Jesús Alba
Cuando el reloj se pare
Sevilla FC - Rayo Vallecano | Los nombres propios
Dos de los fichajes confirmados hasta ahora por el Sevilla, Erik Lamela y Marko Dmitrovic, ya estaban en disposición de debutar tras integrarse en los entrenamientos. Y lo hicieron con muy buen pie en el estreno loguero ante el Rayo Vallecano. El público, que retornó al Ramón Sánchez-Pizjuán un año y cinco meses y medio después, vibró con el fútbol fino y técnico de Lamela, autor de dos goles y que está dispuesto a cubrir el vacío del Mudo Vázquez en el capítulo de las virguerías. El portero, por su parte, dio mucha sensación de seguridad. Quien volvió a cambiar la faz del partido fue el papu Gómez con su visión tan vertical del juego. Y como broche al partido, las buenas maneras del chaval Pedro Ortiz en la medular.
Un fino estilista dispuesto a ampliar la lista de rehabilitados. Visto el decorado tan favorable que le quedó al Sevilla, Lopetegui le dio a Lamela la segunda parte. El argentino se acopló con celeridad al engranaje partiendo desde la derecha, asociándose por dentro con la cabeza alta y sin apurarse al pisar el área. Su sentido estético del juego caló pronto en la grada. Tuvo fortuna en su primer gol, pero en el segundo sacó instinto para tirarse al remate. Está dispuesto a ser uno más en la lista de jugadores que relanzan su carrera en el Sevilla, como su compatriota Éver Banega.
Dejó claro que le va a plantear un pulso a Bono. El serbio mostró en su estreno como sevillista las virtudes que lo llevaron a despuntar en el Eibar: brazos fuertes, agilidad pese a su corpulencia y reflejos entre los palos, además de un potente golpeo en largo. En su debe, algún balón que no blocó a la primera y dos indecisiones con Diego Carlos, lo que debe ir ajustando con sus nuevos compañeros.
Su verticalidad es un tesoro para el equipo. El juego del Sevilla fue otro en cuanto ingresó a la hierba el Papu Gómez y empezó a pedir la pelota con su acusadísima personalidad. Se ubicó en sus terrenos favoritos, el carril del diez, para asociarse con Acuña por fuera y con el que fuera por dentro. A diferencia de otros, entre arriesgar y asegurar el balón atrás, opta casi siempre por lo primero. Y suele acertar. Dos veces dejó pasar la pelota con enorme clase en el primer gol de Lamela.
Diez minutos de clase y manejo en el medio. Entre los chavales del filial que han venido trabajando con la primera plantilla en pretemporada, ha figurado Pedro Ortiz, que ha aprovechado sus minutos para mostrar un juego reposado y maduro. En sus diez minutos de ayer ofreció varias jugadas preñadas de criterio y calidad, incluido un taconazo mágico para asistir a Iván Romero.
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