El primer asalto se lo apunta el EQUIPO (2-0)

El Sevilla cobra una ventaja de dos goles en la ida de las semifinales contra el Barcelona gracias a los tantos de Koundé y Rakitic

Messi trató de tirar de los suyos desde el minuto uno al 94, pero se topó con Bono y con una escuadra que funciona como una máquina casi perfecta

Rakitic dispara duro con su pierna derecha para anotar el dos a cero.
Rakitic dispara duro con su pierna derecha para anotar el dos a cero. / Antonio Pizarro

Primer asalto para el Sevilla en estas semifinales coperas. El EQUIPO, si permiten la licencia de utilizar versales en esta ocasión excepcional, se impuso en el Ramón Sánchez-Pizjuán a esos futbolistas que están cotizados por encima de los 200 millones de euros, léase particularmente Leo Messi y también, a menos nivel lógicamente, subalternos como Dembélé o Pedri, dos jugadores como la copa de un pino. Pero con esa catalogación, no la de Messi lógicamente, tiene esta escuadra de Julen Lopetegui a unos pocos también. Empezando por Koundé, un central estratosférico, continuando por los otros dos componentes del triángulo defensivo, es decir, Diego Carlos y Fernando, y así sucesivamente se transita por Bono, Joan Jordán, Rakitic y muchas más piezas de las 16 utilizadas por el técnico vasco.

Ese 2-0, que no es definitivo jamás en estos cruces coperos entre el Sevilla y el Barcelona, como se ha demostrado en dos ocasiones al menos, sí permite aventurar muchas opciones para los blancos para alcanzar una nueva final en este siglo XXI. La ventaja, cabe insistir, es la misma que en otras ocasiones, lo diferente es el potencial de este escuadrón que defiende con hombría, y con muchísima calidad, la fe balompédica radicada en el sevillanísimo barrio de Nervión.

Ahí está la gran diferencia y por ahí sí pueden soñar quienes profesan esa religión balompédica con poder participar en una nueva final. Este Sevilla no tiene nada que ver con el que adiestraba Pablo Machín y que llegó con semejante ventaja en una eliminatoria copera, tampoco con el que fuera de la mano de Antonio Álvarez en la vuelta de una Supercopa de España, este EQUIPO, otra vez las dichosas versales, está al nivel de los mejores y sólo es cuestión de que llegue a confirmarle en un escenario como el Camp Nou y que Messi, por supuesto, no juegue uno de esos partidos del siglo a los que acostumbra el argentino cuando está motivado a tope, algo que no es nada extraño por cierto cuando tiene a los sevillistas enfrente.

La ventaja de dos a cero es un verdadero tesoro cuando al Sevilla lo defienden Koundé, Diego Carlos, Fernando o Bono, entre otros

Pero la ventaja de dos a cero es un verdadero tesoro cuando en las filas de un equipo juegan Bono, Koundé, Diego Carlos o Fernando. De no mediar un accidente, tipo expulsión tempranera o algo así, este Sevilla camina, por ejemplo, por la competición con el aval de no haber encajado ni un solo gol hasta el momento. Sí, claro que sabe este cronista que los rivales han sido equipo de categorías inferiores y también un Valencia muy disminuido, pero ante esa argumentación también cabría oponer que ya ha tenido enfrente a todo un Barcelona con la motivación a tope, sin reservarse absolutamente nada, y que la anotación del particular Mateu Lahoz en el acta fue exactamente la misma, un cero en el casillero de los adversarios del Sevilla.

Y como se trata de una crónica de lo acaecido en esta ida de las semifinales y de no entrar en los vaticinios sobre el futuro, pues lo primero que llama la atención es que ambos entrenadores partirán con todo lo mejor de lo que disponen en estos momentos, lógicamente con las importantes ausencias por los lesionados. ¿Rotaciones? ¿Eso qué es? Sobre el césped en el minuto uno están Messi, Dembélé, Griezmann, Koundé, Diego Carlos, Fernando, Joan Jordán, Rakitic y el resto de las estrellas disponibles de ambas escuadras.

El Sevilla camina por la competición copera con el aval de no haber encajado aún ni un gol

La pelota echa a rodar con semejantes actores y lo primero que llama la atención es que el Sevilla sufra más de la cuenta por el costado de Dembélé. Los barcelonistas no quieren permitir que los anfitriones puedan sacar el balón jugado desde atrás y los incomodan, en exceso incluso. En esa fase es el Barcelona quien se puede poner en ventaja, pero el fenomenal pase de Griezmann para Messi se encuentra con un paradón espectacular de un Bono que saca un pie providencial.

La cacha de Koundé a Umtiti para quedarse solo delante de Ter Stegen y definir es de las que duelen

Pero este Sevilla es capaz de sufrir, como dijo Suso en la entrevista concedida a mi compañero Jesús Alba, es un equipo muy pesado, que jamás da su brazo a torcer. El primer aviso llega con un disparo de Koundé con el interior que se le va cruzado, en el segundo el central francés demuestra que está al nivel de los mejores del universo en su posición. Se incorpora al ataque tras una buena jugada y toca la pelota para darle una cacha de las que duelen a su compatriota Umtiti. El resultado es que se queda solo delante de Ter Stegen y ahí también demuestra con sus pelos afros que está al nivel de los mejores delanteros. Definición perfecta, imposible para el portero alemán y el Sevilla estaba uno a cero en el minuto 25.

El juego de los nervionenses se va a tranquilizar a partir de ahí y su control en el primer periodo ya sería absoluto por mucho que la segunda ocasión clara no llegara hasta la prolongación, cuando Ter Stegen le hizo un paradón espectacular a Escudero en un disparo desde fuera del área. Eso sí, ese tramo perteneció con rotundidad al anfitrión.

Enfrente, obvio, estaba el Barcelona y el Sevilla tendría que sufrir en la reanudación. Dembélé volvió a recobrar protagonismo, Koundé, que lo mismo vale para un roto que para un descosido, salvó un gol de De Jong (51’), después llegaría el primer paradón de Bono a Messi y el susto de Dembélé al guardameta marroquí en un córner directo. También, justo es decirlo, En-Nesyri pudo hacer mucho más daño de no haber querido lucirse con un último regate sobre Umtiti.

Los sevillistas sacaron provecho de la profundidad de su banquillo en el final

El Sevilla sacaba provecho de la profundidad de su banquillo, tercera vez que se usa el término EQUIPO en versales con permiso de todos, y en la fase final, mucho más fresco, aprovechó un gran pase con el exterior de Óliver Torres para Rakitic para que el suizo anotara el segundo para los suyos. Ni siquiera el empeño de Mateu Lahoz en darle más emoción a la vuelta con su distinto rasero a la hora de cobrar las faltas pudo evitar ese colchón de dos goles, entre otras cosas porque Bono volvió a lucirse ante Messi. Pero, ojo, también De Jong pudo hacer el tercero de haber sido más egoísta.

Ni una cosa ni la otra sucedieron, el marcador registró un claro dos a cero y ya se verá lo que sucede dentro de tres semanas en el Camp Nou. Pero, de momento, lo único cierto es que el equipo se impuso a las megaestrellas y ese EQUIPO, con esas justas mayúsculas, responde, a día de hoy, por Sevilla Fútbol Club.

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