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La revancha se llama Supercopa de Europa

Sevilla F.C.

La derrota contra el Valencia obliga a reaccionar con urgencia, pero el City no es el mejor cliente para ello Los movimientos de salidas de futbolistas tardan

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José Luis Mendilibar, con rostro serio durante el partido entre el Sevilla y el Valencia. / Joaquín Corchero | Europa Press

Día de resaca amarga en el Sevilla después de la derrota en el debut liguero contra un Valencia repleto de chavales que han sido subidos desde el filial por estricta necesidad económica. Era una jornada de muchas preguntas en el seno de la entidad sevillista, desde José Castro y José María del Nido Carrasco, que son los dos que repiten del trío responsable de las últimas planificaciones, hasta el entrenador, José Luis Mendilibar, pasando por el director deportivo, Víctor Orta, que fue el sustituto de Monchi, el máximo responsable, para lo bueno y para lo malo, de la mayor parte de la actual plantilla.

Era un día un tanto extraño, sobre todo cuando el propio técnico vasco admitía en la rueda de prensa posterior a la derrota liguera que jugando de esa manera era imposible tener la mínima opción de sorprender al todopoderoso Manchester City en esa final de la Supercopa de Europa que depara el calendario. Eso sí, como es lógico, Mendilibar no escondía la esperanza de un cambio en los suyos. “El City nos puede ganar, pero no creo que juguemos como en este partido”, reflexionaba el veterano entrenador.

No escondió su enfado con el estilo de juego de los suyos el máximo responsable de este Sevilla. Su idea de fútbol no tiene nada que ver con lo que se vio el viernes en el Ramón Sánchez-Pizjuán, que fue un equipo sin físico y con mucha parsimonia a la hora de mover el balón y también para recuperarlo cuando lo perdía. Hay que tener en cuenta que el centro del campo alineado por Mendilibar carecía de fuerza, entre otras por la edad de Fernando y Rakitic, que se veían claramente superados en el ir y venir.

Tampoco la gestión de los recursos por parte del técnico fue la mejor, pues, salvo en el caso de Juanlu por un desconocido Jesús Navas, que apenas se desdobló en el ataque durante la mayor parte del encuentro, los otros tres futbolistas que ingresaron no pudieron tener un peor desempeño. Desde Gattoni, el más señalado sin duda, hasta el propio Djibril Sow, los dos debutantes en Liga, e incluso un Óliver Torres que no ayudó casi nada e incluso tuvo una participación negativa en el primer gol de los valencianistas.

La actualidad sevillista obliga a pasar esa hoja del calendario, con el sinsabor correspondiente, y mirar ya hacia la cita del miércoles en Atenas contra el Manchester City. Una de las grandes figuras del gigante inglés de Pep Guardiola no podrá estar, ya que el belga Kevin de Bruyne es baja obligatoria por lesión. Pero el arsenal de los citizen es tal que tampoco deben echarlo mucho de menos. También en la primera goleada contra el Burnley (0-3) se pudo ver una fuerte reprimenda del técnico español a Haaland en el descanso, algo que incluso incomodó tanto a Guardiola que quiso tapar la cámara que emitía la señal televisiva.

Será una semana extraña, pues, como decía Mendilibar en las vísperas del partido contra el Valencia, la plantilla aún está demasiado cogida con alfileres, es decir, el técnico no sabe siquiera con qué futbolistas podrá contar a partir del 1 de septiembre y se limita a trabajar con lo que tiene a su disposición. Está claro que las gestiones en los despachos van mucho más lentas de lo deseado y el club no consigue aligerar una nómina que es demasiado elevada hasta para entrenar.

Ha pasado, concretamente, una semana y no se ha hecho oficial ni un solo movimiento de salida, tampoco de entrada lógicamente, pues la premisa es que debe reducirse la carísima nómina de futbolistas. Los rumores son muchos y se dice muy rápido que Tecatito Corona va a salir a los Rayados de Monterrey; Idrissi a Arabia Saudita o para retornar al Feyenoord, al que ayudó a ser campeón de la Eredivisie; Óscar al Alavés; Augustinsson y Delaney, casi en paquetito conjunto, al Anderlecht o al Copenhague; e incluso no se dice ni media palabra del regalito llamado Januzaj…

Con las salidas ya oficiales de los canteranos Iván Romero y Carlos Álvarez al Levante, son los llamados a tener prioridad a la hora de marcharse, pero pasan los días y lo único que se confirmó fue la marcha de Rekik al Al Jazira de Emiratos Árabes, de Rony Lopes al Sporting de Braga. También se fueron los canteranos José Ángel al Getafe y Luismi al Tenerife, aunque ésas sean operaciones ya muy menores. Pero no se queda aquí la lista, también Papu Gómez o Montiel, por citar dos casos bastante claros, también tienen abierta la puerta de salida.

La inestabilidad, en definitiva, es grande y la derrota contra el Valencia no ha ayudado a calmar esas aguas. Y ahora, sin solución de continuidad casi, llega esa Supercopa de Europa contra el Manchester City, algo que debería ser una fiesta por haber conquistado la séptima Liga Europa, pero que no puede servir para levantar el pie del acelerador. El tiempo se echa encima y la experiencia del año pasado ya enseñó lo que sucede cuando la Liga se comienza de forma tan inestable.

Deficiencias en el estilo de juego a juicio de quien ordena la forma de desarrollarlo y demasiada parsimonia por parte del club, en global, a la hora de planificar la plantilla 23-24... Ingredientes amargos en el cóctel para que éste pueda tener un buen sabor en Atenas, pero fútbol es fútbol.

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