La controvertida capitanía de Saúl como síntoma de la decadencia del Sevilla

Puede ser la primera vez en la historia que un futbolista cedido luce el brazalete de capitán con dos partidos oficiales en su haber

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Saúl conduce la pelota luciendo el brazalete de capitán del Sevilla.
Saúl conduce la pelota luciendo el brazalete de capitán del Sevilla. / AFP7 / Europa Press

La preocupante derrota del Sevilla contra el Alavés, un hecho que en otro contexto podría tener una lectura distinta, en un estadio que siempre ha sido complicado para el equipo de Nervión, dejó varios síntomas que han devuelto al sevillismo a la peor de las incertidumbres. Todas las lecturas son negativas: desde la lesión de Isaac, menor de lo esperado en principio, hasta la elección del once, la elección de la sexta pareja distinta de centrales o la tardanza en hacer los cambios, o la imagen paupérrima de un Sevilla impotente. Y también la elección del capitán: Saúl.

El medio centro ilicitano, que ha realizado un esfuerzo importante para unirse al proyecto de García Pimienta y Víctor Orta, ni siquiera está entre los capitanes elegidos por la plantilla. A saber y según desveló Isaac: Jesús Navas, Gudelj, Marcao y Suso. Ya sorprendió ver a Marcao como capitán en el Sevilla-Girona, cuando el brasileño apenas ha jugado en las dos temporadas anteriores 21 partidos oficiales. Al menos, empezaba su tercera temporada en Nervión. ¿Pero Saúl, un futbolista en teoría cedido por el Atlético?

La dirección deportiva apostó fuerte por Saúl para dotar de jerarquía a un equipo falto de liderazgo tras los abruptos cambios en la plantilla y la salida de pilares como Fernando y Rakitic, luego de Ocampos, con Sergio Ramos también como futbolista que firmó por una temporada y tenía inherente la seña de identidad de la cantera sevillista y también fue capitán por ello.

A alguno le chirrió que Sergio Ramos fuera capitán recién llegado, pero se trata de un futbolista sevillano y de la casa, aunque en su primera etapa sólo había jugado 49 partidos con el primer equipo: siete en la temporada de su debut y 42 en la de su asentamiento y eclosión antes de irse al Real Madrid.

El caso de Saúl es distinto y confirma la deriva de la despersonalización del Sevilla. Sergio Ramos fue capitán habiendo jugado dos temporadas 17 años atrás en el primer equipo. Marcao rebajó ya esta temporada el listón con apenas 21 encuentros oficiales en dos años. Y el ilicitano estrenó la capitanía habiendo jugado ¡dos partidos como sevillista! Bien es cierto que Maradona, cuando debutó con el Sevilla recién llegado en octubre de 1992, lo hizo como capitán, el rol que siempre tuvo en Nervión. Pero la comparación no se sostiene.

Influyó en tal decisión que no había ningún capitán de los elegidos en el once inicial: no estaban Jesús Navas, por su problema de artrosis por desgaste en la cadera; Gudelj, por decisión técnica; Marcao, con la nariz rota; ni Suso, recién salido de una lesión de un mes. Sí había futbolistas que llevaban una temporada o más en el equipo e incluso canteranos: Nyland, Nianzou, Kike Salas, Pedrosa, Sow... o Isaac.

Pero la premisa de la jerarquía que Víctor Orta detectó tácitamente fichando a Saúl para dotar de esa virtud a la plantilla y la experiencia del jugador en el Atlético le dieron el brazalete de capitán, a un jugador cedido. Puede ser la primera vez en la historia que sucede esto. Tampoco es cuestión de hacer una prospección histórica para buscar un extraño precedente.

Pero lo que está claro es que, además de confirmar el giro absoluto en la planificación, es otro síntoma de la decadencia de un Sevilla que adolece de falta de personalidad, oficio y calidad. He ahí el peligro de la sintomatología de este enfermo cuya cura se antoja complicadísima. Y el contexto no ayuda nada a que sane.

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