¿Cuándo podrá Tebas ir a Nervión?
Sevilla FC - Real Madrid | La contracrónica
Al calendario a la carta y asimétrico, el que dispone el clásico a conveniencia, le sale otro reto con la visita del coloso blanco al Sevilla
Sevilla/"Soñé que el Real Madrid salía vestido de color rosa capote y que acababa goleado y entregado, de rodillas, bajo los olés de la grada, con Sergio Ramos, Dani Ceballos y Mariano más cabreados que un mono en una maleta”. Pudo ser el sueño del sevillista más sevillista, también del más iluso. Pero ocurrió. Podía ocurrir como ocurrió un rato antes que el colista Leganés derrotara al líder Barcelona.
Son tantas las cuentas que el sevillismo tiene pendientes con el gran club capitalino, que una victoria les reporta un extra a la altura de un derbi. La pasión que emana de la grada es ya similar a la de los partidos de máxima rivalidad.
Los que ya peinan canas, y muchas, recuerdan aquel gol del alemán Breitner que entró por el lateral de la descosida portería, allá por los setenta (1-1, el 9/11/75).
Los que son algo más jóvenes también tienen clavada en su memoria aquel gol mal anulado a Francisco López Alfaro que acabó en un contragolpe resuelto por Valdano, el 27 de octubre de 1985, para empatar a dos un partido que el Sevilla dominaba 2-0 en el minuto 73. Sí, aquel partido que acabó con Televisión Española difundiendo a cientos de sevillistas alzando los brazos bajo el mural de Santiago del Campo gritando “¡Manos arriba, esto es un atraco!”. Al sevillista se le nombra al árbitro gallego Raúl García de Loza y, en un acto reflejo, levanta los brazos.
Los veinteañeros sí que recuerdan aquel sainete de Iturralde González en la vuelta de la semifinal de la Copa del 2004, cuando Jorge Valdano bajó del palco al vestuario arbitral en el descanso para recordarle al trencilla vasco cuán poderoso es el coloso blanco.
En aquel Sevilla que puso contra las cuerdas al Madrid justo hasta que Javi Navarro fue expulsado en la segunda parte –y Valdano se relajara en su sillón del palco–, ya despuntaba un chaval de Camas también enamorado del rosa de los capotes, como Curro.
Poco se podía imaginar entonces Sergio Ramos que él iba a ser el catalizador de ese aluvión de rayos y truenos que lanzan al Madrid desde la grada de Nervión en todas sus visitas. Él, quizás, no sepa que sus miradas desafiantes, sus manos detrás de las orejas como esperando una respuesta tras marcar aquel penalti, no han hecho sino inyectar de proteínas extras a esos sevillistas que sufrieron el gol de Breitner o el de Valdano, o tantas y tantas acciones que ellos recuerdan como amargas afrentas. Seis veces ha caído Sergio Ramos en sus últimas siete visitas en Liga. Como para no subrayar en rojo la siguiente.
También lo tendrá que hacer Javier Tebas en su calendario a la carta y asimétrico para la Liga 2019-20: para el Madrid, visitar Nervión es un suceso a la altura del clásico y conviene hilar con su fecha.
Mariano superó en decibelios a Sergio Ramos
A Sergio Ramos se le hace realmente desagradable jugar en el Sánchez-Pizjuán. Jamás baja la guardia el sevillismo en cuanto recibe la pelota. El camero acepta el duelo con gallardía. O no: en el minuto 90, con el partido perdido, descartó sacar una falta directa y se la dejó a Mariano para evitar el escarnio. Precisamente el ex delantero del Lyon fue ayer más protagonista, incluso, que el hermano de René: la grada le propinó la mayor bronca de la noche cuando saltó a la hierba en el minuto 59. Un tiro cruzado y alto (70’), un fuera de juego, una amarilla (86’) y esa falta estrellada en la barrera fue su pírrica aportación.
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