Un órdago a la historia que la ocasión merece
El vestuario se conjura para asaltar por fin el Bernabéu para despedir a Jesús Navas con honores
El palaciego –cómo no– estaba en el último triunfo en el Bernabéu, el 3-4 de hace 16 años
Dieciséis año han pasado, como el dorsal que luce Jesús Navas en honor a Antonio Puerta, desde la última vez que el Sevilla vencía al Real Madrid en el Santiago Bernabéu. La ocasión, por todo lo que rodea a la cita que servirá –ahora sí– de despedida oficial de la leyenda de Los Palacios, merece que la historia y el destino hagan el lazo perfecto.
No vuelve la plantilla de Xavier García Pimienta al trabajo en la ciudad deportiva hasta mañana miércoles, pero ya el sábado en el vestuario del Sánchez-Pizjuán tras la victoria sobre el Celta quedaba clara una declaración de intenciones: competir al máximo en el Paseo de la Castellana para rizar el rizo y dedicarle un gran partido a Jesús Navas en el que será su último partido oficial en activo.
El escenario, además, no podrá ser más apropiado. El muy remozado e impresionante Santiago Bernabéu, magna obra del todopoderoso Florentino Pérez, verá al Duende de Los Palacios por úlima vez en un campo de fútbol.
Y sus compañeros, lanzados por el último triunfo ante el Celta, queren repetir lo que rozaron en el Metropolitano en la última salida y que no pudieron completar. Pero el boceto está trazado. Los de García Pimienta se han demostrado a sí mismos que hacer saltar la banca en el campo de un grande es posible. Se pusieron 1-3 en casa del equipo más en forma de la Liga, el Atlético de Simeone. El desenlace ya se sabe y de eso debieron aprender los profesionales nervionenses, que guardan esperanzas de que el Real Madrid acuse el cansancio por un largo viaje a Doha y el desgaste de una final como la que tiene mañana en la Intercontinental ante el Pachuca.
El Sevilla no gana al Real Madrid en su estadio desde diciembre de 2008, un 3-4 con Manolo Jiménez y Bernd Schuster en los banquillos. Aquella noche, cómo no, Jesús Navas estaba sobre el césped y contribuía a un triunfo sonado de su equipo (goles de Adriano, Romaric, Kanouté y Renato).
El colofón a su carrera no podía ser mejor. Aunque para eso se deben alinear los planetas... Pero, ¿y si se alinean?
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