El reto de Del Nido Carrasco: empezar de cero como hace 24 años
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El presidente del Sevilla se ve en una situación incluso peor a la de Roberto Alés en 2000, abocado a una recesión drástica, con el equipo en Primera División pero con la fortísima oposición de su padre y la afición
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El 10 de febrero de 2000 Roberto Alés aceptó el ofrecimiento que nadie quería en aquel momento: ser presidente de un Sevilla que estaba inmerso en una gravísima crisis económica con el equipo ya abocado al descenso, de nuevo, a Segunda División. Tuvo que hacer tabla rasa y empezar de cero después de la experiencia fallida de Rafael Carrión, que tomó el sillón presidencial el 17 de mayo de 1997 con el equipo también ya con los dos pies en Segunda División: el ascenso que logró en 1999 con Marcos Alonso sólo sirvió para prolongar la agonía. Ahora, a José María del Nido Carrasco le toca un reto enorme y con una crisis que es similar o superior por los condicionantes en todos los campos: económico, deportivo e institucional. De momento, ha salvado con el caso Jesús Navas su primer gran match ball. Pero le queda la tarea más difícil. ¿Comparable a aquellos precedentes? El contexto actual es incluso más complejo.
En el Sevilla de hogaño, lo económico tiene más trascendencia. Siempre es recurrente aquella frase del padre del actual presidente nervionense cuando accedió al sillón el 27 de mayo de 2002: “La deuda del Sevilla es calderilla”. Alés lo primero que hizo al aceptar el nombramiento de presidente –que nadie quería en aquel momento– fue avalar personalmente un crédito de 25 millones de pesetas para un proyecto confiado a Joaquín Caparrós y Monchi.
La primera gestión económica de Del Nido Carrasco tiene mucho más riesgo: un plan financiero de 108 millones de euros a diez años que se llevará de cada ejercicio un importante bocado. Y esto llega después de tres ejercicios económicos deficitarios consecutivos pese a la participación europea mientras que para la próxima temporada no existen esos ingresos por los torneos continentales. Es decir, el margen de error se ha extinguido completamente. De ahí la preocupación en acertar con el entrenador en primer lugar con unos parámetros de bajo coste y un proyecto de cero. Que hayan salido nombres como Enzo Maresca o Maurizio Sarri causa hasta irritación...
Por esto el Sevilla de Del Nido Carrasco debe partir de cero y ya se han visto las primeras consecuencias. Las rescisiones de contrato de Rakitic y Fernando a mitad de curso tuvieron que ver tanto con la voluntad de los futbolistas –el primero no contaba ya para Quique y el segundo sólo tenía ánimo para volver a Brasil tras la muerte de su sobrino– como con la realidad económica de un club que verá reducido el coste de la plantilla a la mitad.
La plantilla de trabajadores no adscritos a la primera plantilla también se verá reducida en un cincuenta por ciento aproximadamente y ya hay incluso voces que advierten de la posibilidad de que el primer equipo haga la pretemporada en la ciudad deportiva para aprovechar las novísimas instalaciones recién inauguradas –con un coste de 10 millones de euros– y ahorrarse el gasto en una pretemporada fuera de Sevilla. Pero en este contexto lo fundamental es acertar en lo deportivo y ahí se vuelve el foco a la gestión de Víctor Orta para seguir recortando el coste de una plantilla inflada y desequilibrada entre sus elevados emolumentos y su rendimiento, algo heredado también de la etapa anterior de Monchi.
La cantera tendrá mucho peso y los nuevos fichajes serán de un perfil de coste bajo en forma de cesiones como las de Soumaré, Agoumé, Hannibal o Véliz. El comité de dirección está enfrascado en la renovación de Isaac como ejemplo de esto. También en las de Jesús Navas o Sergio Ramos. Pero a partir del 30 de junio seguirán en nómina futbolistas que cobran suculentos contratos que ya serán inviables. Los casos de Rafa Mir o Januzaj, también Marcao o Nianzou, son sangrantes y sus traspasos son imposibles y están abocados a cesiones como solución.
Como traspasable con cierto valor de mercado apenas tiene el Sevilla a En-Nesyri y en menor medida Acuña u Ocampos, con quien cuenta para el nuevo proyecto el presidente. Y tienen que regresar otros cedidos con peso en la nómina –José Ángel Carmona, Luismi Cruz, Óscar Rodríguez, Augustinsson y Delaney (con mercado y contrato hasta 2025); Montiel (hasta 2026) y Gattoni (hasta 2027). Y con el caso de Sergio Ramos por aclararse si acepta una renovación de bajo coste o no.
De trasfondo, está la inquietud en torno al actual director deportivo tras su pifia con Diego Alonso. Lo económico puede pesar más que el perfil de entrenador, pieza clave del proyecto, y ahí está el bandazo táctico entre Xavi García Pimienta y Jagoba Arrasate, ya comprometido verbalmente con el Mallorca. Del Nido Carrasco, más presidencialista que su antecesor, debe tener tino y firmeza.
Su reto es enorme y encima tiene la espada de Damocles del padre sobre su cerviz. Un asunto judicializado. Y otra amenazante espada de Damocles más: la de una afición que ya lo tiene enfilado como vicario de la presidencia de Pepe Castro. Y ese doble lastre no lo tuvo Roberto Alés. Otros escollos a salvar. Un buen rasero para medir la personalidad del joven presidente sevillista ante esta gran y crispada crisis, que parece la crisis de todas las crisis.
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