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Menos mal que se lo marcaron ellos (1-1)

Sevilla-Athletic de Bilbao

El Sevilla vuelve a tropezar ante los suyos porque le cuesta un mundo acercarse al gol

Los blancos salvaron un punto con un remate en propia puerta de Unai Núñez

Las fotos del Sevilla FC-Athletic de Bilbao

Un lance del Sevilla-Athletic. / Antonio Pizarro

Imposible mantener las aspiraciones del actual Sevilla con tan escaso gol. El cuadro de Julen Lopetegui dio un nuevo paso atrás en ese Ramón Sánchez-Pizjuán que siempre le sirvió como hoguera para abrasar a sus adversarios por la sencilla razón de que no tiene ni la menor maldad para hacerle daño a éstos, esta vez el Athletic Club de Bilbao. Los nervionenses salvaron un punto gracias a que Unai Núñez se introdujo un centro atrás de Ocampos en su propia portería, porque habría que haber visto el desenlace de la jugada de no haber sido así por mucho que De Jong estuviera justo detrás dispuesto para empujar la pelota.

La realidad es así de cruel para este equipo tan bien construido de atrás hacia delante. Arriba no tiene el nivel el Sevilla de las escuadras que quieren pelear por cosas realmente importantes. No sólo le cuesta hacer goles, que eso hasta puede ser natural en todos, incluso en el mismo Real Madrid pos Cristiano Ronaldo, lo peor es que tampoco es capaz de crear esas opciones diáfanas para cantar a los cuatro vientos la alegría suprema del fútbol.

Basta con repasar la hoja de apuntes del cronista para llegar a esa conclusión, que no es ninguna exageración. La primera mitad concluyó con un córner directo estrellado por Banega en el larguero en el minuto 40. El resto fue un disparo alto del propio medio centro argentino, una llegada de Ocampos sin remate final, un tiro arriba de Joan Jordán en un balón rechazado y un centro de Koundé que no llegó a conectar Munir. Ni un solo mano a mano, ni un solo remate franco ante Unai Simón y así, sencillamente, es imposible.

Cierto que en el segundo acto, con todo más ajustado a la lógica desde el alineador, el Sevilla sí pudo marcar, pero tampoco es cuestión de elevar los piropos muy alto. Yeray salvo entre los tres palos a Munir, en la ocasión que era la más rotunda, hasta que De Jong erró un remate increíble. Un centro raso, tenso, de Jesús Navas, toda la portería para el holandés a bocajarro si le cambiaba la dirección al balón y lo estrelló en el poste que tapaba Unai Simón y no se le fue fuera de puro milagro. Suerte para los anfitriones que en la acción inmediatamente posterior llegaba el remate, éste sí acertó, de Unai Núñez contra su propia portería, porque si no igual y habría habido más debate sobre el error del delantero centro. Después, una opción buena de Diego Carlos en la recta final y pare usted de contar.

Gaizka Garitano les adjudicaba a los nervionenses en las vísperas la condición de aspirantes a la Liga hasta que ésta esté viviendo sus últimos capítulos. O Monchi se saca de la chistera un conejo en este mercado de invierno o el Sevilla vive una metamorfosis inesperada en alguno de los futbolistas con los que cuenta en su plantilla, pero si no, con esta carencia de gol tan evidente, es imposible que así sea e incluso le costará trabajo moverse por los niveles actuales. No se olvide que a estas alturas los blanquirrojos, con Machín, más o menos se movían por los mismos puestos hace justo un año y no hace falta recordar lo que sucedió después por no haber sabido reforzar el elenco de futbolistas con jugadores que mejoraran la faceta más trascendental del juego.

Pero eso lo deparará el futuro, ahora se trata de diseccionar lo acontecido en este Sevilla-Athletic, un litigio que arrancó con una revolución ideada por el cuerpo técnico de Lopetegui. El vasco optaba por Koundé en el lateral izquierdo como sustituto del sancionado Reguilón, dejando a Escudero en el banquillo, y situaba a Munir en el puesto de delantero arriba, pero sin acompañarlo con más llegadores, pues colocaba a Óliver Torres como falso extremo izquierdo en su dibujo para tratar de buscar más control del juego.

Ni una cosa ni la otra. El Sevilla no era capaz de salir desde atrás con solvencia y encima se vio castigado muy pronto por un despiste defensivo en una jugada directa del Athletic. Balón arriba, Fernando choca con Raúl García, éste se duele y Koundé se despista en un perfil que no es el suyo para que Capa se aproveche del hueco creado. El anfitrión volvía a estar por debajo en el marcador en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

Una vez más, todo estaba cuesta arriba y el Sevilla se vio impotente para mandar en el juego, entre otras cosas porque era un equipo absolutamente volcado hacia un lado y sin ninguna profundidad en el otro. En la derecha, se incorporaban, tampoco en exceso, Jesús Navas y Ocampos; el problema estaba en la izquierda, donde Óliver Torres no estaba y Koundé cuando llegaba se veía que tenía dificultades para centrar, por lo que todos los balones le salían raso en busca de asegurar el golpeo.

Las imágenes del Sevilla fc-Athletic de Bilbao / Antonio Pizarro

Era evidente que el equipo requería de dos cambios que hubieran acertado hasta el socio 37.243, incluso si éste es infantil. De Jong y Escudero a la cancha en el intermedio, Carriço y Óliver Torres se duchaban de forma precipitada para que todo fuera infinitamente más coherente en la disposición de los sevillistas. Y se vio que era mucho mejor así antes del primer minuto, cuando una peinada de De Jong dejó absolutamente solo a Munir para que Yeray salvara entre los palos el 1-1.

Bueno, el Sevilla había dado un paso adelante y hasta llegó a recordar en algunas fases a aquella máquina en modo centrifugado que tanto llamara la atención en sus primeras comparecencias en el Ramón Sánchez-Pizjuán con Lopetegui como entrenador. Hasta que igualó sobre la hora de juego con el autogol de Unai Núñez.

Era justo ese empate y sólo quedaba comprobar si los locales eran capaces de mantener el ritmo alto en la circulación de la pelota. Lo hicieron a medias. El Athletic siguió transmitiendo la sensación de estar desbordado, sobre todo cuando el balón llegaba a la derecha para Jesús Navas y Ocampos, pero todo quedaba en nada por una razón o por otra.

Sólo el remate de Diego Carlos en esa falta lateral de Banega en la que el brasileño aprovechaba un rechazo fue digno de ser considerado peligro real. Imposible, pues, ante tanta carencia de gol. Así es casi imposible que el Sevilla siga peleando por la zona en la que vivaquea. Si tiene que ser uno de ellos quien se marque el gol....

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