse hospitalizado en Alemania -tuvo un cólico nefrítico previo- le afectó tanto.

La falta de referencias en la plantilla

Aquello lo marcó sólo momentáneamente. Pero apenas tenía 20 años y toda una brillante carrera por delante. Ahora su horizonte era distinto desde su llegada en verano al Sevilla haciendo un esfuerzo económico para recuperar el protagonismo que había perdido en el Atlético de Simeone. No sólo eso, sino que llegó para cubrir el rol de jugador referente en una plantilla nueva, joven, falta de líderes más allá de dos componentes de la vieja guardia como Gudelj y el ya crepuscular Jesús Navas. Y esto ha pesado en el inconsciente de Saúl.

Públicamente reconoció que sintió “frustración” por su lesión. “El día que entrenamos antes del derbi en el estadio lo pasé muy mal y me fui a hacer parte de la recuperación en Madrid porque mentalmente no estaba bien (...). Mi intención es estar cerca para aportar mi experiencia. Me tocó hacerlo desde fuera”. Y ahora quiere hacerlo desde dentro.

Una deuda pendiente por zanjar

El ilicitano sabe que está ante un liderazgo en el campo y no sólo en el vestuario. Ya fue convocado frente al Rayo Vallecano, pero no pudo jugar aún. Aun así, fue de los futbolistas que alzó la voz para pedir energía en el vestuario antes de saltar al campo. Es ese rol el que ahora debe trasladar al césped.

Esa promesa por cumplir ha pesado en su ánimo. Primero fue la sanción arrastrada de la temporada pasada -única de Primera División y aun así sin indulto en año triunfal de la selecicón-; luego la absurda expulsión en Mallorca y otra sanción; y por fin la lesión que sufrió después de tres años sin perderse ninguna convocatoria en el Atlético. Ahora quiere jugar y ejercer ese liderazgo que trajo como carta de presentación. Será la mejor forma de zanjar lo que ve como una deuda pendiente.

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