En abierto
Francisco José Ortega
El 'difícil' reto de Víctor Orta con el nueve
Copa del Rey · Sevilla FC-Cartagena
sevilla/De unos años a esta parte los equipos grandes, los equipos de Primera, han aprendido en esto de la Copa. No se fían ni de sus padres. Y hacen bien. El Sevilla, pese al 0-3 de la ida, metió ritmo al partido de vuelta nada más que el Cartagena terminaba de hacerse las fotos o completaba el tour por el estadio. ¿Para qué esperar más? Dos chispazos sin romper a sudar de Ben Yedder sí que convertían el resto de minutos en un trámite, un segundo partido paralelo en el que los nervionenses volvían a anotar dos goles, pero en el que también dejaba algunas dudas en casi lo mismo de siempre aun con un rival dos categorías por abajo. El repliegue y el sistema defensivo en general chirriaba en algunas fases que no acabaron en goles por la escasa pericia de los murcianos y en un par de ocasiones por el acierto de David Soria. No llegaron a ser sustos porque no había lugar para ello, pero sí enseñanzas, porque hasta de los trámites se aprende.
Pero lo que importa es que con Berizzo viéndolo por televisión desde su lecho hospitalario, su equipo le dio oficialidad a lo que ya era un hecho, que estará en los octavos de final de la Copa del Rey, una competición que le ha dado muchas alegrías a esta entidad en su época reciente y que la afición quiere volver a sentir.
Su otro yo en el banquillo, Ernesto Marcucci, alineó al mismo once que jugó la ida en Cartagonova hace un mes con dos únicas salvedades, Mercado por Lenglet, que no estaba en la convocatoria; y Nolito por Correa, que sí esperaba en el banquillo, pero prácticamente no hubo tiempo material para comprobar si el rival podía meterse mínimamente en la eliminatoria, lo que podía llamarse hacer un Fuenlabrada –o, más grave, un Formentera o un Lleida, que eliminaron a Athletc y Real Sociedad– y obligar al Sevilla a un esfuerzo añadido que aunque fuera mínimo podía tener sus consecuencias para los puertos que hay que subir en diciembre en la Champions, pero sobre todo en la Liga, con una visita al Real Madrid en el Santiago Bernabéu.
Ben Yedder salió enchufadísimo y a los cinco minutos y pocos segundos ya le había hecho dos goles a un Cartagena que encima, con muchas bajas entre sus hombres importantes, mezclaba en su alineación titulares y suplentes. Quizá alentado por la euforia de verse en un escenario como el Sánchez-Pizjuán, quiso salir jugando como los equipos de Guardiola y se encontró con lo que muchos, que las copias no salen igual sin los mismos materiales. El robo fue como un trozo de carne en una jauría de leones hambrientos en la línea de los trescuartistas del Sevilla y Borja Lasso tardó tres segundos en poner de gol al franco-tunecino.
Marcucci sonreía para dentro en su área técnica sabiendo que con ese zarpazo se ahorraba cualquier atisbo de intranquilidad, a lo que siguió el segundo gol de Ben Yedder, en una jugada de Nolito y Ganso iniciada entre el sanluqueño con taconazo de Carole que derivó en una obra de arte sobrevolando de un lado al otro el área. El cambio de Nolito lo volvía a meter de volea al otro rincón del área Jesús Navas y ahí Ganso dejaba en bandeja el 2-0 para que el punta galo disparase sus estadísticas en su particular lucha con Muriel por los duelos que de verdad valen.
En esos primeros minutos el Sevilla ya hacía pensar que podía darse un festín y de hecho se lo acabó dando, pero tras esa fase inicial en la que la banda de Nolito y Carole daba para mucho y por dentro aparecían constantemente Ganso y Borja Lasso, empezaron a aparecer desajustes defensivos que parecían inocentes por la escasa entidad del rival. Fundamentalmente derivados de las pérdidas de su posición que protagonizaba Krohn-Dehli, que además jugaba como único medio centro sin serlo y que acababa abandonando sus terrenos por seguir a su par asignado (el modelo es el modelo y las marcas individuales también tenían vigencia ante un rival de Segunda B). No es por ser cansinos con la planificación, pero el único pivote de los 13 futbolistas que Marcucci puso a jugar actuaba de central. Geis, que desde que apareció precisamente en Cartagena nunca ha jugado en su sitio, ofrece muy buenas sensaciones por la lógica que su fútbol desprende y la afición tiene ganas de verlo en ese puesto que se han disputado hasta ahora Pizarro y N’zonzi.
El rival, que dejó las ocasiones de verdad para la segunda mitad, primero avisaba acercándose, aunque el Sevilla volvió a poner más distancia en la desigual eliminatoria con el tercer tanto, obra de Ganso, cuando el primer acto ya se disponía a morir en la orilla.
Tras el descanso, en lo que ya era un entrenamiento, se vio de nuevo otros dos Sevillas distintos. Con Correa en punta por Ben Yedder, el remiendo de Krohn-Dehli seguía generando espacios delante de la defensa y el Cartagena ya se subía de verdad a las barbas. Soria le amargaba la tarde a los adversarios que buscaban su foto y su momento de gloria. Le sacó un remate a Dani Ábalo de mucho mérito y al ex sevillista Hugo le hizo la parada de Casillas a Perotti en esa misma portería.
En la otra fase, el Sevilla cerraba la cuenta con un control orientado de Correa para enmarcar. De eso se trataba, de golear y de pasar.
También te puede interesar