Del pisotón de Balde a Isaac al leve toque de Peque a Raphinha: 9 minutos de disparidad arbitral
García Pimienta se quejó levemente de que De Burgos Bengoetxea no revisara el penalti: "Cuando hay contacto dentro el área los árbitros dicen que tiene que ser algo más"
Informe técnico: Un desequilibrio muy evidente
Desde el minuto 14 del partido entre el Barcelona y el Sevilla hasta el minuto 23 se vio cuán dispar puede ser el criterio de los arbitrajes según a quién perjudique o a quién beneficie una acción. En el caso de la dura derrota sevillista en Montjuïc, sin paliativos como reconoció el propio entrenador, De Burgos Bengoetxea entendió que el claro pisotón de Balde en el minuto 14 sobre Isaac no fue merecedor de tarjeta amarilla mientras que pitó sin dudar el penalti de Peque sobre Raphinha en el minuto 23 por un leve toque de su rodilla con la pantorrilla del capitán azulgrana. ¿Qué habría pasado al revés en ambos casos?
Esta es la pregunta que muchos aficionados se hacen cuando su equipo se enfrenta a un grande. García Pimienta fue preguntado por la acción del penalti dado que protestó al cuarto árbitro y revisó la jugada en el monitor del banquillo sevillista. El técnico catalán no quiso poner paños calientes y en toda su comparecencia insistió en que "incomprensiblemente" el Sevilla se fue del partido a raíz de la acción del penalti.
"El penalti lo pita y el VAR no lo corrige. Entiendo que muchas veces cuando hay contacto dentro el área los árbitros dicen que tiene que ser algo más. Naturalmente sí que lo toca. El jugador del Barça hace lo normal, que es provocar la situación del penalti. Pero hay muchas situaciones de ese tipo, algún que otro agarrón, y los árbitros intentan decirte que no es suficiente por decirlo de alguna manera. Pero tampoco es excusa. Han marcado el 1-0 y a partir de ahí el partido ha cambiado", explicó García Pimienta ante la prensa barcelonesa.
La duda seguirá en el aire, al margen de que el Sevilla no presentó batalla alguna desde ese minuto 23 en que sufre el penalti en contra hasta el final del encuentro. Si el pisotón hubiese sido de Isaac a Balde, con la pierna levantada y los tacos por delante en un balón dividido al que llega antes el jugador sevillista, puede que hubiese sido sancionada la acción con amarilla. Es difícil pensar lo contrario viendo las imágenes repetidas. Y en el caso contrario, pues también es complicado pensar que, al menos, De Burgos Bengoetxea no hubiese revisado la acción del penalti en el monitor del VAR a instancias de Del Cerro Grande.
Son reflexiones que no conducen a nada. Y de hecho el Sevilla lo que debe hacer es recomponerse tras el durísimo varapalo y en ello abundó García Pimienta. Pero tampoco es fácil abstraerse de esta realidad del fútbol español, en el que en caso de duda en acciones interpretables, la balanza suele caer hacia el grande y la pataleta de la directiva del Sevilla de no acudir al palco no va a cambiar nada. Y esa realidad también condiciona los partidos cuando éstos están abiertos. A raíz del penalti, en este caso, ya no hubo partido.
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