El salto imposible de García Pimienta
El Sevilla continúa en la medianía al desaprovechar la ocasión de dar un golpe hacia la zona alta por la mezcla de infortunio e incapacidad ofensiva, responsabilidad del técnico: el calendario en casa no invita al optimismo
¿Qué sería de este Sevilla sin Lukébakio?
El Sevilla de Xavi García Pimienta continúa sin romper amarras. Había fijado el rumbo el propio técnico en Montilivi. “Es el camino que queremos seguir”, dijo de forma reiterativa durante su comparecencia previa al partido con el Espanyol. Este encuentro se presentaba como la ocasión pintiparada para zanjar varias circunstancias negativas: sumar dos triunfos seguidos por primera vez, acabar con la racha de dos empates seguidos en casa y acercarse a la lucha por Europa. Pues nada. El Sevilla encadenó su tercer empate consecutivo ante su gente y por idéntico resultado tras los de Osasuna y Valencia. Volvió a fallar ante un equipo de la zona de descenso. Y vuelve a su posición natural esta temporada, la mitad de la tabla. No puede aspirar a otra cosa.
Todo fue producto de un crisol de componentes entre los que tiene mucha responsabilidad el propio entrenador. El Sevilla no suelta amarras en la Liga porque el equipo no suelta amarras sobre el césped. Basta que se le ponga enfrente un equipo medianamente ordenado y que lo espere en su campo como el Espanyol para que se destapen todas las carencias del sistema ofensivo de García Pimienta. Fue especialmente llamativo cómo el Sevilla desaprovechó el descarado marcaje de dos hombres a Lukébakio, su futbolista estelar y el hombre al que ya todos los equipos buscan maniatar.
Eso supone en teoría una ventaja para que otro compañero del belga aproveche que van dos futbolistas sobre él para hacer daño. Como sea. Pero el neófito Manolo González le ganó la partida y Juanlu fue incapaz de tener iniciativa propia y de desdoblar por fuera o de ofrecerse en los espacios que obligatoriamente dejaba el sistema defensivo del Espanyol cuando dos hombres iban encima del máximo goleador del Sevilla. Entretanto los mediocampistas no salían del fútbol control, sin arriesgar buscando los espacios.
El camino que creía fijado García Pimienta desde Montilivi se volvió a perder en las brumas de la inconsistencia de la medular cuando ésta debe ser valiente y crear juego. Saúl ya se vio desde el inicio que no tenía su día frente a un rival que coordinó perfectamente su orden defensivo con dos líneas de cuatro y la apuesta por Peque como delantero centro fue un fracaso estrepitoso. Pese a ello, García Pimienta no lo cambió en el descanso y esperó hasta la hora de juego para dar entrada a Ejuke.
¿Tan escasísimo fondo de armario tiene este Sevilla en permanente reconstrucción que su técnico debe esperar más de una hora (minuto 62) para corregir el desaguisado? El técnico barcelonés ni siquiera agotó los cambios y el último refresco, por las molestias musculares de Rubén Vargas, fue un medio centro defensivo, Agoumé (83’), cuando necesitaba buscar el gol del triunfo y seguían en el campo los tres mediocapistas titulares, si bien Saúl ya actuaba como lateral izquierdo desde que Juanlu le dejó su sitio a Antonetti (80’).
Quedó al descubierto otro de los fallos de la plantilla, que desde el principio presentó el tremendo desequilibrio que había entre los cuatro laterales derechos (Juanlu, Carmona, Montiel y Jesús Navas, aunque éste había recuperado el rol de extremo) y los dos laterales izquierdos (Pedrosa y el infrautilizado y saliente Barco).
El partido con el Espanyol dejó en evidencia la importancia de Isaac en este equipo. También que Víctor Orta tiene que apremiarse en la reforma de la plantilla en enero por los fallos arrastrados desde agosto. Y, que no se olvide, que García Pimienta sigue sin dar con un sistema ofensivo de garantías, algo que se manifiesta sobre todo en casa y pese a que parecía que en Gerona había dado con la medular perfecta con Lokonga, Sow y Saúl.
En casa el Sevilla ha logrado cinco triunfos sufridísimos por la mínima, tres empates y tres derrotas. El calendario no invita al optimismo. Por Nervión deben pasar en la segunda vuelta los cuatro de la zona noble: Barcelona, Athletic, Atlético y Real Madrid. La reconstrucción se estanca.
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