Sin perder la intensidad
El partido del Sevilla | Análisis
La presión en campo contrario y la seguridad con balón, claves para ganar
Uno a uno: así jugaron los futbolistas del Sevilla
El Sevilla no bajó el pistón, ni con la inercia del 1-0, y sumó un triunfo más –el cuarto consecutivo– gracias a su gran energía y su intensidad. Tras un primer tiempo con control y acercamientos sin remate, el tanto sumado por Ocampos no relajó a los de Lopetegui, que tras el descanso mordieron más incluso a un Mallorca que intentaba sacudirse esa presión pero no lo conseguía.
Ahí emergió de nuevo la figura de Banega y el técnico buscó la velocidad de En-Nesyri para sentenciar el duelo, algo que se haría esperar, pero que llegaría al final en un saque de continuidad que aprovechó la deficiente interpretación de Pozo de la vigilancia defensiva.
Defensa
El tremendo trabajo que el equipo sevillista hace en la presión desde arriba no está al alcance de muchos equipos. Se trata del primer escalón para no conceder ocasiones. En este caso, Lopetegui varió la fisonomía de esa presión, compensando con Óliver Torres el déficit físico que Munir tiene con respecto a los nueves de la plantilla, De Jong y En-Nesyri.
No obstante, el Mallorca incomodó por fases el centro del campo nervionense, unas veces por pérdidas en las entregas que originaban transiciones ofensivas del equipo balear y otras por un mal escalonamiento de los centrocampistas ordenado por Lopetegui. Kubo fue quien más incomodó a la zaga blanca por su capacidad para jugar entre líneas y, luego Trajkowski también dio algún que otro dolor de cabeza.
Ataque
En la primera mitad costó encontrar el camino del área rival. Había control, mayor incluso que otras veces por la ayuda de Óliver Torres en esa posición de falso extremo, pero no había profundidad. Se trataba de acercamientos sin remate mientras Munir no encontraba su sitio y Ocampos no terminaba de irrumpir por la derecha.
Sí tenía más libertad en las llegadas Fernando, que se descolgaba al tener el respaldo de Banega, Joan Jordán y Óliver Torres, que equilibraba el balance defensivo-ofensivo.
Conforme el Mallorca fue perdiendo fuerzas, el Sevilla fue ganando en seguridad en las posesiones. El rival fue descolocándose y Banega buscó los espacios que Lopetegui había mandado atacar con a salida de En-Nesyri.
Los pases largos del argentino acababan por matar el sistema defensivo bermellón y el marroquí tuvo un par de balones más o menos claros para sentenciar, aunque al final lo haría en un gran servicio de Bono tras una estrategia defensiva.
Virtudes
No decaer en ese ritmo frenético que se vuelve infernal e imposible de sostener para los rivales. El equipo salió incluso más intenso en la presión tras el descanso, muy enérgico y con mucha chispa en lo físico.
Talón de Aquiles
En alguna fase de la segunda mitad amagó con meter al Mallorca en el partido y, también, debió sentenciar antes para evitar sustos que finalmente no llegaron.
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