La oportunísima reivindicación de entrenador de García Pimienta
El técnico sevillista encara la segunda vuelta de otro modo tras su paso al frente en Montilivi, donde una derrota lo habría dejado ante el abismo tras su pésimo inicio de año
Dos bajas peliagudas del Sevilla para recibir al Espanyol
Cuanto más zumbaba el ruido en los oídos de Xavi García Pimienta, el entrenador del Sevilla ejerció de tal, tiró de casta y coraje y dio un importante golpe con su triunfo en Montilivi. Pocos daban un duro por este Sevilla en Gerona -aunque no esté el horno para bollos de alegorías sobre apuestas...- y ahí salió a la palestra el mejor muestrario del manual del técnico de La Masía, el que hizo una sorpredente primera vuelta con Las Palmas y el que fichó Víctor Orta. Fue una oportunísima reivindicación del entrenador en el momento más necesario, justo cuando estaba en el pico más bajo de imagen y consideración desde su llegada a Nervión para su primera gran aventura en Primera División.
El arranque de año del Sevilla no podía haber sido más espantoso, por desesperanzador, por significativo, por todo lo institucional que rodea a la primera plantilla siempre y que tuvo otro momento de tensión en la Junta de Accionistas y sus consecuencias... La forma en que se le desplomó el equipo a García Pimienta en Almería frente al líder de Segunda División había encendido muchas alarmas. Aquella goleada, además, había hecho daño de veras por lo que se vio en el siguiente partido: la primera parte del Sevilla ante el colista de Primera División fue lamentable.
Los sevillistas, que tanto llevan tragado en las últimas temporadas, no recordaban un marasmo tan espantoso. El equipo había perdido la confianza y se dedicaba a manosear el balón y a buscar a su portero, recordando tiempos pasados que nadie quería revivir. Era una especie de ataque de pánico, una traición al manual con el que llegó al Sevilla García Pimienta, quien siempre abogó por la presión alta y el robo en posiciones adelantadas.
En el actual contexto político e institucional del Sevilla, con una querella, otra más, de José María del Nido contra los dirigentes del club pero con la circunstancia nada baladí de ser la primera del padre contra el hijo, los rumores se habían disparado de forma interesada y el ruido de sables ya se escuchaba en la caseta del cuerpo técnico sevillista. Desde la trinchera de la oposición volvían a surgir rumores de disensiones internas en el vestuario: empezó a difundirse que una parte importante del mismo ya no creía en el mensaje del entrenador, el acabose.
Incluso el sevillismo y la prensa deportiva local, o una parte importante de ambos que siempre habían terciado hacia el técnico en el debate de entrenador versus plantilla, bajo la vieja proclama de que estaba sacando petróleo de la nada, empezaba a darle la espalda al técnico, a sugerir que había mucha más materia prima en el grupo de jugadores que tenía, a ver más los fallos que los aciertos: la inoperancia, la traición al sistema, los fallos en los cambios... Y todo ello aderezado o salpicado con noticias sobre la guerra accionarial o la guinda al entuerto de la implicación de Kike Salas en una presunta estafa a una casa de apuestas.
¿Qué habría significado una derrota fea en Montilivi en ese abrasivo contexto? Quién sabe. García Pimienta es el hombre de Víctor Orta y Víctor Orta es el hombre de Del Nido Carrasco. Ergo... Aquella renovación anunciada en el vestuario tras el triunfo sobre el Valladolid fue una bala que ya no podría volver a gastar el presidente sevillista. De pronto volvía la vorágine negativa y en esas circunstancias es donde hay que ver la personalidad de un técnico. La presión previa al partido era enorme.
De ahí la importancia del paso de García Pimienta ante un Girona que sorprendió a todos no hace mucho, y que puso en el mayor ridículo al Sevilla de Quique Flores hace justo un año. La forma en la que encaró el partido y perseveró pese al gol en contra pesa mucho. “El triunfo es importante por cómo se ha producido”. Así lo reconoció Saúl, que por fin tiró del carro. Como Lukébakio, el referente de la calidad y el gol. El equipo respondió, la medular respondió, los referentes respondieron. Pero lo primero fue el paso del entrenador.
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