Un pálpito argumentado
Sevilla-Barcelona | La Previa
Primero y tercero se miden en un partidazo sólo privado de atractivo por el plástico vacío de las gradas.
Los locales han mostrado nivel para tutear al Barça.
¡Ay, esos dos puntos que volaron con ese balón en la cadera de Diego Carlos! ¡Qué diferente sería todo! Recibir al Barcelona después de una victoria fuera de casa siempre es un respiro para corazón y espíritu y este Sevilla de Lopetegui se quedó cerca, muy cerca, en La Nucía. Ahora, con el Atlético de Madrid apretando y sin la ayuda de una afición que transforma sus recurrentes quejas en un entusiasmo incondicional en este tipo de partidos, a los profesionales que defienden el escudo del Sevilla les queda una difícil papeleta para defender y dejar el pabellón alto tras la exhibición en el derbi nada menos que con el líder delante y Messi en sus filas.
Porque la referencia para todos, está claro, es el juego desplegado en el encuentro ante el Betis, minutos que llevaron la ilusión a un sevillismo que tan pronto abraza a las farolas para festejar cómo se han tomado sus jugadores el trabajo en el confinamiento como vuelve a ladear la cabeza a modo de desagrado hacia su entrenador.
Tranquilidad en las masas. Aunque las masas, en este caso, se queden en casa tuiteando y viendo el partido por televisión.
Llega un partido grande a Nervión. Un partido de los de 140 euros la entrada, un partido de esos con los que la reventa hace el agosto y de roneo para los aficionados que sólo van una o dos veces al fútbol, en días señalaítos. Real Madrid, Barcelona y derbi, ésa es la trilogía. Pues, por lo pronto, sólo en el primero entró público al estadio nervionense y tampoco le valió la ayuda a los de Lopetegui, que cayeron ante la tiranía de la calidad de Benzema, bestia negra como lo es Messi para el Sevilla.
La frialdad de las voces de los futbolistas rebotadas en eco por el plástico y el cemento de las tribunas vacías puede que se convierta en un Messi más vestido de azulgrana, aunque también puede que no. El Barcelona es un equipo de jugadores acostumbrados a ser aclamados allá donde van y a sentir la pasión de las gradas, tanto para bien como para mal. Al final, esa batalla, la psicológica, es algo que se libra como la futbolística, once contra once, y será el equipo que mejor gestione todos estos aspectos quien esté más cerca del triunfo al filo ya de la medianoche.
A puerta cerrada
La ausencia del calor del público restará potencial al Sevilla, pero los jugadores del Barça prefieren también jugar con una presión que faltará
Armas
Diego Carlos, Koundé, Ocampos, Munir... el nivel en que han vuelto algunos futbolistas del Sevilla es su gran aval
El Sevilla, pese a las pelusillas de muchos por el último empate, ha ofrecido dos muy buenas respuestas competitivas por lo general en la vuelta de la Liga y ése es el mejor aval para plantar cara al líder. Lopetegui y sus pupilos, que se abstraen de todo lo que se opina en el exterior, lo saben y conocen dónde tienen que pulsar para sacar el mejor partido de sus armas.
Tácticamente, puede ser una partida de ajedrez interesante por los estilos de dos entrenadores que, curioso, no se han enfrentado nunca. Por un lado Setién buscará, como siempre, atraer muy atrás la presión de rival para tener luego menos oposición para saltar líneas. Y, por otro, Lopetegui deberá ajustar bien la altura de esa primera línea de presión tan característica de su modelo para no ver a varios de sus jugadores superados por la salida de balón del Barça.
El nivel en que han vuelto algunos jugadores como Ocampos, Munir, Diego Carlos o Koundé hace pensar que apostar por un duelo nivelado es algo que se puede argumentar como punto de partido de lo que va a ser, sin duda, un partidazo. Primero contra tercero. Sólo faltará el calor del público.
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