Un regreso deseado y a corazón abierto
Así fue la presentación de Sergio Ramos en Sevilla
Sergio Ramos vive su gran noche ante 22.000 sevillistas, muchos de ellos muy jóvenes, cumple un sueño y cierra una herida
José Castro se llevó los pitos de un Sánchez-Pizjuán y escuchó gritos de "dimisión"
Sergio Ramos: "Es un día que quiero enmarcar"
La anécdota en la presentación de Sergio Ramos: Orta le regala a Castro un avión
Sergio Ramos sigue cerrando círculos en su semana fantástica. Este miércoles cumplió su deseo en su presentación oficial como jugador del Sevilla FC, un acontecimiento vestido con el boato de un Sánchez-Pizjuán a puertas abiertas y con más de 22.000 sevillistas en las gradas, muchos de ellos muy jóvenes, el futuro que el club debe recuperar y que el camero puede y debe ayudar a hacerlo.
El ex futbolista del Real Madrid ya sí puede decir que se siente en casa. Nervión lo recibió con los brazos abiertos y el camero lo dio todo. A corazón abierto, termina –por su parte– de limpiar la herida, que, sin embargo, no acaba de cicatrizar sino que se agranda con los dirigentes, ya que José Castro se llevó la gran pitada de la noche.
Ramos lloró en el césped, volvió a pedir perdón, repartió balones, se hizo fotos, firmó autógrafos, se dejó tocar por los más pequeños... lo que se dice un baño de sevillismo.
Antes, en una comparecencia con mucha concurrencia, como cabía esperar, el camero expresó sus sensaciones, las que ha sentido en su regreso y las que espera experimentar sobre el césped del Sánchez-Pizjuán, si puede ser, ya el día 17 ante Las Palmas en la quinta jornada de Liga.
Arropado por su mujer, Pilar Rubio, sus hijos, su padre y su hermano y representante René, el nuevo defensa del Sevilla también estuvo acompañado de los capitanes Jesús Navas y Rakitic y técnicos clave en su carrera como Joaquín Caparrós y Pablo Blanco, a quien había saludado efusivamente horas antes.
“Hicimos un partido de captación, tenía 12 años, y lo que más nos llamó la atención fue su carácter competitivo, su forma de ser. Vino un par de días más y decidimos que tenía que estar con nosotros porque era distinto a todos. Es una alegría tenerlo aquí porque es de los nuestros y nos va a hacer felices”, decía el hacedor de todo en la cantera nervionense.
El jugador vivió un día para recordarlo siempre. Seguro que de noche volvió a soñar con muchos de esos momentos ya hechos realidad, en su retina. “Es un día inolvidable, se cumple un sueño, vuelvo a casa. Uno no sabe cuándo se puede cumplir, es un día que quiero enmarcar y compartir con mis seres queridos. Va ser un día emocionante e inolvidable para mí. Tengo que agradecer al presidente, al vicepresidente, a Orta, a la afición por abrirme las puertas del Sánchez-Pizjuán. Y a mi hermano, que siempre hemos estado juntos”, comentó el camero.
Muy emocionado desde el principio, Sergio Ramos se acordó de personas importantes para él. “A Antonio Puerta desde ahí arriba nos sigue animando y ayudando, a mi abuelo por hacerme sevillista de cuna. Y a mi padre por haberme convertido en la persona en la que me he convertido”. Y no dudó en desear hacer algo grande. “Antes de morirme me gustaría ganar algo con mi equipo del alma”, expresó el jugador, que calificó de “anécdota” el hecho de que los dirigentes negaran que fuera una opción durante el verano.
Ramos, la verdad, no se esperaba esta respuesta. Y no dudó en reconocerlo: “He notado mucho el cariño y lo quiero agradecer. Soy el primero que reconocí y vuelvo a pedir disculpas, esa juventud, esa pasión te hace cometer errores y espero que sepan perdonarme. Eso se va a cambiar con rendimiento, con goles y demostrando que vengo a rendir. Ha sido una sorpresa tremenda el recibimiento”, agregó sin miedo tampoco al comunicado de los biris, aún reacios a acogerlo. “Es un tema que está encima de la mesa y quiero ser muy respetuoso. Hay personas que siguen molestas. Ojalá con mi rendimiento y con mis disculpas eso pueda cambiar”, zanjaba, aunque abierto siemre a retomar el tema si hace falta.
Donde sí fue contundente fue cuando le tocaron el tema del Betis. Le recordaron los aplausos que escuchó en el homenaje a Joaquín. “El único equipo en el que me podía haber quedado era el Sevilla. Lo del Betis era implanteable. Sí es verdad que estuve en el homenaje a Joaquín, pero ponernos a comparar aficiones... Me pintaría de rojo de arriba a abajo. Tenemos una afición de largo mucho mejor que la del Betis”, soltaba.
Ramos cerró un círculo y una herida a corazón abierto. La primera piedra está ya puesta y es importante. Pero ahora queda la verdad del fútbol. El verde es el que dicta qué es verdad y qué no.
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